Apaga… y vámonos

El 43 Grupo del Ejército del Aire, que esta noche recibe el aplauso de la sociedad extremeña, arranca su período de mayor actividad contra los incendios

Tienen siete bases desplazadas, una de ellas en Badajoz

Con sede en la base aérea de Torrejón de Ardoz, el 43 Grupo tiene como misión principal colaborar en la extinción de los incendios forestales además de participar en labores de búsqueda y salvamento. 

Su historia se remonta a 1970 cuando el Ministerio de Agricultura adquirió los primeros Canadair CL-215 que llegaron a España en febrero de 1971. Apenas un mes después, el 11 de marzo realizaban su primera misión, concretamente una búsqueda SAR (Servicio Aéreo de Rescate) al oeste del cabo Finisterre.

Hoy mantienen siete bases desplazadas (Salamanca, Santiago de Compostela, Badajoz, Málaga, Zaragoza, Albacete y Pollensa) durante el período de máxima actividad, entre el 15 de junio y el 30 de septiembre. Entre estas fechas, en la base aérea de Talavera la Real, se encuentra operativo uno de los efectivos de los once disponibles. Hay que tener en cuenta que del total de aparatos disponibles, dieciocho, hay que restar los que se encuentran en período de revisión en la base de la Maestranza en Albacete.

El 43 Grupo abasteciéndose en el embalse de Arrocampo.

El 43 Grupo abasteciéndose en el embalse de Arrocampo. La Central Nuclear de Almaraz, al fondo. / CEDIDA

De cara a mejorar los efectivos disponibles, actualmente hay aprobada la modernización de la aviónica de diez de estas unidades y a través de la Unión Europea se han adquirido cinco nuevos efectivos que empezarán a incorporarse en 2028.

Fue quizá 2022 el año de mayor actividad, el de los incendios más devastadores. Solo en Extremadura ardieron unas 7.000 hectáreas en los incendios de Ladrillar, Monfragüe y Torre de Don Miguel.

El 43 Grupo en labores de extinción.

El 43 Grupo en labores de extinción. / CEDIDA

Si la operación de un año ‘normal’ supone entre tres mil doscientas y tres mil quinientas horas de vuelo, de las que unas dos mil quinientas corresponden a extinción, en el año 2022 supuso multiplicar por tres estas cifras. Horas que se obtienen respetando las limitaciones legales de vuelo que suponen un máximo de noventa horas de vuelo al mes con un máximo de nueve horas diarias para el personal.

Durante los cinco meses, del 1 de junio al 31 de octubre, de máxima actividad de extinción, ninguno de los miembros del Grupo dispone de vacaciones de cara a disponer del 100% de los efectivos.

El 43 Grupo opera a las órdenes de la Unidad Militar de Emergencias, creada en 2006 y operativa desde el año siguiente, que se activa tras la solicitud de la comunidad autónoma al Ministerio de Transición Ecológica de quien depende el 43 Grupo. A partir de ese momento, los medios aéreos se ponen a las órdenes del director de extinción de la comunidad autónoma afectada que es quien coordina los medios, tanto aéreos como terrestres.

VÍDEO | Así actúa en un incendio el 43 Grupo Ejército del Aire

Estudiada improvisación

La operación de estas aeronaves exige mucha improvisación perfectamente estudiada. Así, la disponibilidad de embalses en la cercanía del incendio o la procedencia de los vientos condiciona la operación de carga y posterior suelta de agua sobre el mismo. Su capacidad de seis mil litros de agua y hasta trescientos de espuma que mejoran la efectividad de las descargas debe hacerse sin las ayudas de las que dispone un aparato que opera en pistas convencionales, donde datos tan básicos y trascendentes como la procedencia e intensidad del viento deben calcularse a veces con métodos basados en la experiencia como la procedencia del ruido de los motores.

Espectacular, aunque no exenta de riesgos es la toma de agua en espacios abiertos como el mar donde a pesar de la sensación de amplitud, la operación se hace más complicada y peligrosa al no tener una superficie calmada sobre la que realizar esta maniobra.

Disponen de ciento cuarenta efectivos humanos que se distribuyen a partes iguales entre setenta efectivos en tierra y setenta miembros de personal de vuelo, que incluyen los cuarenta y cinco pilotos y los veinticinco mecánicos. Cada tripulación de vuelo está formada por tres miembros: dos pilotos y un mecánico de vuelo.

Llegar a volar nuestros famosos ‘botijos’ no es fácil. Tras el ingreso en la Academia General del Aire (AGA), los pilotos no empiezan a volar hasta el tercer año, en el que la Pillán primero y el C-101 el año siguiente, se convierten en sus aviones escuela. En el quinto y último año de formación es cuando los pilotos son destinados a las distintas unidades: Caza en Badajoz, Transporte en Salamanca o Helicópteros en la base granadina de Armilla. Los pilotos del 43 Grupo se nutren de la unidad de transporte, siendo este destino uno de los más demandados.

El 43 Grupo, los ‘Corsarios’, mantienen dos aviones en estado de alarma permanentemente durante los 365 días del año. La única unidad con alarma permanente en la base aérea de Torrejón de Ardoz.

Su denominación de Corsarios procede de las concesiones que las naciones hacían a sus tripulaciones para poder pasar por alto algunas leyes, siempre en favor de sus gobiernos. En este caso, estas concesiones son siempre en favor de los afectados por la devastación del fuego y en contra solo de su propia seguridad. ¡Larga vida a los Corsarios!