Opinión | Zona Zero

A vueltas con la IA

Programando ordenadores debe estar siempre el hombre, medida de todas las cosas

Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad». Con estas palabras arranca Charles Dickens su Historia de dos ciudades. Siempre me ha fascinado estas primeras líneas magistrales, porque, aunque describe la vida en el siglo XVIII, pueden aplicarse perfectamente para los albores de este siglo XXI, tan terrible y apasionante a la vez. Tras una pandemia devastadora, el planeta está en estertores de parto. La invasión de Ucrania se ha convertido en el gran hecho disruptor de la realidad. Cuando finalizó la segunda guerra mundial se instaló una suerte de estabilidad en el mundo, solo rota por conflictos de ‘poco calado’, si se piensa en que la globalización del conflicto puede ser cuestión de un «quítame ya esas pajas». 

Nunca el ser humano ha disfrutado de logros como la inteligencia artificial ni de avances como el ChatGPT. Vengo de un mundo en el que los apuntes en la universidad se «pasaban a máquina». Ahora basta con que el alumno se dé un garbeo por Google para obtener resultados casi óptimos en cualquier trabajo. Por contraste, no he visto más pobreza intelectual que en los actuales movimientos terraplanistas y conspiranoicos, cuyos seguidores defienden sus ideas con una ferocidad que da miedo. Estos tiempos que han alumbrado a personajes como Donald Trump y Putin a la vez me llenan de turbación a la vez que me fascinan. Nunca, desde que he tenido uso de razón, el mundo ha estado más cerca de un conflicto global. Y también nunca los avances de la tecnología se han podido disfrutar tanto. La IA me da miedo, pero a la vez me subyuga. ¿Vamos a un mundo en el que manden las máquinas y nadie tenga criterios propios? Personalmente pienso que no. Programando ordenadores y máquinas debe estar siempre el hombre, medida de todas las cosas y responsable de que estos puedan ser a la vez los mejores y peores tiempos de la historia.