Contra la amnistía

La sexta noche de protestas cerca la sede del PSOE entre llamamientos a la calma

Con la calle Ferraz de Madrid blindada por la Policía y con diez veces menos gente que en la noche del martes, arrancó poco antes de las 20 horas la sexta concentración de protesta contra los acuerdos de los socialistas con Carles Puigdemont

Nueva jornada de concentraciones contra la ley de amnistía en Madrid y otras ciudades

Agencia ATLAS / Foto: José Luis Roca

Juan José Fernández

Ese miércoles la ultraderecha -Vox y su órbita- ha tratado de recuperar la movilización contra Pedro Sánchez y la amnistía que la extrema derecha -falangistas y neonazis- le arrebató en la violenta noche de este martes.

Con la calle Ferraz de Madrid blindada por la Policía y con diez veces menos gente que en la noche de ayer -la Delegación del Gobierno ha cifrado en 1.500 los participantes- arrancó poco antes de las 20 horas la sexta concentración de protesta contra los acuerdos de los socialistas con Carles Puigdemont.

Los promotores de estas manifestaciones, de la estructura de apoyos de Vox en las redes sociales, están reaccionando al desprestigio que les supuso la violencia radical en la noche de este martes. Cada vez que ha aparecido un grupo de hombres de apariencia marginal o radical, gente aleccionada para ello ha movido al resto a expulsarles gritando "ultras no" o "la violencia no nos representa".

Al comienzo, en la primera fila de manifestantes, el youtuber Miguel Frontera, agitador de la ultraderecha, veterano de los escraches ante la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar, se ha dirigido con un megáfono a los asistentes para ordenarles: "¡Violencia no!". Les ha dicho también que no toquen las vallas que los antidisturbios han interpuesto entre la gente y el cordón policial, o los agentes podrían cargar.

En las zonas afectadas el martes por la batalla campal de los ultras contra la policía no han sido repuestas las papeleras ni contenedores, que sirvieron de arma arrojadiza a los ultras. También han sido retiradas mesas, sillas y otro mobiliario de las terrazas de las cafeterías.

Pese al cambio de tonalidad en el escrache de este miércoles, y pese a que han expulsado a varios manifestantes de extrema derecha, la multitud responde a los gritos falangistas de “Arriba España” e incorpora al rey Felipe VI al catálogo de políticos insultados. Le imprecan: “Felipe, masón, defiende tu nación”, replicando la ira contra el jefe del Estado que vienen difundiendo en redes sociales desde que este encargó forma gobierno a Pedro Sánchez.

200 violentos

La Policía Nacional tiene identificado un núcleo de 200 violentos de extrema derecha que habrían tomado parte en la jornada de ayer y la de anteayer en estos escraches. De momento, esas personas no han hecho aparición.

Sexta noche de protesta ante la sede del PSOE.

Sexta noche de protesta ante la sede del PSOE. / José Luis Roca

Hay además detectadas disensiones entre grupos fascistas que podrían provocar algún altercado entre ellos, según prevén fuentes de la policía madrileña.

Esas mismas fuentes atribuyen al poder de convocatoria del líder de Desokupa, el ultra barcelonés Dani Esteve, la carrera que, al estilo de la marcha contra el capitolio norteamericano, hicieron ayer por la Gran Vía de Madrid 3.500 personas tratando de llegar al Congreso. Esteve no participa en esta concentración.

El dispositivo policial para esta nueva concentración no comunicada a la Delegación del Gobierno sigue siendo muy reforzado este miércoles, con incorporaciones de agentes antidisturbios llegados de otras Unidades de Intervención Policial de fuera de Madrid.

Dos entornos ultra

Hay dos mundos diferentes en esta regurgitación neofascista que ha brotado de la derecha española, y dos coreografías también en las concentraciones. Por un lado, la rabia de padres e hijos de familias de la tradición derechista madrileña, valenciana y andaluza que se sienten defraudados con el PP y con la Transición y airados con la Ley de Memoria, gentes que gritan “Sánchez, Feijóo, la misma mierda son” y "los borbones, a los tiburones".

Por otro, la ira muy virulenta de un colectivo marginal, de periferia de grandes conurbaciones, que en sus expresiones públicas dice rechazar el “derechismo” de las “nenazas de Vox” y que acrecienta su odio xenófobo tras ver sus barrios poblados de inmigrantes musulmanes.

En la órbita de la primera veta se ha prendido un colectivo catalán, los arrancadores de lazos, cuyo principal oprobio viene recalentado por el relato de la traición con que interpretan la política sanchista del ibuprofeno, los indultos posteriores y, ahora, el prooyecto de amnistía. 

Sexta noche de protesta ante la sede del PSOE.

Sexta noche de protesta ante la sede del PSOE. / José Luis Roca

Entre los segundos, náufragos de estudios y trabajos, consumidores de drogas y alcohol, protagonistas de listados policiales y frecuentadores de gimnasios, rings de muay thai y batallas de softbol.

Los primeros harán ondear banderas de España con el sagrado corazón de Jesús impreso en centro. Los segundos mostrarán tatuados en sus cuerpos, y en algún estandarte, soles negros nazis. 

En el punto de ósmosis de ambos fluidos poco a poco se populariza en estas quedadas multitudinarias ante la sede del PSOE una nueva bandera. Lleva los colores rojo y gualda pero le recortan el escudo, de manera que muestran un agujero redondo como las banderas rumanas ahuecadas de la rebelión de 1989 contra el régimen de Ceaucescu, solo que aquí lo que procuran ahuecar es la monarquía de Felipe VI.