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Triunfar agota

CONCIERTO DE QUEVEDO.

CONCIERTO DE QUEVEDO.

Francisco Rodríguez Criado

Francisco Rodríguez Criado

No consigo clasificar el adiós anunciado de Quevedo, que ha dado como excusa para apartarse de la música que no es una máquina. ¿Es un meme, una broma, una campaña de marketing? Entendemos que el cantante canario, de 22 años de edad, habrá quedado exhausto tras una carrera musical que ha durado… poco más de tres años.

No es la única estrella que en los últimos tiempos ha sorprendido a sus seguidores al tomarse un retiro momentáneo o definitivo. Hemos visto a futbolistas rechazar ir al Mundial por cansancio, tenistas en lo más alto de la ATP que han dejado la raqueta por fobia a hablar con los medios, políticos mesiánicos que saltan del barco al menor contratiempo, y otros casos más dramáticos como cantantes y actores que se suicidan en el clímax de sus carreras… Si a los jóvenes de antes nos enseñaban a no desmoronarnos ante el fracaso, urge aleccionar a los jóvenes de ahora a no derrumbarse ante el éxito.

Si a los jóvenes de antes nos enseñaban a no desmoronarnos ante el fracaso, urge aleccionar a los jóvenes de ahora a no derrumbarse ante el éxito.

Al final resulta que todo lo que nos agota y nos deprime a los ciudadanos de a pie, aquello que nos debilita y empequeñece (la hipoteca, las dificultades para llegar a final de mes, las facturas impagadas, la falta de reconocimiento profesional), es un salvoconducto necesario, un ancla a la dura realidad que nos obliga a luchar sin excusas ni muestras de cansancio hasta el final, a morir con las botas puestas. El cansancio está ahí para todos. Es solo que los ricos, cuando están cansados, se retiran, mientras que los pobres nos reponemos con una buena siesta.

Algunos jóvenes lo quieren todo y ya, y cuando lo consiguen corren a refugiarse en la cueva, ese lugar sin flases donde nadie puede recordarles que tuvieron la mala suerte de alcanzar sus objetivos.

Los tiempos están cambiando, no cabe duda. Tanto, que ya no sabemos qué es más duro de digerir, si el éxito o el fracaso. Quizá lo más inteligente en estos tiempos sea pedir que nuestros sueños no se hagan realidad.

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