La ciudad atrapa al visitante por su pasado histórico

¿Qué es ser de Mérida de toda la vida?

La pasión por su equipo, la Semana Santa, el Carnaval, el Teatro Romano y la Mártir Santa Eulalia son el ADN del emeritense de pro

En la capital de Extremadura dicen ‘acho’ y se sienten tan de centro como de barrio

El Teatro Romano de Mérida.

El Teatro Romano de Mérida. / EL PERIÓDICO

Para alguien de la capital extremeña hay cinco cosas sagradas. El Teatro Romano, la Asociación Deportiva Mérida, Santa Eulalia, Semana Santa y el Carnaval. Incluidos quienes aborrecen el fútbol o son ateos. En cuanto a idiomas, puede entenderse, de una acera a otra perfectamente, con pocas y reducidas palabras. Entre ellas suele destacar el ‘acho’. 

Los emeritenses tienen un don y esa mezcla natural de hablar con unos y otros, de ser de barrio y sentirse del centro, de estar cenando con cualquier mandamás y al momento estar tomando una cerveza o un vino con el amigo de siempre, poder sentarlos juntos y que enseguida fluya la conversación como si tal cosa. Hablar de deportes, del último negocio que se ha abierto en la ciudad, de política y de trabajo, de los turistas que acaban de llegar, de la Loba Capitolina, del Acueducto de los Milagros, de los bares de la plaza de España, de la paz que trasmite pasear por el parque de la Isla, la magia del Templo de Diana.

Una fuente mágica (plaza de España).

Una fuente mágica (plaza de España). / ALBERTO MANZANO

De lo bien que se vive aquí, claro, y de los cambios que haría la gente si les tocase ser alcalde o presidente de la Junta. Hablar de las cosas cotidianas, si los desayunos están más ricos aquí o allí. Además prefieren jugar al Euromillón antes que a la Primitiva o La Quiniela. Un premio menor de 10 millones de euros no les compensa.

Mucho más que un sentimiento.

Mucho más que un sentimiento. / EL PERIÓDICO

Posee más de 60.000 habitantes, se perfila en claro crecimiento urbanístico y atrapa al visitante por su pasado histórico. Es romana, pero también visigoda y árabe, un lugar que es Patrimonio de la Humanidad (Unesco). Una auténtica joya. 

Romanos en el Templo de Diana.

Romanos en el Templo de Diana. / EL PERIÓDICO

Si viaja fuera de la región, lo comparará todo con su patrimonio monumental y paisajístico. El Empire State con la torre de Ocaso. O la Muralla China con su alcazaba, el Guggenheim con su museo romano y las playas de Huelva con el embalse de Proserpina... En cuanto a risas, sabe reírse con los demás y de sí mismo. Con esto, dirán algunos, se nace. Pero el emeritense se hace; se hace si se quiere, pero se hace. Se hace al jersey por los hombros, a tomar el vermú y a quedar entre ellos cuando residen fuera.

La patrona de la ciudad.

La patrona de la ciudad. / ALBERTO MANZANO

Y para terminar, una advertencia clave. Alguien de Mérida siempre evitará a las personas sacarina, esa que es tan dulce como falsa. La que te invita a su casa, pero no te dice dónde está o te abraza mirando a la grada. Porque, si un emeritense te invita a su casa o un emeritense te abraza, lo hace de corazón.

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