«Cáceres Love», exclamaba el siempre polifacético Boris Izaguirre en sus redes sociales y de nuevo volvía a dirigirse el foco hacia Atrio y Helga de Alvear, la dupla perfecta que está convirtiendo a la capital cacereña en el destino de moda del turismo nacional e internacional. El presentador, escritor y guionista venezolano ha sido el último rostro conocido en pisar el Relais&Chateaux de San Mateo y el Museo de Arte Contemporáneo de la plaza Marrón. Lo ha hecho este fin de semana con visita incluida a la parte antigua y los imprescindibles vídeos que ha compartido en su perfil de Instagram luciendo bolso de Anna Cortina.

La visita de Boris Izaguirre se une al largo listado de televisivos o protagonistas del papel couché que eligen Cáceres como destino. Entre ellos, Pepe Rodríguez, uno de los cocineros más reconocidos en el panorama gastronómico nacional y una de las caras más famosas de los fogones y la televisión, Tamara Falcó (hija de Isabel Preysler), la modelo Eugenia Silva que acompañó una foto suya con la sugerente frase ‘Por los tejados de Cáceres’, o los periodistas Andrea Ropero e Iñaki López que aseguraban: «Esto de tener los sábados libres para poder perderte por Cáceres es un auténtico lujazo». A ellos se unen los periodistas, Helena Condis y Juanma Castaño, que durante su visita al Helga colgaron una foto en la que preguntaban: ‘¿Museo o aeropuerto?’

Los rostros conocidos

Los rostros conocidos EL PERIÓDICO

Esta llegada de famosos se convierte, indiscutiblemente, en un escaparate de promoción que pocos imaginaron cuando en enero de 2004 los dueños de Atrio, Jose Polo y Toño Pérez, adquirieron el edificio de 520 metros cuadrados entre San Mateo y la calle Olmos donde hoy se levanta su establecimiento de lujo. Los empresarios fueron unos visionarios frente a la horda de detractores que amparada incluso por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, dependiente de la Unesco, más conocido como Icomos, auspició toda una cruzada en contra de este edificio diseñado por los arquitectos Tuñón y Mansilla porque estimaban que era un ataque al patrimonio sin precedentes.

Estaban equivocados y el tiempo ha dado la razón a Jose y Toño. Tanto es así que el pasado 18 de marzo, Mónica Luengo, vicepresidenta de Icomos, admitió que no estuvieron «afortunados» cuando pusieron en tela de juicio el impacto de las obras del Relais&Chateaux en la ciudad monumental.

Nacidos en 1961, los dueños de Atrio estudiaron juntos el Bachillerato. En 1986 fundaron su restaurante en la plaza de los Maestros y en 1995 ya tenían el Premio Nacional de Gastronomía. Su historia de amor discurre paralela a sus proyectos empresariales (ahora ejecutan otro hotel de lujo en la calle Ancha que prevén abrir para el verano tras la adquisición del Palacio de los Paredes Saavedra).

Y es que tener un hotel de cinco estrellas en la parte antigua es un hito turístico para Cáceres y que una empresa local se instalara con tanto poderío en un lugar como la ciudad monumental, tan emblemática como sin vida, fue trascendental. Participado por el Consejo de Administración de la Sociedad de Fomento Industrial de Extremadura (Sofiex), controlada por la Junta, en el proyecto hotelero se invirtieron en ese momento alrededor de 6 millones de euros (1.000 millones de pesetas).

Atrio, considerado hoy uno de los diez mejores restaurantes de España por las más prestigiosas guías gastronómicas abrió finalmente en febrero de 2011 tras un proyecto de recuperación que se alargó siete años. Cuenta con restaurante y un hotel boutique de 9 habitaciones y 5 suites que disponen de vistas panorámicas de la ciudad t están dotadas de la última tecnología. El Restaurante, Alma de Atrio, ha conservado su identidad culinaria y cuenta con un salón espacioso y lleno de luz y con una bodega que contiene 35.000 botellas de vino de más de 20 países diferentes.

Tiene en su haber numerosos premios, el más reciente el Grand Prix l’Art de la Cuisine que concede la Academia Internacional de Gastronomía concedido en 2021, y dos estrellas Michelín, el máximo reconocimiento que se dispensa a un restaurante en España. Tras el milagro están sus propietarios, que ahora desde San Mateo trabajan no para servir comidas o vender habitaciones sino para hacer --aseguran-- «felices a la gente». Tanto es así que fueron ellos, merced a su amistad con Tuñón y Mansilla y con la coleccionista alemana lograron que sus obras, entre las más valoradas del mundo, dieran vida al museo de la calle Pizarro, con entrada también por la plaza Marrón e inaugurado hace un año por los Reyes.

Porque si Atrio es un referente para la gastronomía a nivel mundial, el Helga de Alvear puede presumir de ser su homólogo en el arte contemporáneo. En un tiempo récord, tan solo doce meses después de su apertura ya como museo, ha logrado posicionar con su icónico edificio y su colección, una de las más valiosas de Europa, a la ciudad como un destino para los amantes de la vanguardia artística. 

Años de trabajos para ampliar la que fuera la primera sede en la Casa Grande se han materializado con creces en un inmueble que ha recalado en prácticamente todas las portadas del mundo y ha sumado reconocimientos, la candidatura a Mejor Museo Europeo del Año y ha sido incluido entre los 100 lugares a visitar en el mundo de la revista Time, entre otros.

En este momento afronta ya la última de sus obras para sumar un edificio más que servirá como almacén para albergar toda la colección de la galerista, estimada en al menos 3.000 obras. En la ciudad ya se encuentran al menos 300 obras, una gran parte expuesta en las instalaciones, entre ellas, la que da entrada al museo y una de las más icónicas, la lámpara de Ai Wei Wei, que propició la visita del propio artista hace meses.. Como él, decenas de aficionados al arte han respondido al reclamo del museo, una de las ‘joyas’ que ofrece la ciudad y que con Atrio, otra ‘joya’ se convierten en dupla perfecta.