“Los políticos deberían estar orgullosos de la solidaridad que hay en Extremadura”. Son palabras de Inmaculada Polo, la cacereña que organizó la primera expedición a Ucrania desde la región y que ha conseguido sacar del país a 23 ucranianos (nueve de ellos han venido a Cáceres), que quiere contestar así a las declaraciones de la portavoz del equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Cáceres, María José Pulido, en las que dudaba de la “idoneidad” de iniciativas como esta. Y a las del consejero de Sanidad, José María Vergeles, quien dijo que "esto no se entienda como un programa de vacaciones en paz porque no lo es, a esas personas se les ha roto su vida y eso no se reconstruye en tres meses. Es muy bueno ayudar, pero es mejor ayudar bien"

Según Pulido “si queremos ayudar debemos utilizar canales seguros, y respetar las líneas que nos marca la Unión Europea, el Gobierno de España y la comunidad autónoma. La ayuda se tiene que prestar de manera organizada, y ahora mismo la ayuda que puede ofrecer la ciudad se debe centralizar a través de la Junta de Extremadura, que es quien tiene las competencias», dijo hace unos días.

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Estas palabras han molestado a los miembros de la expedición, que quieren hacer hincapié en que la ayuda en la frontera es necesaria y está perfectamente organizada, aunque provenga de iniciativas privadas como la suya. “Deberían estar orgullosos para hace lo que se ha hecho entre todos y no poner trabas”, insiste Polo.

Regresaron del viaje el pasado domingo, con nueve ucranianos miembros de cuatro núcleos familiares (un matrimonio con cinco hijos, una madre y su hija de 20 años, una joven que viaja sola y la madre de una ucraniana que reside en Cáceres). Ahora tramitan todo el papeleo para gestionar su acceso a la sanidad pública y a la educación, en el caso de los menores.