Las colmenas extremeñas se mueren

El cambio climático vuelve locas a las abejas extremeñas

Las explotaciones de Extremadura experimentan una alta tasa de mortalidad que se sitúa en el 45% de la cabaña por la incidencia del ácaro de la varroa

Apicultores extremeños en su explotación.

Apicultores extremeños en su explotación. / EL PERIÓDICO

A.V.N.

Las colmenas extremeñas se mueren. De hecho, la tasa de mortalidad se sitúa en el 45% de la cabaña durante este invierno, un porcentaje similar al del año anterior, pero que inquieta al sector por el gasto que supone la repoblación.

El responsable de apicultura de Asaja Extremadura, Paulino Marcos, subraya a la agencia Efe que el cambio climático causa el incremento del ácaro de la varroa, uno de los causantes de esta mortandad, cuyos niveles se elevan 35 puntos por encima que hace diez años. Ante esta situación, el sector reclama más investigación e implicación de las administraciones.

En este contexto, Marcos explica que Pinofranqueado celebrará unas jornadas técnicas en febrero para informar a los apicultores extremeños y de otras zonas sobre las opciones de utilizar no solo productos químicos, sino también orgánicos (como ácido oxálico o fórmico), todos ellos tratamientos autorizados, en la lucha contra el ácaro, para lo cual se congregarán expertos de otras comunidades autónomas y países.

Objetivo: parar esta lacra en la apicultura extremeña

También se contará con laboratorios para que arrojen luz en relación con si se estudian nuevas moléculas para frenar la incidencia de la varroa, con el objetivo "de parar esta lacra, pues se dedican ya tres cuartas partes del año a repoblar la cabaña que se muere".

Esta circunstancia provoca importantes desembolsos en la repoblación de las colmenas, en un contexto donde además "todo sube, desde los envases al azúcar" mientras el precio de la miel desciende como consecuencia de la competencia de productos extracomunitarios.

La cotización de la miel extremeña

Las cotizaciones de las mieles han bajado en torno a un 30 por ciento en relación con hace dos años. Una situación que "si no cambia llevará a que muchos apicultores echen el cierre, pues no salen los números", resalta el responsable de Asaja Extremadura.

El cambio climático es otro de los enemigos de la apicultura extremeña, pues "después de temperaturas bajas ahora se viven días prácticamente de primavera, lo que vuelve locas a las plantas y a las abejas".

A este respecto "puede ser que las abejas empiecen a criar con estas temperaturas y después lleguen 15 días de frío y las mate debido a su incidencia sobre las crías... esta es la realidad que vive hoy el sector".