Propuestas. Rutas por fortalezas

Trujillo, Alburquerque, Granadilla y Cotrina, castillos sorprendentes

Los amantes de las fortalezas y los castillos tienen en Extremadura todo un paraíso para disfrutar y conocer. Proponemos recorrer Extremadura a través de sus fortalezas

Castillo de Alburquerque.

Castillo de Alburquerque. / EL PERIÓDICO

Juan José Ventura

Juan José Ventura

Los castillos de Trujillo, Alburquerque, Medellín, Trevejo, Palacio de Carvajal, Castillo de Montánchez, el Palacio de las Cigüeñas, Castillo de Feria, Castillo de Monfragüe, o el Castillo de Segura de León, atraen cada año a miles de visitantes, deseosos de ese particular encuentro con la historia. En esta ocasión vamos a decantarnos por el Castillo de Luna de Alburquerque, el Castillo de Trujillo, el Castillo de Granadilla y el singular Capricho de Cotrina. De hecho en 2023 el Castillo de Trujillo se ha incluido en la lista de National Geographic para representar lo más destacado de las fortalezas de España.

El primero de ellos, el Castillo de Luna de Alburquerque, se asoma señorial sobre un cerro, en cuanto se acerca uno a esta población pacense. A lo largo de su historia estuvo en manos musulmanas y cristianas. Tuvo varios señores ligados a las coronas de Castilla o Aragón. Quien le otorga uno de sus rasgos distintivos es don Álvaro de Luna quien erigió la conocida Torre del Homenaje de la fortaleza. No es lo único singular: tiene estancias palaciegas, una barbacana y una torre pentagonal. Cuenta con tres niveles de murallas. En su interior se encuentra la iglesia de Santa María del Castillo, cuyo ábside es una verdadera maravilla. Desde 1924 es Monumental Nacional.

Trujillo y Juego de tronos

Aunque ha dado el salto internacional por su aparición en series de televisión como Juego de Tronos, el Castillo de Trujillo es una de las más antiguas joyas arquitectónicas extremeñas y una de las más visitadas. Se encuentra en la zona más alta de la villa de Trujillo y a lo largo del tiempo también pasó de manos cristianas y musulmanas. Tiene ocho torres defensivas y una puerta de acceso flanqueada por dos torres macizas. En la zona oeste hay dos torres albarranas y un puente levadizo. El palacio-fortaleza propiamente dicho es de planta cuadrada, alternando elementos musulmanes como el arco de herradura, con los cristianos. En el interior del edificio hay un aljibe. Está muy bien conservado –probablemente sea el mejor de Extremadura- y se puede visitar realizando un recorrido por sus distintas épocas militares. Está abierto al público todos los días de la semana, en horario de 10.00 a 14.00 horas y de 16.30 a 19.00. El precio de la entrada es de dos euros. Además, también es posible visitar el Albacar.

Dentro del pueblo abandonado de Granadilla se encuentra otra de nuestras fortalezas elegidas para visitar este año. Junto al embalse de Gabriel y Galán se alza esta curiosa fortaleza del siglo XV que construyó el primer gran duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo. La torre se encuentra junto a la muralla almohade que circunda este pueblo abandonado y visitable. También se le conoce como Palacio de los Duques de Alba. Desde 1980 es Conjunto Histórico-Artístico y se configura como recinto cuadrado al que se adosan torreones. Fue construido junto a la muralla de origen almohade, posiblemente sobre las ruinas de alguna fortificación musulmana anterior.

Castillo de Cotrina.

Castillo de Cotrina. / EL PERIÓDICO

Un castillo de cuento

La última de las propuestas no es una fortaleza militar, sino un castillo de cuento realizado en el siglo XX, realizado por Francisco González Gragera, albañil y marmolista extremeño, situada en Los Santos de Maimona. Es el capricho de Cotrina y tiene un cierto sabor a las construcciones de Gaudí. En él trato de satisfacer un deseo de su hija pequeña, que quería una casa de campo diferente y de ensueño. No se trata de una obra terminada, sus descendientes se ocupan de ponerla en valor y de ir realizando poco a poco los trabajos pendientes, así como de coordinar las visitas de los numerosos turistas que cada año acuden maravillados por los reflejos de sus azulejos y la extravagancia de sus formas. Por fuera y por dentro es un auténtico derroche de imaginación. Toda la construcción se realiza con curvas rematadas por figuras ornamentales en una especie de imitación de la naturaleza. Si se fijan bien la construcción en sí semeja un gusano gigante. Expertos en arquitectura y arte corroboran con sus cartas y apoyos esta iniciativa que ha sido objeto de estudio en distintas universidades. El viajero que quiera darse un capricho, que vaya a Los Santos de Maimona.