El Periódico Extremadura

El Periódico Extremadura

Mario Martín Gijón

Espectráculo

Mario Martín Gijón

EndLove

Nunca se insistirá lo suficiente sobre la importancia de tener buenos profesores

Nunca se insistirá lo suficiente sobre la importancia de tener buenos profesores, y por eso da tanta rabia que tantos empleados en la docencia falten flagrantemente a las cualidades que debería de tener un docente, empezando por el sentido de la justicia, la paciencia y la empatía con los alumnos. Especialmente crítica es la labor de los profesores de secundaria, pues es en la adolescencia donde se deciden (o no) las vocaciones y se ponen los cimientos, firmes o endebles, del futuro de cada uno.

En mi caso, algo tendrá que ver en mi escasa habilidad con los números el haber tenido en mi instituto nefastas profesoras de Matemáticas, y en cambio haber tenido algunos excelentes profesores en las asignaturas de letras. Ya hablé alguna vez de Jesús Miranda, el carismático profesor de Filosofía, pero aún más importante fue para mí la labor de Patricia Blanco Embid, profesora de lengua que nos dio clase en 4º de ESO, en el I.E.S. Pedro de Valdivia de Villanueva de la Serena. Patricia era por entonces una joven profesora de Zaragoza, que se había presentado a las oposiciones en Extremadura, y Villanueva era su primer destino: transmitía entusiasmo por la literatura y, en mi caso, fue la primera persona que elogió mi escritura, de un modo superlativo, a propósito de un trabajo sobre el Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Algo que muchos profesores, con un sentido de la autoridad equivocado, evitan, elogiar, cuando precisamente muchos adolescentes es lo que necesitan, en esa etapa de crisis y baja autoestima. Algo tendría que ver en que años después decidiera estudiar, tras muchas dudas, Filología Hispánica.

Me consta que la labor de Patricia Blanco siguió siendo fructífera en otros centros de Extremadura, pues el mejor amigo que tuve en la carrera, también la había tenido como profesora, en este caso en Mérida. También pasó por Zafra y Navalmoral de la Mata, antes de pedir el traslado a su Zaragoza, para estar cerca de sus padres y hermanos.

Hace algunos años volvimos a retomar el contacto, enviándole yo mis libros, y ella me contó de sus proyectos de escritura: un libro de magníficos sonetos, aún inédito, y un proyecto ambicioso y heterogéneo, mezcla de ensayo, diálogo y ficción, titulado EndLove, elegía, celebración y recuerdo de un amor tan apasionado como conflictivo. Ese libro, del que durante un tiempo nos fue enviando adelantes a un grupo de lectores amigos, ha sido publicado finalmente por la editorial granadina Esdrújula, y se presentará el próximo jueves 3, a las 19 h., en la Biblioteca Pública de Cáceres.

Hasta no hace tantos años, la expresión de la pasión y el deseo femeninos era algo minoritario en la lírica, donde la mujer solía ser el objeto del deseo, no el sujeto: bellezas anheladas, desde la Laura de Francesco Petrarca a la amada de La voz a ti debida, de Pedro Salinas. Hoy en día, en un contexto de relaciones cada vez más igualitarias, la cosa ha cambiado, y en estas páginas ya comentélibros como Limbo y otros poemas, de Ada Salas, o Sellada, de Esther Ramón, que reflejan la visión de la mujer sobre el amado.

Es en esta tradición reciente que se podría situar un libro que, por otra parte, por su carácter rupturista, se resiste a cualquier calificación: dividido en 32 capítulos, desde el inicio se anuncia que estos “no siguen un orden preciso, cada lector puede elegir su ruta de lectura”, pues en efecto, los amores pasados pueden recordarse desde cualquier momento: la ruptura, el inicio, o cualquier episodio intermedio. Imposible resumir, en este breve espacio, el espectacular despliegue de saberes e intereses que aparecen en esta obra: quienes conocemos a Patricia Blanco reconoceremos referentes muy suyos, como la ópera o Cortázar. A los nuevos lectores les espera una fiesta de los sentidos.  

*Escritor

Compartir el artículo

stats