Opinión | Calle libre

Nacionalismos

Leyendo algunas obras sobre la Historia más reciente, te reafirmas en la idea de que los nacionalismos representan lo opuesto a la defensa de los valores de un socialista. Prueba de ello, nos lo da Jon Juaristi, en su novela ( galardonada con el Premio Azorín en 2007) ”La caza salvaje”. Una vez terminada, me confirma el mensaje que transmite la nota de prensa que reseña su contenido, en el sentido de que en este libro se escribe sobre la ausencia de escrúpulos y la falta de moral en los nacionalismos y totalitarismos que protagonizaron el siglo XX.

Y es que no conviene olvidar, a modo de ejemplo, que durante la Dictadura un sector radical del nacionalismo vasco, precedente de ETA, señalaba que ellos no tenían nada contra Franco, sino contra España. Se señalaba que “ si Franco arruina España, pues ¡ Viva Franco! También predominaban actitudes racistas como la que precisaba que Euskadi era Europa, mientras España es África, poniendo como referentes la situación de las Hurdes o de la propia Extremadura. Del mismo modo, se reproducían la quejas por las inmigraciones de los que denominaban maketos a finales de la década de los 50.

Ahora que se debate sobre la decencia, la indignidad, y el poco respeto a las víctimas de las propuestas de determinados intentos por ser concejales de candidatos a las elecciones municipales ( ya sea por Bildu, ya sea en el caso de uno de los condenados por la matanza de Atocha para ir en las listas de Falange), tenemos que defender, con los argumentos que nos propicia la democracia, que contamos con unos principios que hacen ver el valor del mestizaje.

El resultado de nuestra cultura es la consecuencia de la convivencia, tanto en tiempo como en espacio

Escuchaba recientemente en una retransmisión deportiva, como se hablaba de atletas españoles de ‘origen marroquí o subsahariano’ pero nunca de atletas españoles de ‘origen suizo, francés o norteamericano’ ( que los hay). En ambas situaciones nos encontramos con personas que llevan varios años viviendo entre nosotros. No somos conscientes de que el resultado de nuestra cultura es la consecuencia de la convivencia ( con sus altos y sus bajos, con sus progresos y sus retrocesos), tanto en el tiempo como en el espacio, de multitud y diversidad de razas, creencias y procedencias.

Así, hemos de concluir, que la mejor manera de fortalecer nuestro sistema de vida es contribuir a la difusión de la existencia de puntos de encuentro, ya sean interculturales, ya sean multiculturales. Los nacionalismos, llevados a su máxima expresión, sólo insisten en marcar las diferencias. A mi, me interesa más buscar las convergencias. 

* El autor es historiador y diputado socialista en la Asamblea de Extremadura