Cargados de esperanza

Un paso separa a los cuatro cacereños que han puesto rumbo a la frontera entre Ucrania y Polonia. Llevan más de 20 horas conduciendo pero no notan los kilómetros. «Aunque estamos cansados, vamos contentos y con mucho ánimo por las fuerzas que nos manda la gente», contaba este miércoles por la mañana Inmaculada Polo. Acababan de salir de Orleans (Francia), ciudad en la que pararon el martes, primer día de viaje, para descansar unas horas antes de reanudar la marcha. La idea es llegar este viernes a Przemýsl (Polonia), lugar en el que les esperarán los refugiados.

El plan va sobre la marcha. Improvisado. Tal y como se ha gestado esta expedición, que surgió de un impulso de Inmaculada Polo y que ha terminado involucrando a toda la ciudad de Cáceres y parte de la provincia. Solicitó ayuda para conseguir una furgoneta al Círculo Empresarial Cacereño, al que pertenece, y en menos de 48 horas tenía tres vehículos: la furgoneta que conducen ella y su marido, otra que lleva otro cacereño y un turismo de siete plazas en el que viaja otro compañero (a ellos se suma otro amigo que va con su coche desde Santander). Y kilos y kilos de ropa, alimentos y medicinas que se han llevado al pueblo ucraniano. «Llevamos la solidaridad de todo Cáceres y vendremos cargados de esperanza», dice Inmaculada.

«Llevamos la solidaridad de todo Cáceres y vendremos cargados de esperanza»

Inmaculada Polo

— Organizadora de la expedición

Con ellos viaja además una ucraniana residente en Cáceres que hará de intérprete. Ella se reencontrará en la frontera con su madre y su sobrina, a las que se traerá de vuelta a Cáceres. Su viaje está siendo complicado, sobre todo porque las comunicaciones con su familia son cada vez más escasas. Tras varias horas incomunicadas este martes, a última hora pudo contactar con su madre. Están bombardeando su ciudad, por lo que tenía que hablar hasta con la luz del teléfono apagada para que nadie intuyera que había gente en su casa. Esta miércoles por la mañana ha conseguido dos asientos en una furgoneta, que está trasladando a su madre y a su sobrina hasta Przemýsl. Ellas regresarán a España en avión, para dejar sus sitios de las furgonetas libres para más refugiados.

La expedición tiene 23 plazas disponibles entre los cuatro vehículos. Hasta la capital cacereña llegarán 17 refugiados, el resto se quedará en Santander y otra persona en Alemania. El padre de Khrystyna Mykulyak, una ucraniana que reside en Cáceres (su progenitor vive en Ucrania) es la persona que se está encargando de contactar con refugiados para que puedan llegar hasta la frontera y que sean recogidos por los voluntarios cacereños. Muchos de ellos son familiares o amigos de personas que residen en Cáceres.

Con ellos viaja una intérprete, que se reencontrará en Polonia con su madre y su sobrina

De momento ya son diez los que están viajando hasta la ciudad polaca a la que llegarán previsiblemente este jueves Inmaculada Polo y el resto de voluntarios. Ya se les ha facilitado la ubicación exacta en la que se les recogerá, por si acaso se cortan las comunicaciones (ya saben, por ejemplo, que con dos de las refugiadas que se volverán con ellos no podrán comunicarse porque se han quedado sin batería en sus teléfonos). Los cacereños llevarán un cartel para que puedan identificarlos.

Antes de recogerlos pararán en el Banco de Alimentos de Varsovia, para dejar los alimentos que han recaudado. Los medicamentos los dejarán ya en la frontera, en Médicos sin Fronteras, y el resto de material lo entregarán a las ONGs que tengan campamentos asentados en Polonia. Mientras tanto, la campaña de recogida sigue en Cáceres su curso, con el objetivo de poder enviar dos camiones la próxima semana.