En mi atalaya

El Pregón de Eva Fernández y el Papa Francisco en Mérida

Sublime, magnífico, memorable… 

El Papa Francisco participó en el Pregón de la Semana Santa de Mérida que ofreció Eva Fernández.

El Papa Francisco participó en el Pregón de la Semana Santa de Mérida que ofreció Eva Fernández. / Ayuntamiento de Mérida

Rafael Angulo

Rafael Angulo

Anda que menuda faena nos ha hecho Eva Fernández con el Pregón que nos impartió el memorable sábado; ahora, por su culpa, durante algunas generaciones no podrá haber pregones en Mérida. A ver, a ver quién es el guapo que se atreve a subir al púlpito sin temer, y haría bien, las comparaciones; a ver, a ver, quien, él o ella, acepta hablar de la Semana Santa emeritense con la elocuencia que lo hicieron Eva y Francisco que, como telonero, dudo que haya alguien más excelso en toda la humanidad. Con elocuencia, con extraordinaria lucidez y agudeza de juicio. Tampoco he encontrado en el diccionario palabras para definir el Pregón, y mira que las he buscado. Sublime, magnífico, memorable, incomparable… Todo se me antoja corto, porque no admite semejanza. Si pregones son amores éste ha puesto el listón inalcanzable, caramba, Eva, la que has liado tendiendo puentes, elogiando afectos, suscitando sentimientos (a lágrima viva) dando testimonio de Fe y de Amor. Una catequesis agradable que hasta contagió a don José Rodríguez Carballo, nuestro Arzobispo bis (de momento) que de suyo se explaya y, en este pregón, fue comedido, acertado y clarito. ¡Bravo por Don “Paz y bien”!

También es cierto que, al poco de empezar a hablar, Eva se ganó a un auditorio entregado, buena gente que compartimos afanes e ilusiones de nuestra Semana Santa, que sabemos que la Semana Santa de Mérida no es la fiesta de la primavera donde se asiste a desfiles artísticos, nosotros no sacamos nuestros Pasos y Palios para entretener a los turistas, por mucho interés turístico que se tenga, las procesiones son catequesis vivas donde se vive el mensaje de Cristo Resucitado. Quedó claro que celebrar la Semana Santa, el Triduo Pascual, el acontecimiento histórico y único de la muerte de Cristo y su Resurrección es celebrar nuestra vida. Las procesiones no son espectáculos que adornan de tradición y cultura nuestras calles, son testimonio de Fe. Y esto, lo dijo el Papa. Si encima, Eva se dedica a tocarnos nuestros amores Maternos citando con delicadeza y de manera queda las advocaciones marianas de Mérida, si lo adorna con loas al primer sagrario que tuvo el hijo de dios en la tierra, el vientre de su bendita madre, para que quieran más. Miren, yo se lo voy a resumir: el Pregón fue una de las horas más apacibles de mi vida y, si a todos nos gustan los finales felices, este lo fue desde sus comienzos, marcando historia, porque hace falta valor para decir que Mérida es la cuna del cristianismo en la península ibérica. Y, esto, lo ha dicho el Papa, se lo hizo decir Eva. ¡Cómo no le vamos a perdonar que, por su culpa, no vuelva a haber pregones en Mérida!