Guardiola cede y será presidenta tras meter a Vox en su gobierno

Parecía difícil que tras las sonadas discrepancias de la líder del PP regional, María Guardiola, con Vox las posturas se acercaran, pero al final sí ha habido pacto de gobierno 33 días después de las elecciones del 28 de mayo.

Guardiola: "Soy consciente de que puede haber mucha gente decepcionada"

Guardiola, que por activa y por pasiva había asegurado que no sentaría a ningún miembro del partido de Santiago Abascal en su Consejo de Gobierno, cede finalmente y se convertirá en presidenta de la Junta de Extremadura gracias a los apoyos de los cinco diputados extremeños de Vox. A cambio les dará una consejería de nueva creación, Gestión Forestal y Mundo Rural (áreas que hasta ahora formaban parte de la cartera de Agricultura), pero también el senador autonómico designado por la Asamblea y un sitio en la Mesa de la Cámara, en la que Vox se quedó sin representación tras la falta de acuerdo entre ambos partidos y para lo que será necesario una reforma del reglamento actual que ya han previsto.

Además, el acuerdo de gobierno entre el PP y Vox en la comunidad incluye 60 medidas programáticas que han establecido entre las dos fuerzas políticas en varias conversaciones que han mantenido en absoluto secreto en los últimos días. 

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El pacto se terminó de cerrar la noche del jueves, pero no lo difundieron hasta primera hora de este viernes. Sobre las 8.30 horas de la mañana ambos partidos enviaban un comunicado de prensa conjunto anunciando el pacto de gobierno y su posterior firma apenas cuatro horas después en el Parlamento por parte del portavoz de Vox en la Asamblea, Ángel Pelayo Gordillo, y de la presidenta del PP, María Guardiola, que ahora debe registrar formalmente su candidatura para ser investida presidenta en una sesión cuya fecha fijará la presidenta de la Cámara, Blanca Martín. 

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La nota era escueta, querían mantener la expectación hasta la rueda de prensa que sucedió a las 13.00 horas, pero ya avanzaba la base de un pacto de gobierno que días atrás parecía realmente complicado, pero que al final se materializó.

El comunicado previo hablaba solo de la cesión de una consejería (Vox había pedido dos, Agricultura y Cultura, en los primeros encuentros además de la Presidencia de la Mesa de la Asamblea) y también de que habían acordado 60 medidas que estaban centradas en garantizar un gobierno de cambio en Extremadura «que reviertan las consecuencias de la inercia política del PSOE en los últimos años». En lo poco que avanzaron hablaron de medidas «con repercusión directa en los presupuestos generales de la comunidad autónoma» y centradas en las prioridades de las familias extremeñas, en combatir el paro, la pobreza, la falta de oportunidades y la despoblación de Extremadura. 

Con esas medidas, junto con las cesiones de al menos una cartera dentro del gobierno regional y un sillón en el Parlamento, PP y Vox aseguraron que asumían la responsabilidad de dotar a la región de un «gobierno estable y con una hoja de ruta clara para poner fin a las políticas socialistas que han lastrado el desarrollo de Extremadura». Pese a las discrepancias entre ambas formaciones, que han sido públicas y han tenido repercusión en todo el país, en lo que siempre han estado de acuerdo PP y Vox es en evitar un nuevo gobierno del socialista Guillermo Fernández Vara. 

«Para ello, ambas formaciones han centrado sus esfuerzos en alcanzar los puntos en común y en abordar las preocupaciones compartidas por sus votantes y por la mayoría de los extremeños», aseguraron en el primer comunicado conjunto de PP y Vox que pone fin a la incertidumbre política y que supondrá el primer gobierno de coalición en Extremadura.

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