La pausa

Septiembre

La temida y ansiada rutina. O salir de ella. Viajar. Volar. La lejanía. La sensación de desconexión. El privilegio de zambullirte en la lectura. Que te atrapen las historias, una tras otra

Rocío Sánchez Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

Una puerta que se cierra. Un inicio y un final. Las despedidas. El paso al otoño, a la melancolía. Los recuerdos. La nostalgia. Otra vez esa puñalada en el estómago por los que no están. Otra vez esa imagen que se cruza y te reafirma el boquete. La herida que permanece abierta. ¿Nunca se cura? Otra vez esa sensación de cómo es posible que la vida siga así sin más. Sin tregua. Sin respeto.  

El desconsuelo del tiempo perdido, el dolor por el tiempo que se perderá. La angustia de lo que se escapa entre los dedos. La certeza de no poder evitarlo. Asumir a lo que estamos renunciando. Aceptar lo que estamos dispuestos a perder. Comprender que poder elegir siempre es una suerte.

Los olores. A lluvia. A tierra mojada. A lápices de madera por estrenar (ojalá oliera a tiza y no a pantallas digitales). El inicio de curso. Las ganas de empezar. De estrenar. De probar. De arriesgarse. ¿Por qué no?

El cansancio de aguantar los egos. El desaliento porque nada cambia. La incomodidad de permitirlo. De ser cómplice. La esperanza de que a lo mejor esta vez sí. El eterno bucle de darte otra oportunidad. Pelear por no dejar caer los brazos.

La evidencia de que el miedo frena. La libertad de vivir sin él. El reconforte de saber qué significa. Saborearlo. La certeza de no querer volver atrás.

La reflexión. Pararte a pensar antes de que el día a día te arrolle de nuevo y ya no haya perspectiva. 

Lo efímero del conocimiento. ¿Qué conocimiento? No nos da tiempo. Bombardeo de imágenes, de titulares, de noticias súper trascendentales de última hora que se esfuman a los dos minutos y ya nunca más vuelven a ser importantes. No es vivir el momento. Es malvivir. Al final del día, la sensación de vacío. ¿Pero nos hemos enterado de algo?

La temida y ansiada rutina. O salir de ella. Viajar. Volar. La lejanía. Descubrir. Improvisar. La sensación de desconexión. El privilegio de zambullirte en la lectura. Que te atrapen las historias, una tras otra. Alimentar el alma. Los atardeceres, ahí siguen.

 Saber que hay que volver. Afrontarlo.

Así es septiembre. Una puerta que se abre. Un inicio y un final. 

*Periodista

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