En verano se inician las búsquedas de alojamiento para el nuevo curso

La odisea de encontrar piso de estudiantes en Extremadura

El precio medio por inmueble oscila entre los 600 y los 800 euros, un 15% más caro que el año pasado

Cáceres y Badajoz son las principales ciudades a las que acuden más estudiantes para quedarse a vivir

Tablón de anuncios de la universidad donde se cuelgan ofertas de pisos de alquiler para estudiantes.

Tablón de anuncios de la universidad donde se cuelgan ofertas de pisos de alquiler para estudiantes. / EL PERIÓDICO

Todo alumno tiene marcadas en su mente dos fechas concretas: una, la del fin de clases; la otra, mucho más dura, la del comienzo del curso. En Extremadura, en general, los estudiantes retoman sus lecciones en septiembre, y la fecha varía si se trata de universidad o formación profesional. Sin embargo, quitando alguna que otra excepción, la mayoría se decanta por alojarse en la ciudad en la que estudia y así comienza la ardua tarea de buscar piso en Extremadura. 

Y aquí es donde las inmobiliarias entran al juego. Una de las más grandes, García&Márquez, gestiona la oferta de pisos de Cáceres y Badajoz. Su gerente director, Antonio Correa, asegura que, si bien es cierto que todavía es relativamente temprano, ha notado esta vez menos oferta que en años anteriores, debido en parte a que los estudiantes «se esperan hasta el final, incluso en agosto, para decidir si se marchan o no, o se los pasan de unos a otros» para evitar perder pisos en buenas condiciones. 

Sumado a esto, la desinformación tras la aprobación hace dos meses de la nueva Ley de Vivienda podría ser otra de las razones de esta baja oferta. Según esta normativa, los honorarios de las inmobiliarias corren a cargo del casero, pero solo en caso de que se trate de una vivienda de uso habitual. Los pisos de estudiantes, considerados vivienda de uso temporal, no entrarían dentro de esta categoría, y los gastos de gestión inmobiliaria podrían dividirse a partes iguales entre propietario e inquilino. Sin embargo, para el gerente de García&Márquez, esto podría haber causado confusión. «Quizás los propietarios no lo sepan y por eso también la cuota de estudiantes que teníamos ha bajado un poquito», sostiene. 

En cuanto a precios, la subida es evidente. Aunque depende de la zona, los pisos de cuatro dormitorios ascienden a los 800 euros; para los que ofrecen tres dormitorios el valor oscila entre los 600 y los 650 euros. Unas cifras que se alejan de los años anteriores. En ese sentido, Correa asegura: «Lo que ahora cuesta 800 euros, el año pasado podía costar 600 o 650». Supone un incremento de un 15%. 

El euribor

Las razones a las que pueden aludir los propietarios para esta incipiente subida de precios de alquiler puede ser variada, pero Correa apunta a las consecuencias del incremento del valor del euribor como factor determinante. «Al final tiene que ver con la situación de la vivienda en general. Lo que le ha subido al propietario la hipoteca que está pagando repercute también al precio de alquiler». El euribor, que en los últimos meses ha ascendido a cifras récord, este mes de julio alcanza los mínimos mensuales con un 4,164%, unos niveles que, aun así, dificultan la economía del negocio de las viviendas.  

La inmobiliaria Argenta es líder en alquiler de pisos en Cáceres, y los estudiantes son sus clientes más fieles. Manuel, uno de sus socios, explica que la época de los estudiantes en la ciudad cacereña es muy parecida siempre, aunque este año haya comenzado un poco más tarde. «Ha habido años que el 20 de junio ya se habían ido muchos y este año han aguantado algunos hasta el 10 de julio», afirma. 

Para una demanda constante, llega una oferta que no para de incrementar su valor. Para Manuel ha subido «una barbaridad» y, además, parece ser una práctica en la que todos los propietarios se han puesto de acuerdo.

E igual que en Badajoz, no se trata precisamente de un aumento reducido. Otros años, los precios de los pisos variaban de los 360 euros los más baratos, a 550 euros los más caros. En 2023, en cambio, la diferencia es abismal y se pueden encontrar de 450 a 800 euros. Y, además, los más usuales son los últimos. «De 450 hay muy pocos, no llega ni a un 10%; en cambio de 800, 700 y 600 hay muchos, más que nunca», subraya. 

Pero no todo parece ser negativo. Natalia es estudiante universitaria, lleva dos años viviendo en Badajoz y considera que es una experiencia «enriquecedora», a pesar de los dolores de cabeza que pueda provocar el proceso. Desde 2022 reside en un piso céntrico de la ciudad pacense, que se ajusta a la perfección a los deseos de ella y sus compañeros. 

«Al final tiene que ver con la situación de la vivienda en general. Lo que le ha subido al propietario la hipoteca que está pagando repercute también al precio de alquiler»

Antonio Correa

— Director gerente de García&Márquez

Esta estudiante paga por habitación 167 euros en un piso de tres dormitorios y asegura encontrarse «bastante contenta» porque otros años ha pagado más. 

Sin embargo, tampoco es ajena a la subida de precios de los pisos, aunque no sea su situación. «Yo he tenido suerte de tener una casera que me ha mantenido el precio, pero sí conozco a personas a las que les han subido muchísimo».

Por eso, Natalia manifiesta su convencimiento de que la situación, si no mejora, va a hacer peligrar la estabilidad de los estudiantes. «Poco a poco se nos va a hacer más cuesta arriba poder permitirnos estar fuera de casa, y para muchas personas es fundamental». En ese sentido, propone como solución, «quizás ayudas, becas o bajadas de alquiler». 

Las residencias

Por otro lado, los estudiantes tienen otra opción: las residencias. Por lo general, se diferencian de los pisos en que suelen incluir, además del alojamiento, servicios de limpieza y cocina diaria. Las tarifas suelen variar por zona y por las condiciones de la habitación (existen dobles o individuales) y se sitúan entre los 160 euros las más baratas y 800 euros las más caras. Por todo esto las residencias se convierten en un destino muy solicitado especialmente entre alumnos de primer curso. 

Este es el caso de Juan, que estudia en Cáceres desde hace tres años y los dos primeros los vivió en una residencia. En concreto, son los Apartamentos Universitarios Cáceres, un híbrido entre piso y residencia donde se puede elegir un apartamento individual o doble, con cocina y baño propio, pero que, además, dispone de instalaciones comunes para todos los estudiantes. Juan se decantó por esta opción en primer curso porque no conocía a nadie realmente y vio «con buen ojo» vivir en una residencia, aunque no fuera «al uso».  

Ahora, ya con la experiencia de dos años, es consciente de las diferencias económicas entre piso y residencia. «Creo que es más barato un piso que una residencia», afirma. 

Actualmente Juan vive con sus amigos en un piso de cuatro dormitorios en el que paga 125 euros por habitación, lo que supone un total de 500 euros por el inmueble al completo. 

Las prioridades a la hora de buscar suelen ser bastante homogénea entre los estudiantes, y Juan se decanta por lo básico. «Normalmente buen precio y una buena zona». Cerca de centros comerciales, supermercados, farmacias, bares y discotecas es lo más solicitado. 

Aparte del contacto que pueden ofrecer las inmobiliarias, los estudiantes suelen hacer uso de las redes sociales (ya sea en historias de Instagram, Twitter, Facebook o cuentas dedicadas únicamente a compartir anuncios), plataformas de compraventa como Milanuncios o especializadas en viviendas como Fotocasa o Idealista, e incluso el boca a boca de siempre. 

Los estudiantes se alojan mayoritariamente en pisos compartidos, en Extremadura.

Los estudiantes se alojan mayoritariamente en pisos compartidos, en Extremadura. / EL PERIÓDICO

Normalmente se ponen anuncios vistosos que incluyen ubicación, el perfil del compañero o el piso, lo que se estudia y, en menor medida, el precio. Suele ser compartido por otros perfiles y, poco a poco, se forma una telaraña donde todos comprenden y se compadecen por la dura batalla.

 Y así, en un abrir y cerrar de ojos, el verano se acaba y todos los estudiantes dan la bienvenida, un año más, a su nuevo curso.

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