Las autovías dejan una huella inevitable en el terreno y provocan una cicatriz en el paisaje. Eso es indiscutible, tanto como la imperiosa necesidad de las comunicaciones. Llama la atención que dos autovías de la provincia cacereña destaquen precisamente por incorporar soluciones novedosas, aportadas por profesionales de la Demarcación de Carreteras en Extremadura y empresas colaboradoras, que reducen el daño al medioambiente y favorecen el desarrollo de la flora y la fauna en su entorno. Se trata de la A-66 (Ruta de la Plata) y la A-58 (Cáceres-Trujillo), donde además se han optimizado las inversiones, es decir, se han introducido medidas de coste contenido y siempre con más de un objetivo cada una.

Hacer una gran actuación para salvar una zona de montaña con varios millones de euros tiene su mérito, pero en el caso de las autovías cacereñas las soluciones han sido muy distintas, más pequeñas, más integradas en el paisaje, más económicas y con los mínimos costes de mantenimiento futuro. Por ejemplo, se han reducido notablemente los árboles talados en las dehesas que atraviesan las autovías. Generalmente, cuando empiezan estas obras se cortan todos los ejemplares hasta 8 metros a cada lado del trazado, pero en el caso de la A-66 y la A-58 se han salvado la mayoría, modificando el curso de caminos y cunetas, o cortando solo ramas.

"Aunque no lo parezca, esta medida no resulta nada fácil de aplicar, y es mucho más el esfuerzo que el coste. Hemos tenido que proteger los árboles uno a uno de la maquinaria durante los trabajos", explica José Ignacio Sellers, ingeniero técnico de obras públicas y responsable de temas medioambientales de la Demarcación en Extremadura, dependiente del Ministerio de Fomento. En ambas autovías (incluido el trazado pacense de la A-66) se han salvado 3.700 encinas, especie muy difícil de trasplantar, equivalentes a 154 hectáreas de dehesa. Ahora los conductores las contemplan y sus raíces estabilizan los desmontes.

Los árboles situados justo en el trazado tampoco se han perdido: han sido trasplantados. Así ha ocurrido por ejemplo con 12.000 olivos y 1.000 encinas adultas en la A-58 y en el tramo regional de la A-66. Además, los responsables han extremado el cuidado cortándolos o podándolos en la época invernal para perder los menos posibles. Se ha llegado a pedir permiso a los dueños de los terrenos aún no expropiados para que permitieran que sus árboles fueran preparados en la temporada conveniente, evitando su muerte en futuros traslados, y han accedido.

Cabe destacar que esta práctica de podar, trasplantar y plantar se ha adecuado a cada especie y a su época más favorable, en lugar de hacerlo todo a la vez, cuando acaban las obras, o un mes antes de la inauguración. Lógicamente resulta más difícil de planificar, "pero hemos aplicado una máxima: lo que se haga, que se haga bien, con criterio. Son actuaciones vivas, se garantiza su supervivencia y se reducen los costes en herbicidas, plagas...", matiza Ignacio Sellers.

Los taludes también han sido cuidados. Están poblados de arbustos y se han introducido especies autóctonas que apenas precisan mantenimiento el primer año. Son distintas según la orientación solar y el tipo de terreno. Con ello se ha logrado mayor integración ambiental y estabilidad de tierras, sin recurrir por ejemplo a las mallas de polietileno que se ven en otras carreteras. "Coste mínimo y gran eficacia", precisa Sellers. Por ejemplo, se han plantado 1,8 millones de arbustos en ambas autovías y hoy sobrevive el 80%.

Asimismo, se han realizado tratamientos mixtos novedosos para el envejecimiento de taludes en roca. También se ha investigado con plantaciones en roca viva (alcaparras, higueras...) que han sido efectivas y ofrecen un aspecto integrado a coste mínimo.

En el caso de las típicas hileras de plantas en la mediana, la Demarcación ha conseguido una doble función: por un lado, ornamentación, y por otro, seguridad vial, ya que su densidad permite la posibilidad de circular con luces largas. Además, se han plantado pantallas arbóreas de ocultación de ciertos puntos, por ejemplo para tapar el efecto cuchillo que genera la barrera metálica en los pasos superiores.

Sin pretenderlo, las isletas de los enlaces se han convertido en algunos casos en pequeños vergeles o áreas protegidas , a salvo de las alimañas y de los daños de vandalismo, según ha comunicado a la Demarcación la propia Consejería de Medio Ambiente, que las considera lugares de recuperación animal y vegetal.

PASO DE FAUNA Las autovías suponen una barrera a la libre circulación de los animales, acostumbrados a vagar libremente por el entorno. En la Demarcación han desarrollado varias soluciones curiosas. Destacan los pasos específicos y exclusivos para la fauna, como el falso túnel del Puerto de los Castaños, que por la parte superior es puro campo, y un puente entre Oliva y Villar de Plasencia de amplias dimensiones, que por debajo facilita el tránsito de la fauna.

También hay obras de paso con usos compartidos y compatibles, es decir, por donde puede discurrir el agua bajo la carretera, pero también mamíferos, anfibios, batracios, vehículos... Para ello se agrega un pasillo junto al cauce y en definitiva se consigue una sola infraestructura con varias funciones, en lugar de tener que construir otras.

Los estudios de huellas y las fotografías con cámaras especiales realizadas por la Demarcación arrojan resultados llamativos. Revelan que estos pasos han sido utilizados por cabras, ciervos, cigüeñas, cogutadas, conejos, corzos, culebras, garduñas, gatos monteses, ginetas o jabalíes, hasta un total de 33 especies.

ESCAPE DE ANIMALES Resultan muy originales las soluciones aportadas para evitar los accidentes de tráfico por la entrada en la autovía de animales incontrolados. Los que acceden a la carretera suelen hacerlo por los enlaces, donde se interrumpen los cerramientos. La idea es, sobre todo, facilitar su escape al campo. "Por ello hemos instalado rampas de escape metálicas que devuelven a los animales a los parajes anexos, y otras con la misma funcionalidad de hormigón y tierra. Se han colocado no menos de cuatro por cada enlace, y otras en lugares puntuales como los ríos", indica Sellers.

Con el mismo fin se han emplazado puertas abatibles --también cuatro por enlace-- que solo se abren hacia fuera y permiten la huida de los animales. De igual modo, los tubos que pasan bajo la carretera funcionan como rampa de escape, además de dar paso al agua y permitir el tránsito de pequeñas especies.

Existe otra medida complementaria: la colocación de hileras de plantas en los pies de los desmontes que protegen contra la caída de piedras, dan resguardo a los animales descontrolados que han podido acceder a la autovía (les disuade de cruzar), y son agradables a la vista.

También se han aplicado medidas de mayor alcance, costosas pero necesarias, por ejemplo el cambio del trazado para salvar zonas ambientalmente protegidas como Valcorchero (Plasencia) y Valdesalor (espacio sensible de regadíos), mediante sendos rodeos. En cambio, en los Llanos de Cáceres-Sierra de Fuentes se ha practicado justo lo contrario: una gran recta paralela durante 20 kilómetros a la N-521 para afectar lo menos posible a la zona de protección de aves.

Ambas autovías incorporan otros recursos novedosos, como las balsas de retención de vertidos en arroyos importantes que luego desembocan en pantanos y otros cauces mayores. Están concebidas de tal modo que permiten separar el agua de otras sustancias contaminantes más o menos densas que hayan podido derramarse. De hecho ya han demostrado su eficacia, cuando un camión en 2008 provocó un vertido grave de gasoil en las inmediaciones de Cañaveral. Una de estas balsas impidió que los 36.000 litros de gasoil llegaran directamente al embalse del municipio, lo que hubiera supuesto su cierre y desembolsos millonarios para limpiar la zona.