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Climatología adversa/efectos en el campo

La falta de lluvias lleva al límite a los ganaderos

Las organizaciones agrarias hablan de pérdidas millonarias y urgen medidas que ayuden a paliar el problema de escasez. Charcas y pozos están secos y muchos se ven abocados a pagar ya por cisternas o por otras fincas que aún tienen agua

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La falta de lluvias lleva al límite a los ganaderos

Ala charca le queda agua para 10 o 15 días y de los dos pozos de la finca ya no puede sacar más. Si no llueve (y en cantidad suficiente) a Ismael García ya solo le quedará la opción de cargar cisternas de agua en pozos públicos para mantener a sus 30 vacas. «Llevo desde los 20 años en el campo (tiene 37) y es uno de los peores años que he vivido», resume este ganadero y agricultor. La razón, la sequía, y en la letra pequeña de todo esto, que hace casi un mes tuvo que trasladar a su ganado desde su finca de Medina de las Torres a otra situada a 60 kilómetros, en la zona de las Vegas del Manzano (en Hornachos), porque en su campo ya no había ni agua ni comida para las vacas.

«Mi finca tiene dos charcas, tres pozos artesanos, un pozo de sondeo, un arroyo y la ribera, en la que siempre había quedado algún charquito en verano», recuerda. Con ese agua y los pozos, salvaba el peor momento del año. Pero la escasez de lluvia acumulada en los dos últimos inviernos ha acabado agotando todos los recursos entre junio y julio. Ya entonces estaba además suplementando con heno la alimentación de sus vacas y sopesó abrir un nuevo pozo de sondeo; pero costaba al menos 6.000 euros y finalmente se decantó por alquilar, por 20.000 euros, una finca abandonada en la que había tanto agua como comida. «Si me hubiera venido a esta finca a principios de verano, me habría ahorrado mucho dinero», dice desde su explotación junto a Hornachos. Aunque aún le queda pasto, en menos de un mes el agua ya también escasea allí y, si no cambia (mucho) la situación, en dos semanas no quedará tampoco ningún recurso para beber.

Las sequías han existido siempre y son cíclicas: cada cinco años, más o menos, llega una época en la que escasean las lluvias. «El problema es que ahora esos ciclos se prolongan más tiempo y el verano dura cada vez más», dice el ganadero. «Yo esto no lo dejo porque esto es mi vida: me encantan el campo y los animales y trabajo en lo que me gusta», dice García (habla con apasionamiento de su actividad), «pero entiendo que haya gente que, en esta situación, quiera abandonar».

220 euros al día/ Miguel Cabello lleva también desde el mes de junio proporcionando alimento a sus ovejas y, desde julio, bombeando los pozos para suministrarles además agua. La factura asciende a unos 220 euros al día para abastecer las 2.000 cabezas de ganado bovino principalmente (es la mayor explotación en Europa de oveja merina negra, una especie autóctona en peligro de extinción ), pero también algo de caprino, asnal y aviar. «Hay ganaderos que no pueden más y que barajan dejar la actividad», explica sobre su entorno. Él se muestra dispuesto a resistir aunque reconoce que el escenario actual es «desesperante» porque a la climatología adversa se unen además los problemas que arrastra el mercado desde hace al menos un lustro. «No podemos estar asumiendo más costes y vendiendo la carne a un precio cada vez más bajo. Eso es insostenible y yo entiendo que hay que ser realista y que si las cuentas no salen, hay que buscar la forma de comer todos los días», insiste. Por eso cree que la clave estará para muchos en lo que pase en el otoño, en si llueve, si llueve lo suficiente, y si lo hace de una forma lo suficientemente serena para que las charcas se puedan llenar de agua, el campo de pastos («porque ahora está vacío, a cualquier sitio que mires, está pelado», dice) y para que los acuíferos tengan capacidad de recuperarse.

Cabello tampoco es nuevo en el sector ganadero de la región. Conoce bien el oficio, que heredó de su padre y en el que le acompañan también su mujer y dos de sus hijos. Por eso no es la primera situación de escasez de agua que vive. «Pero ninguna como esta», matiza. «Porque los piensos no valían lo que valen ahora, la paja tampoco y los seguros atendían esas circunstancias», se queja.

Los problemas con Agroseguros es una de las quejas que repiten los ganaderos. Ismael García dice que este año pagó 1.500 euros para asegurar su explotación, y lo que ha recibido para atender los problemas por la sequía asciende a 300 euros. «Solo en alimentación me he gastado este verano unos 3.000 euros y más de 200 en arreglar la avería de uno de los motores para bombear el agua», enumera. Y, junto a eso, el desembolso por el alquiler de la nueva finca... «Yo para eso, el próximo año prefiero no tener seguro», asevera.

reunión con la junta/ Las organizaciones agrarias destacan que el año no está siendo fácil en el campo y que la peor parte se la está llevando la ganadería por la situación de sequía, aunque la ausencia de precipitaciones está afectando en mayor o en menor medida a todos los sectores agroganaderos. La próxima semana se reunirán con le presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, para trasladarle la situación agónica del sector.

«Queremos poner sobre la mesa el drama que atraviesa el campo, para plantear que se pongan en marcha medidas que permitan aliviar un poco a los afectados», explica el dirigente de Apag Extremadura Asaja, Juan Metidiari, sobre la cita prevista para el 11 de septiembre. «Lo que vemos es muy preocupante porque no hay pasto y tampoco agua. El gasto para echar de comer y dar de beber a los animales está llevando al límite a muchos ganaderos» dice Metidieri, que confía en que el otoño sea «normal» y pueda dar un respiro al sector

UPA habla de pérdidas de 171 millones en la ganadería este año, principalmente por los sobrecostes que están originando la escasez de precipitaciones y la necesidad de que haya que proporcionar a los animales tanto alimento (con piensos, paja...) como agua (abriendo pozos, llenando con cisternas los abrevaderos...)

«La situación es insostenible, los ganaderos lo están pasando mal y no han tenido una respuesta adecuada por parte de las administraciones», lamenta el dirigente de UPA-UCE Ignacio Huertas. Solo la UE se ha arbitrado alguna medida consistente en ampliar del 50% al 70% la proporción de las ayudas del pago directo que se pueden reclamar este año a partir del 15 de octubre o levantando el requerimiento de no producción en los barbechos (aunque de tener algún efecto esta última medida, no se vería hasta el año siguiente). Pero la negativa de Agroseguro a modificar el índice de sequía según el cual la situación de este año es de normalidad, les está perjudicando de forma grave «porque los ganaderos no cobran a pesar de la situación de pérdidas», explica.

400 ovejas/ María Pía Sánchez no sabe que pasará cuando las 400 ovejas que tiene ahora trashumando en Palencia estén de nuevo en su finca, próxima a Mérida, en menos de un mes. «No sé cómo lo voy a hacer, porque llevo desde el mes de julio pagando por cisternas (una cada diez días aproximadamente) de agua para el abastecimiento de mi casa». Pero en el mes de octubre las ovejas estarán de vuelta a Extremadura y necesitarán también que se les proporcione agua y comida en la finca y de momento no hay ni una cosa ni otra.

«Es inviable abastecerlas diariamente con cisternas porque es una ruina», asevera. «Pero es que aunque llueva, tiene que ser mucho para que las charcas puedan coger agua suficiente tal y como está el terreno de seco», añade. La alternativa, en su opinión, pasa por que la Administración diseñe algún tipo de ayudas para que los ganaderos puedan tener recursos para estas situaciones. «Porque el problema del agua en el campo, no es ya de un año puntual», afirma la ganadera.

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