INFORME DEL CONSEJO DE ECONOMISTAS

Extremadura repite como la región menos competitiva

Con todo, estuvo entre las autonomías que en 2022 registraron un mayor avance

La comunidad solo obtiene una buena nota en el apartado de entorno institucional 

La competitividad de las comunidades autónomas

La competitividad de las comunidades autónomas / El Periódico

Paula Blanco

Extremadura volvió a ocupar en 2022 el puesto de cola del ‘ranking’ de la competitividad regional, una posición de la que no se ha movido en los siete informes anuales que sobre esta materia ha confeccionado hasta ahora el Consejo General de Economistas de España. Y eso a pesar de que en el último ejercicio analizado la extremeña fue una de las comunidades que experimentó una mejora superior a la media, un avance que no impidió que siga cerrando el grupo de autonomías con un nivel competitivo calificado de bajo, en el que también figuran, en orden de mejor a peor, Principado de Asturias, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Castilla-La Mancha, Islas Baleares, Canarias y Andalucía. 

A partir de 54 variables e indicadores agrupados en siete ejes competitivos (entorno económico, mercado de trabajo, capital humano, entorno institucional e infraestructuras), los expertos del Consejo de Economistas elaboran el Índice de Competitividad Regional (ICREG), que lidera Madrid, con un valor de 15,82, cifra que no está lejos de multiplicar por tres la extremeña (5,53). A continuación aparecen País Vasco (13,22), Navarra (13,20) y Cataluña (11,16). 

Los dos archipiélagos y Andalucía, cuyas economías se vieron especialmente golpeadas en 2020 y 2021 por el impacto del covid, conforman el grupo de autonomías donde el crecimiento del ICREG fue más intenso en 2022. A continuación aparecen Extremadura y Galicia. En el caso extremeño, la progresión experimentada, explica el informe, se fundamenta en el dinamismo de tres de los ejes que se examinan: el mercado de trabajo, el capital humano y la innovación. Con todo, en los dos primeros Extremadura sigue estando incluida entre los territorios con un nivel bajo, mientras que en innovación obtiene una nota media baja. De hecho, solo en uno de los siete apartados que comprende el estudio, el entorno institucional, se le da una valoración media alta, pese a que en 2022 experimentó un retroceso.

Dos años después de la irrupción del covid en España, de la guerra en Ucrania que llevó la inflación por las nubes y los tipos de interés al alza y de la crisis energética que asoló a todos los países de la Unión Europea, la competitividad de las regiones ha recuperado los niveles de 2019. Tras un fuerte rebote del PIB entre 2021 y 2022, la competitividad estructural de las 17 comunidades autónomas aumentó un 4,9% en 2022 en sintonía con la evolución general de la economía. No obstante, José Carlos Sánchez de la Vega, director técnico del informe, avisó durante su presentación de la «excesiva polarización de las comunidades autónomas en virtud de sus rasgos». Por un lado, se consolidan las cuatro principales por ser las más punteras. Madrid consigue mantenerse por la fortaleza y el liderazgo de esta comunidad, que se deben en mayor parte a que lideraron el crecimiento del PIB real en 2022 con un crecimiento del 7,2%, una fuerte renta per cápita y su apuesta por la innovación con un clima que favorece la creación de empresas. El País Vasco recupera la segunda posición, por encima de Navarra, por su fuerte dinamismo del último año. Por debajo de las cuatro primeras regiones hay pocos cambios. "Se observa que paulatinamente mejoran esos niveles, pero no en cifras suficientemente elevadas como para que haya una dispersión", añadió Sánchez de la Vega.

De izquierda a derecha: Sara Argüello, secretaria general técnica del Consejo General de Economistas de España; Patricio Rosas, coordinador del Informe de la competitividad regional en España; Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España; José Carlos Sánchez de la Vega, director técnico del Informe de la competitividad regional en España, y Salvador Marín director del Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas de España.

De izquierda a derecha: Sara Argüello, secretaria general técnica del Consejo General de Economistas de España; Patricio Rosas, coordinador del Informe de la competitividad regional en España; Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España; José Carlos Sánchez de la Vega, director técnico del Informe de la competitividad regional en España, y Salvador Marín director del Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas de España. / CGE

El mayor o menor éxito empresarial viene determinado por múltiples factores, según los economistas que han elaborado el informe. Por un lado, procede del tamaño de las empresas. El tejido empresarial español se caracteriza por su reducida dimensión (el 95,7% son micropymes, con menos de 9 empleados en su plantilla). Es un rasgo compartido con otros países de la UE, pero el caso español se mantiene ligeramente por encima de la media europea. "Las empresas grandes son menos vulnerables ante situaciones como las vividas en el 2020, son más proclives a los cambios, se adaptan mejor a las innovaciones y tienen mayores ventajas a la hora de captar financiación", explicó Sánchez de la Vega. Solo así aumenta la eficiencia de las empresas, agrega, y se incrementa la competitividad de los territorios donde se asienta la empresa.

Aun así, el PIB per cápita español se ha alejado de la media comunitaria. El crecimiento medio anual del PIB español per cápita ha sido 1,3 puntos inferior al de la UE-27. Este freno al proceso de convergencia se inició en 1995 y se ha reflejado en la situación de las comunidades autónomas. En 2007, siete regiones presentaban un PIB per cápita superior a la media europea y solo una estaba por debajo del 75%, mientras que en 2021 cambiaron las tornas: solo tres comunidades autónomas superaron la media y seis se encontraban por debajo del 75%.

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