Opinión | El apunte

6.600 millones de litros desembalsados

Hacía cuatro años que en el Guadiloba no se soltaba agua. Al menos desde 1995, la CHT ya sabe que es pequeño

El agua sale del Guadiloba, el pasado martes, por uno de sus aliviaderos.

El agua sale del Guadiloba, el pasado martes, por uno de sus aliviaderos. / Lorenzo Cordero

Más de seis hectómetros cúbicos, en concreto han sido 6,6, se desembalsaron esta semana del Guadiloba, del pantano que abastece de agua a la ciudad desde hace más de medio siglo. Son seis mil seiscientos millones de litros que han salido aguas abajo. Y no ha sido de los desembalses con mayor volumen que ha habido en las últimas décadas. El anterior fue en 2018, entonces, al igual que se ha hecho ahora, se pudo parar el trasvase de agua desde el embalse de Alcántara después de su periodo más largo de funcionamiento (desde febrero de 2015 a marzo de 2018). 

Así es el Guadiloba. Pequeño, demasiado con sus 19,2 hectómetros de capacidad útil para abastecer a Cáceres, Sierra de Fuentes y Malpartida. Es un embalse que durante largos periodos, cada vez mayores, tiene agua gracias al trasvase desde Alcántara, pero que al menos una vez por lustro, aquí también el intervalo del paso de años es mayor, se llena y lo hace con bastante rapidez una vez que, tras varios días de intensas lluvias, empieza a correr el agua en su cuenca. Con esos 19,2 hectómetros habría para casi dos años de consumo en los tres municipios a los que suministra. Pero sin trasvase se vacía

El 8 de diciembre tenía almacenados ocho hectómetros cúbicos (mantenía esa capacidad por el trasvase de agua del embalse de Alcántara, ya que de lo contrario estaría vacío). Pero desde ese día empezó a ganar un hectómetro diario hasta el 12, entre ese lunes y el martes 13 pasó de 12,6 a 17,5 hectómetros cúbicos. Llegó hasta el 85% de su capacidad, lo que obligó, por seguridad, a empezar a soltar agua. 

Y lo mismo pasó con el embalse de Alcántara, que es la verdadera fuente de abastecimiento de la ciudad. En pocos días pasó de la cota 194, en la que se ha mantenido durante los últimos meses para no dejar sin suministro a Cáceres, a la 211. Hace mucho tiempo que no estaba en una cota tan alta.

Pero estos datos no ocultan la realidad de que el Guadiloba es insuficiente. Ya en el año 2002, en el proyecto que elaboró el Ministerio de Medio Ambiente sobre las obras que eran necesarias para garantizar el abastecimiento de agua a la ciudad, se hacía mención al estudio sobre las posibilidades ciertas de aumentar la regulación en la cuenca del Tajo, un trabajo realizado por la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y en el que se ponía de manifiesto la imposibilidad de satisfacer las demandas asociadas al embalse del Guadiloba en el horizonte del año 2012. No obstante, cuando se hizo ese estudio se desconocía aún que la población de Cáceres se ha estancado, precisamente, desde ese año 2012.

Desde principios de siglo se barajaron dos grandes soluciones. Una fue la construcción de una presa en el río Almonte, descartada por la protección que se da al río. Y la segunda fue un trasvase desde los embalses de Portaje y Gabriel y Galán, descartado por el incremento de costes que hubiese supuesto la construcción de infraestructuras para pasar los ríos Tajo y Almonte. La solución definitiva, la obra ya debería haber salido a concurso, es una nueva toma en Alcántara. El Guadiloba se seguirá utilizando, pero la nueva solución, cuyo coste se repercutirá en el recibo del agua, permitirá trasvasar directamente el agua a la estación de tratamiento de la Montaña, sin tener que pasar por el Guadiloba, ese embalse de principios de los años setenta que desde 1995 se sabe que no es suficiente para Cáceres. 

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