Un día redondo, perfecto. Rafael Nadal pudo disfrutar jugando al tenis y lo aprovechó inflingiendo un duro correctivo a su amigo David Ferrer en la final del abierto de Acapulco. En 65 minutos y cerdiendo solo dos juegos ya al final del partido se apuntó el segundo título en el Abierto mexicano que había conquistado por primera vez en el año 2005, con apenas 18 años. Con éste ya son 52 títulos en su palmarés y 38 de ellos en tierra.

Nadal necesitaba cruzarse en el camino de su retorno a las pistas tras siete meses lesionado con un rival a los que respeta. Desde que debutó en el torneo de Viña del Mar, donde llegó a la final, o en Sao Paulo, donde ganó el título más pendientes de una pésima pista que de su juego, el exnúmero 1 mundial no había encontrado un contrincante de los top ten para medirse como Ferrer, tres veces campeón en Acapulco y que defendía el título tras haber revalidado los títulos de Auckland y Buenos Aires. Un rival que en su tiempo de ausencia le arrebató la cuarta plaza mundial aunque siempre ha sido el primero en advertir que lo había conseguido gracias a la larga lesión de rodilla del mallorquín.

Pero por si acaso, Nadal entró en la pista con el cuchillo en los dientes para evitar cualquier sorpresa. Desde el primer punto renunció a una batalla de desgaste, consciente de que su físico no está aún para maratones en los que Ferrer se encuentra como pez en el agua. El resultado fue una paliza reconocida por el propio tenista alicantino. "Estoy feliz porque Nadal ha vuelto, pero hoy me ha fulminado".

Nadal apostó por la agresividad, golpes ganadores, un ritmo trepidante, casi como si jugara sobre esas pistas de cemento en las que finalmente ha decidido probarse en Indian Wells. "Hoy jugué como si esos siete últimos meses no hubieran existido, aunque existieron y hay que tenerlos presentes", valoró.

PRUEBA El campeón mallorquín tenía dudas sobre jugar el primer Masters 1.000 de la temporada o quedarse en tierra. "Las opciones son pocas, pero eso depende solo de Rafael", había dicho a Toni Nadal, su tío y entrenador.

Tras ganar en Acapulco, Nadal ha optado por probar sus rodillas en un torneo de máximo nivel, con rivales duros y sobre una superficie que le perjudica. "Me encanta y me apetece seguir compitiendo, la rodilla ha respondido bien esta semana y esperemos que todo siga por el mismo camino en pista dura. Debo hacer caso a mi corazón y éste me dice que debo seguir compitiendo, que necesito ir a jugar el siguiente torneo y eso haré", valoró. Nadal tendrá la oportunidad de tocar pista dura mañana en la millonaria exhibición que disputará en el Madison Square Garden de Nueva York junto a Juan Martín Del Potro, Serena Williams y Vitoria Azarenka.