28M: Radiografía regional tras las elecciones autonómicas

Extremadura, en tensión política

La líder del PP y el candidato de Vox necesitan sentarse a negociar bajo la amenaza de una nueva convocatoria de elecciones autonómicas si no llegan a un acuerdo. El anuncio del PSOE, la lista más votada, de que intentaría formar gobierno ha acelerado los trámites y obliga al bloque de derechas a definir su pacto antes del 27J

Fernández Vara preside el comité del PSOE donde anunció que intentaría formar gobierno por ser la lista más votada.

Fernández Vara preside el comité del PSOE donde anunció que intentaría formar gobierno por ser la lista más votada. / JORGE ARMESTAR

Rocío Sánchez Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

Un resultado perverso. Es lo que han dibujado las urnas en Extremadura tras las elecciones autonómicas del pasado 28M. El partido que ha ganado las elecciones, el PSOE, no puede gobernar porque el bloque de izquierdas no suma los suficientes escaños; y el partido que ha quedado en segundo puesto, el PP, sí llega a la mayoría absoluta arrimándose a Vox, pero la líder popular extremeña, María Guardiola, ha repetido hasta la saciedad que ella solo gobernaría en solitario porque iba a ser la lista más votada, pero no lo ha sido.

El recuento de papeletas ha dejado un arco parlamentario con empate a 28 escaños entre PSOE y PP, aunque los socialistas han logrado unos 6.000 apoyos más; una mínima ventaja, pero los convierte en ganadores de los comicios. La mayoría absoluta está en 33 (la Asamblea de Extremadura la componen 65 diputados). Unidas (Podemos+IU) se ha quedado en 4 escaños y Vox en 5. Las cuentas están claras:solo suma el bloque de derechas.

Ni uno ni otro

Pero lo cierto es que ni el PSOE ni el PP han logrado lo que aspiraban.Los socialistas barajaban perder la mayoría absoluta de la que han gozado los últimos cuatro años pero no esperaban un resultado tan bajo de votos. Contaban con poder formar gobierno con Unidas, no lo escondieron en ningún momento. Por su parte, la líder del partido morado, Irene de Miguel, a la que llegaron a llamar la Yolanda Díaz extremeña, dejó claro desde el primer momento que esta vez pondría como condición estar presente en el Consejo de Gobierno a cambio de su apoyo. 

Pero a medida que avanzaba la noche electoral la sede del PSOE en Mérida se fue tiñendo de negro. Desde allí lo vivieron como un entierro absoluto, el mazazo no se lo vieron venir y los dejó en shock. Hasta tal punto que en sus primeras declaraciones tras conocer la evidencia de las urnas, Vara pronunció ya un mensaje de despedida. Aunque después el anuncio del adelanto electoral al 23 de julio por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cambiara el panorama.

La presidenta del PP regional, María Guardiola, este sábado en Merida.

La presidenta del PP regional, María Guardiola, este sábado en Merida. / EFE

En el otro extremo, la euforia del PP, que se sintieron los grandes triunfadores del 28M. Los ciudadanos habían hablado y les daban la oportunidad de gobernar.

Si bien no fueron la lista más votada, las urnas sí otorgaron la victoria al bloque de derechas, lo que traducido significa que el sentir mayoritario pedía un cambio de gobierno. De hecho el propio Vara asumió --y así lo pronunció-- la misma noche electoral que los extremeños no querían que él volviera a ser presidente.

El ‘pero’

Pero ahora viene el ‘pero’ para los populares. Guardiola ha negado a Vox por activa y por pasiva durante toda la campaña. Ha repetido, insistido y prometido que no habría ningún miembro de la ultraderecha en su gobierno. Que ella es una mujer centrada (así se define ideológicamente) y que hay determinadas líneas (no las llama rojas, sino verdes, blancas y negras, como la bandera extremeña) que no está dispuesta a pasar. Y en ellas ha metido la defensa del aborto, de la inmigración, de las leyes que protegen al colectivo LGTBI y del concepto de violencia machista. «A las cosas se les llaman por su nombre», ha remarcado. Esas declaraciones le han supuesto algún que otro enfrentamiento en redes sociales con líderes de Vox a nivel nacional, que han ido directamente a atacarla.

Guardiola ha mantenido en todo momento que ella gobernaría en solitario y que Vox tendría que apoyarla. Necesita el sí de la ultraderecha, no le vale con la abstención (porque entonces el bloque de izquierdas sumaría más noes y no podría ser presidenta). ¿A cambio de qué? La respuesta sigue en el aire. Por lo que ha dado a entender el PP hasta ahora, a cambio de nada, más allá de apoyar un programa político que, a ojos de Guardiola, es el que conviene a los extremeños. Y más allá de que no sea el PSOE el partido que vuelva a estar al frente de la comunidad.

¿Qué dice Vox? El candidato regional, Ángel Pelayo, ha roto su silencio a final de semana para dejar claro que ellos no van a regalar nada, pero no ha negado en ningún momento el acuerdo. Lo que no está claro es si el pacto extremeño lo negociará él o su jefe nacional, Santiago Abascal, con un discurso y una exigencia de tocar poder mucho mayor.

Teniendo en cuenta el contexto, a menos que Vox se conforme con nada -esto es, que renuncie a ocupar alguna consejería-, la situación resulta compleja para el PP si Guardiola mantiene su palabra de gobernar en solitario.

La líder popular extremeña ya ha dicho que ellos tienen 28 escaños y Vox solo cinco, que ese resultado no les avala para exigir asientos; pero el PP no puede contar con la baza de ser la lista más votada.

Y es aquí donde el jefe nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha venido a calentar el ambiente. Porque lo que él busca es un acuerdo marco en todo el territorio nacional para que, efectivamente, se deje gobernar a la renombrada lista más votada, una propuesta que el PSOE no ha aceptado en ningún momento. Pero de ser así, el PP se quedaría sin Extremadura, un sacrificio al que Feijóo estaría dispuesto a cambio de ganar «cantidad de capitales de provincias y de diputaciones provinciales». Así lo ha pronunciado también esta semana el líder nacional del PP. No tardó en responder Guardiola que el futuro de la Junta se negociará en Extremadura y no en Madrid.

El candidato de Vox a la Presidencia de la Junta de Extremadura, Ángel  Pelayo Gordillo

El candidato de Vox a la Presidencia de la Junta de Extremadura, Ángel Pelayo Gordillo / Europa Press

Se ha evidenciado el desencuentro entre ambos porque cada cual quiere llevar su ritmo. Feijóo pretende aplazar cualquier negociación a después de las elecciones generales del 23 de julio para evitar que la campaña esté marcada por los pactos con Vox y la cercanía con la ultraderecha. Y Guardiola tiene más prisa, sobre todo porque la jugada de Vara obliga a acelerar los trámites.

El cambio de discurso del candidato socialista y presidente en funciones de la Junta descuadró a los populares. 48 horas después de su despedida dio marcha atrás y dijo que no se iba, que él era la lista más votada y que iba a intentar formar gobierno. Es prácticamente imposible porque aún con el apoyo de Unidas le falta un escaño para llegar a la mayoría absoluta. Pero el gesto les sirve a los socialistas para presionar y obligar a PP y Vox a que pacten si no quieren perder su oportunidad.

Firma de la orden

Está previsto que esta próxima semana Vara firme la orden para que se ponga en marcha la constitución de la Asamblea. Esa primera sesión será como muy tarde el 26 de junio, y en la misma PP y Vox ya tendrán que enseñar sus cartas; se deberá elegir a los miembros de la Mesa de la Asamblea, incluido el presidente. Cada grupo parlamentario propondrá a un candidato, habrá que ver si cada cual se vota a sí mismo (habría empate entre PSOE y PP) o si hay apoyos cruzados.

Podría producirse la situación rocambolesca de que PP y Vox se votaran a sí mismos y Unidas apoyara al PSOE, de manera que la presidencia de la Asamblea caería en manos socialistas.

No ocurrirá, pero Guardiola debe sentarse con la ultraderecha antes de llegar a ese extremo. No les queda otra que entenderse a ambos partidos, de la forma que sea. El acuerdo resultante será muy significativo para medir las fuerzas de uno y otro.

Ese cambio de discurso de Vara sentó muy mal a la líder extremeña del PP, que lo definió como «el último regalo al sanchismo».

Es obvio que la convocatoria de elecciones generales ha trastocado el tablero y que la estrategia socialista es a nivel nacional: azuzar con el miedo de los pactos entre Vox y la ultraderecha para recuperar votantes.

Entonces, ¿quién ocupará finalmente la presidencia de la Junta? También está en el aire la convocatoria de nuevas elecciones en Extremadura, de hecho, el propio Vara ya ha dicho que «es una opción». Lo es. La última salida si no hay negociaciones.

Pero Guardiola ya ha iniciado el acercamiento a Vox; habrá gobierno de derechas, falta decidir cuáles son las condiciones.

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