UN PROBLEMA EN LAS PIERNAS LE HIZO LLEGAR A LA ONCE

El mecánico que trajo la fortuna a Mérida

Julio Vallejo asegura sentirse muy querido por la gente de la ciudad

El cuponero posa en su despacho móvil.

El cuponero posa en su despacho móvil. / ALBERTO MANZANO

Julio Vallejo fue mecánico hasta que un problema en las piernas le causó una discapacidad. Desde hace cuatro años rehízo su vida vendiendo cupones de la Once en Mérida. Posee un despacho móvil en la céntrica calle Juan Pablo Forner (al lado de la sucursal bancaria del BBVA). Este montijano cuenta con don de gentes y un ingenioso pico de oro que le permite vender sus productos como churros. «Te han tocado 50 euros en el rasca», «Le pueden tocar 500.000 euros por dos euros», «hoy la suerte puede llamar a su puerta», apunta entre su fiel clientela. 

Es muy querido en la capital extremeña y le encanta su trabajo. Y no solo por la ilusión que reparte. Este cuponero indica que los emeritenses siempre fueron «muy amables» desde el principio con él. «Soy una persona que hace amistades fácilmente. Noto que la gente me quiere. Y cuantos más premios reparto, más me quieren», bromea.

Aunque la mayoría de sus compradores deja en sus manos la elección del cupón, también dispone de otros muchos que juegan el número del nacimiento de su madre, hijos, aniversarios de bodas..., y otros que piden terminaciones concretas, algunas que les parecen bonitas o que les produce alguna intuición de que la suerte les acompañará.

Trabaja a pie de calle, haga sol, llueva o nieve. «Más de una vez me he tenido que meter en la sucursal bancaria por las condiciones climatológicas, pero es lo de menos», explica el vendedor. Vallejo es, por lo tanto, un emeritense de adopción que reparte felicidad. Por eso, los vecinos lo reciben con una sonrisa y los brazos abiertos.

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