ENTREVISTA | Sebastián Celestino Pérez Codirector de la excavación del yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo

«El Turuñuelo cada año da enormes sorpresas y solo hemos visto un tercio»

Pedro Mateos, director del Instituto de Arqueología del CSIC; Esther Rodríguez (centro), y Sebastián Celestino Pérez y  co-directores de la excavación junto al equipo de trabajo del yacimiento.

Pedro Mateos, director del Instituto de Arqueología del CSIC; Esther Rodríguez (centro), y Sebastián Celestino Pérez y co-directores de la excavación junto al equipo de trabajo del yacimiento. / Lorenzo Cordero

Juan José Ventura

Juan José Ventura

Los trabajos realizados en el marco de la quinta campaña de excavaciones en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, localizado en el municipio pacense de Guareña, han sacado a la luz los restos de cinco relieves figurados del siglo V antes de Cristo, los primeros pertenecientes a la cultura tartésica (siglos VIII-IV antes de Cristo). Sebastián Celestino es codirector de las excavaciones de El Turuñuelo junto con Esther Rodríguez González. Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid, en la actualidad es investigador científico del CSIC y director del Instituto de Arqueología-Mérida del CSIC. Con ellos un equipo interdisciplinar de jóvenes arqueólogos e investigadores de varias universidades han hecho historia. Cada campaña de investigación logra un nuevo e importante hallazgo. El de esta última ha tenido repercusión mundial. Y están seguros de que El Turuñuelo guarda aún sorpresas, pues solo se ha excavado una parte del yacimiento.

Han encontrado las primeras representaciones humanas de Tarteso. ¿Qué se siente al haber hecho historia?

Al principio se siente un poco de desconcierto. Pensábamos que la cultura tartésica era anicónica, y que todo se representaba con símbolos de la naturaleza o piedras, generalmente dibujadas, pero no con una cara o una escultura como en este caso. Al principio nos quedamos un poco desconcertados. Después empezaron a aparecer más fragmentos, cientos, que han ido uniéndose. Estábamos muy emocionados ante la repercusión que podía tener algo así. 

¿Cómo fue exactamente el hallazgo y cómo comprobaron la autentificación de las piezas?

Autentificarlas era fácil, pues se encontraban en un estrato perteneciente al siglo V antes de Cristo. Primero apareció el fragmento de un ojo con una parte de una oreja que nos llamó muchísimo la atención. Llegamos a pensar en un primer momento que se trataba de la representación de un animal. A medida que fue pasando el tiempo aparecieron más fragmentos y pudimos ir recomponiendo las esculturas. Se encontraban en un estrato del edificio donde se hacía un incendio, con un ritual largo que comprende un gran banquete y se sacrifica una cantidad enorme de animales. Con ellos se procede al incendio del edificio y luego se tapa entero. Así todo queda sellado en la misma época y todo lo que aparece en el interior pertenece a ese ritual. Todavía nos queda mucho por saber de cómo funcionaba este edificio y otros de la zona como el de Cancho Roano. Sobre el año 400 antes de Cristo se decide abandonar estas edificaciones en un ritual en el que comprende su sellado. Han quedado desapercibidas en el paisaje, incluso algunas tenían encinas encima. Nadie podía sospechar que había algo tan bien conservado debajo. No sabemos bien el porqué del ritual. Coincide con la llegada de los celtas en su expansión del norte hacia el sur. El hecho de que estén tapados los edificios parece que es un ritual de los tartesos, porque consideraron que el lugar no es propicio para la explotación agrícola y ganadera. 

Los adornos que lucen en las orejas creo que son determinantes para autentificar el hallazgo. 

El hecho de aparecieran en ese estrato concreto autentifica el hallazgo. Pero sí nos ha permitido descubrir que tenían una joyería, especialmente los pendientes, que son idénticos a los pendientes reales encontrados en Cancho Roano, Aliseda o en otros lugares de Andalucía, especialmente en tumbas.

¿Tienen relación las piezas con el Tesoro de Aliseda? ¿Y con el famoso Tesoro del Carambolo de Sevilla?

Con el Tesoro del Carambolo de Sevilla no, porque es más antiguo y sus piezas tienen una técnica de elaboración distinta. Existe una joyería anterior a la llegada de los colonizadores mediterráneos en oro macizo y con decoraciones muy simples. Los fenicios introdujeron después el oro en hueco, que ahorra material y con técnicas de adorno significativas como las filigranas. El hallazgo del Turuñuelo tiene más que ver con el Tesoro de Aliseda que con el de El Carambolo.

¿Quiénes son las figuras representadas? ¿Deidades? ¿Ancestros?

Es difícil asegurarlo. Seguramente son ancestros. Una de las figuras pertenece a un guerrero, del que tenemos solamente una parte de la cara, una oreja y del casco. En los rituales antiguos mediterráneos son habituales este tipo de representaciones como si fueran deidades que dan fuerza a los guerreros para vencer. Es posible que se trate de ancestros o dioses que protegen algo. Cuando avancemos más seguro que encontraremos más fragmentos y esculturas. Así podremos recomponer una gran escena, un relieve que nos cuente por fin una historia completa.

¿A qué otro hallazgo similar podría compararse?

En el mundo tartésico a ninguno. Es la primera vez que aparece algo así. Si ampliamos el foco a la península podría encontrarse algo parecido en el mundo ibérico de la costa mediterránea, que se extiende desde Cataluña hasta Málaga, donde aparecen representaciones de héroes o dioses en esculturas

Hemos visto dos relieves casi completos ¿En qué estado de conservación está el resto y cuándo podremos verlos?

Se podrán completar cuando avancemos en las excavaciones. Ya veremos si lo conseguimos. El estado de conservación es magnífico, porque están realizadas en piedras y no tienen el problema, por ejemplo, de las realizadas en arcilla, que se pueden distorsionar con el fuego. Algunas están quemadas y aparece la cara prácticamente negra por el incendio, pero al ser de piedra no se deformaron en absoluto. El estado de conservación, insisto, es magnífico, hay que limpiarlas más que restaurarlas.

El hallazgo ha hecho aumentar el número de visitas al Museo Arqueológico de Badajoz…

El director del Museo Arqueológico de Badajoz Francisco Javier Heras Mora estaba encantado. Cuando aparecieron las caras nos pidieron exponerlas. Nosotros aceptamos por supuesto. La exposición se prorrogó hasta el 9 de julio. La exposición ‘Los primeros rostros. Los últimos hallazgos en el yacimiento arqueológico de El Turuñuelo de Guareña’ recibió un total de 10.852 visitantes durante las siete semanas que ha permanecido abierta en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Después se trasladaron al Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares, donde están expuestas hasta el 24 de septiembre, en el marco de la exposición ‘Los últimos días de Tarteso’. Ya lleva 50.000 visitas. Es un gran éxito para Extremadura y todo el país, con una proyección nacional e internacional muy importante.

El descubrimiento se hace en el marco de la quinta campaña de excavaciones. ¿Cuántas campañas hay que realizar para lograr un hallazgo similar?

Eso es muy difícil de decir. El túmulo de Cancho Roano se excavó entero. Las técnicas actuales son muy avanzadas y hacen que los tiempos empleados se acorten muchísimo. Cuando apareció el sacrificio de animales en el patio, con más de setenta animales, nos llevó excavar eso dos años. Nunca sabes lo que te vas a encontrar, ni el tiempo que te va a llevar levantar lo que aparezca. Hemos calculado que en 7 u 8 años tendremos terminado el yacimiento.

¿Quiénes han intervenido en el descubrimiento? Imagino que se trata de un trabajo interdisciplinar…

Hay que reseñar el trabajo de la codirectora, Esther Rodríguez González, que tiene el mismo protagonismo que puedo tener yo. Nos hemos centrado en la creación de un equipo multidisciplinar enorme. Primero, con la etapa del sacrificio de animales, la hecatombe que dio la vuelta al mundo como las que están reflejadas en la Biblia. Para ello creamos un primer equipo de zoólogos y arqueólogos especializados en animales. Después creamos equipos para todo: para las esculturas, para reconstruir el paisaje de la zona… En total son más de 70 personas donde hay arqueólogos, ingenieros, biólogos… no solo de centros y universidades españolas, sino de todo el mundo.

¿Les gustaría que con este hallazgo, al igual que pasó con determinadas películas del cine como Indiana Jones, fomentara el interés por la arqueología?

Claro, y de hecho se nota un interés creciente por la arqueología. Estamos investigando una etapa que ha sido siempre muy enigmática y legendaria, como tartesos, envuelta en el mito y leyenda, que cada vez está más clara. Y eso ha hecho que cada vez mucha más gente se interese por ella. De hecho, en la EBAU este año ha habido preguntas sobre tartesos, que se va integrando en el conocimiento de la historia de nuestro país.

Actualmente no es habitual que un niño o niña diga a sus padres «quiero ser arqueólogo»… ¿Cambiará esto con acontecimientos como éste?

Eso ha sido general desde mi generación. Yo tuve suerte, porque cuando dije que quería ser arqueólogo me compraron botas, carburo y casco para meterme en una cueva, que fue la primera cosa que hice. Eso no es habitual. En la investigación actual hay diez chicos contratados que han estudiado Arqueología y han visto que su esfuerzo se plasma y se ve recompensado. 

¿Qué queda por hacer en el hallazgo de El Turuñuelo? ¿Nos esperan nuevas sorpresas?

En la primera campaña apareció una bañera, que fue muy famosa. Después apareció al año siguiente una escalera de mortero de cal, que pensamos que hasta la época romana no había llegado. Después aparecieron los sacrificios animales y todo el foco se puso en ellos. Después se encontraron vidrios griegos. Y este año nos hemos olvidado de todo lo anterior y nos hemos centrado en las caras. El Turuñuelo cada año nos da enormes sorpresas y hemos actuado solo en un tercio de la superficie excavada, por lo es probable que nos encontremos con cualquier otra cosa.

¿Cuentan con los medios técnicos y la inversión necesaria para continuar la investigación con el nivel requerido?

Con los medios técnicos sin duda. Pertenecemos al Instituto de Arqueología y contamos con ellos. Hemos tenido también un apoyo enorme de la Administración desde el principio. Tenemos el apoyo del Ministerio de Ciencia y la Junta de Extremadura con inversiones suficientes.


Las autoridades visitan el Museo Arqueológico de Alcalá de Henares.

Las autoridades visitan el Museo Arqueológico de Alcalá de Henares. / COMUNIDAD DE MADRID

Los rostros humanos del Turuñuelo, en el Museo Arqueológico de Alcalá 

El Museo Arqueológico y Paleontológico de Alcalá de Henares incorporó las cinco nuevas esculturas de rostros humanos en piedra a la exposición ‘Los últimos días de Tarteso’. Suponen la primera representación humana del mundo tartésico y formarían parte de un relieve. Los madrileños podrán visitarla hasta el 24 de septiembre. Pocas semanas después de la inauguración, el equipo de excavación e investigación del yacimiento extremeño de Casas del Turuñuelo presentó el descubrimiento de unos rostros tallados en piedra que suponen la primera representación humana del mundo tartésico. Se trata de varios fragmentos de escultura de piedra correspondientes a cinco cabezas que formarían parte de un relieve, dos de ellas en muy buen estado de conservación a pesar de haber sido destruidas y estar sometidas a los rigores del incendio del edificio. Pueden pertenecer a dos personajes divinos o humanos, con un estilo artístico muy similar, donde destaca la delicadeza de sus rasgos físicos y la originalidad de sus tocados, que parecen imitar llamaradas.