adiós a un negocio emblemático
Cierra el Horno de San Fernando, que fue la antigua Estila de Cáceres
Estila Pesado Albarrán empezó con su obrador en el Arco de España. La pastelería pasó luego a Moret y después a Virgen de la Montaña. Estaba en Sánchez Manzano, la llevaba su hijo Julián y ha cerrado por jubilación
Cuando Cáceres era la envidia comercial, Pintores y su entorno eran pura efervescencia. En la que siempre se ha considerado la arteria empresarial de la ciudad estaban Modas Dioni, que vistió a las novias de toda la ciudad o la joyería de Rosendo Nevado, que abrió en el local donde Rosendo Caso tuvo su famosísima tienda de telas. Por atrás, la Bodega Catalana, cuya especialidad eran los bocadillos de mejillones y se vendía el vino por pistola, la cafetería Toledo... Y en Moret, La Estila, que era una pastelería pequeñita, alargada, con varias mesas de color azul con sus sillas. En La Estila se vendían vasos de leche, raspaduras y riquísimos pasteles. Si tardabas mucho en terminar tu consumición, la señora Estila, una mujer ya de pelo blanco, te decía: "Venga hijo, espabila, que hay cola". Y a un paso estaban el Bar Maleno, Calzados Marta, Figueroa, El Siglo, Siro Gay (que tenía menaje y confección), Lámparas Civantos y Plásticos Gima, que fueron de los primeros en traer a la ciudad las flores de plástico de colores y los tupperwares.
Cerca estaba el Segundo Requeté y más allá el Camino Llano, zona conocida como las afueras de Carrasco, donde abundaban las cocheras, entraban los autobuses y también había talleres como el de Catalino, que luego se fue a una nave inmensa junto a Contiñas. En Camino Llano también vivían los Mostazo, que abrieron una tienda preciosa en la calle San Pedro. Era San Pedro un entorno privilegiado: cerca del catastro, de Los Cabezones, que era un comercio de alimentación, de la charcutería de Antonio Pérez , de la tienda de muebles de Cordero , de la pastelería de don Valentín Acha..., en aquel centro comercial abierto que era entonces Cáceres, muy cerca de Sederías Oriente, Paniagua, zapatos El Cañón o la peluquería de Las Manolitas.
En 2003 doña Estila Pesado Albarrán falleció. Cuentan que era ella una muchacha de carácter resuelto que llegó a Cáceres desde Monroy en los años 20. En 1933 se casó con un joven de Navas del Madroño llamado Fernando López Conde. En 1936, abrieron una pastelería en Arco de España, junto al palacio de Moctezuma, y la bautizaron Horno San Fernando.
Estila y Fernando tuvieron tres hijos: Ángel, Julián y Fernando. En el año 1954, el matrimonio había trasladado el negocio a la calle Moret y lo había convertido en la referencia de la dulzura. En 1963, su hijo Julián, que mantuvo la tradición familiar en su pastelería de la calle Sánchez Manzano, pasó tres años en la dulcería Pedroni de Ticino-Ascona (Suiza) y trajo tres nuevos pasteles que doña Estila popularizó en Cáceres desde el nuevo local de la avenida de la Montaña: la banana de plátano, la jeanette de manzanas y pasas y los nidos de hojaldre y manzana. Ahora, por jubilación, el Horno de San Fernando dice adiós y un sabor dulce de nostalgia inunda Cáceres.
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