mejoras en el parque de vivienda

La rehabilitación energética despega en Extremadura

La Junta gestiona casi 4.000 expedientes de las ayudas habilitadas en 2022 para renovar los edificios antiguos, reducir su consumo energético y mejorar el confort

Hay 1.200 solicitudes aprobadas que afectan a 1.700 viviendas; aunque es una parte mínima de las más de 300.000 que se estima que incumplen 

Actuación en la calle Juan XXIII de Cáceres, planificada por ‘1s1 arquitectura’, que se inició el pasado febrero.

Actuación en la calle Juan XXIII de Cáceres, planificada por ‘1s1 arquitectura’, que se inició el pasado febrero. / Carla Graw

El avance ha sido lento en los últimos años, pero comienzan a verse los resultados. La rehabilitación energética de viviendas y edificios residenciales despega en Extremadura, con casi 4.000 solicitudes de ayudas para acometer mejoras que reduzcan la demanda de energía y más de 1.200 expedientes aprobados para mejorar 1.700 viviendas en total. El desfase entre expedientes y viviendas obedece al hecho de que algunas solicitudes corresponden a comunidades de vecinos y, por tanto, se tramita como una única ayuda para todo el bloque de viviendas; aunque la mayoría se corresponden con viviendas unifamiliares. Es la tipología más común en Extremadura y más aún en el parque de vivienda antigua al que se dirigen las subvenciones en vigor, en un territorio como este, fundamentalmente rural.

Las subvenciones en marcha se activaron en enero de 2022 dentro del paquete de ayudas del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia creado tras la pandemia. Se aprobaron por el RD 853/21 de 5 de octubre que luego traspusieron las comunidades autónomas. Se cumplen justo dos años. El arranque fue muy lento porque se desconocía la problemática, la herramienta, el impacto real de las soluciones y el alcance de las ayudas, coinciden administraciones y expertos. «No se conocían las ayudas y la tramitación al principio era muy lenta. Era nuevo para todo el mundo, tanto para la ciudadanía como para los técnicos y la propia Junta. Pero pasado el tiempo sí se nota cómo ha crecido el interés y la demanda, que esperamos que sea muy elevada e los próximos meses», señala Lidia López Paniagua, secretaria general de Vivienda, Arquitectura y Regeneración Urbana. Cuando arrancaron las ayudas ella era dirigía la Oficina de Asesoramiento e Impulso a la Rehabilitación (OAiR) del Colegio de Arquitectos de Extremadura (Coade) creada para asesorar a los técnicos. «Es cierto que al principio fue lento porque todo era nuevo. Pero luego cogió ritmo. Y es algo que se ha repetido en todas la comunidades, aunque haya algunas que van muy avanzadas en rehabilitación», asume.

«Hay más interés y las comunidades de propietarios están empezando a trabajar ahora más»

Lidia López Paniagua

— Secretaria general Vivienda, Arquitectura y Rehabilitación.

La Junta de Extremadura ha ido ampliando el paquete de ayudas a la rehabilitación energética a medida que se han ido alcanzado hitos y el Ministerio para la Transición Ecológica, del que dependen los fondos, ha ido aportando más. El programa de rehabilitación de edificios y recuperación energética tiene una dotación de 44 millones de euros, de los que únicamente están ahora mismo comprometidos alrededor del 30% de los fondos a través de los 1.200 expedientes aprobados. Pero hay otros 2.666 solicitudes en estudio y pendientes de resolución. La expectativa es «alta» ahora mismo porque se han ido incrementando las solicitudes a medida que la gente ha ido conociendo las ayudas y las administraciones de fincas han aprendido a tramitarlas. 

La previsión de la Junta, además, es que se pueda prorrogar el plazo de solicitud de las ayudas, que finaliza el 31 de diciembre. La idea es ampliarlo al menos hasta la próxima primavera, para aprovechar el buen ritmo ahora y agotar así la mayor proporción de fondos posible. «Cada vez hay más interés y las comunidades de propietarios están empezando a trabajar ahora más en ello. En las comunidades [de vecinos] es más complejo dar el paso porque son proyectos más lentos, a través de la administración de fincas y que requieren poner de acuerdo a los propietarios. Llevan tiempo, pero creemos que al final de la convocatoria, se van a incrementar las solicitudes», dice López Paniagua.

Un largo recorrido por delante

A la eficiencia energética en los hogares le queda un largo recorrido. El margen de mejora es amplio porque se estima que el 80% de los edificios existentes en Extremadura incumplen los criterios de emisiones que establece la normativa básica, y alrededor del 95% están lejos de los estándares más optimizados que contempla el actual Código Técnico de la Edificación (el conjunto de normativas que regulan la construcción de edificios en España), según los últimos datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), que depende del Ministerio de Transición Ecológica. La cifra en el conjunto de España se mueve entre el 86,5% del parque de vivienda del El País Vasco y el 72% de los de Andalucía. Extremadura está en el punto medio (81%) y tiene mucho que hacer hacia el objetivo de ‘emisiones cero’ para 2050 marcado por Europa.

«Una rehabilitación energética puede costar lo que cuesta un coche y con el coche no se pestañea»

Emilio Miguel Mitre

— Arquitecto. Portavoz de GBC España

La normativa que regula el diseño y la construcción de edificios se ha ido estrechando desde la década de los 80 hasta la actualidad y se ha ido haciendo más restrictiva. Antes de esa fecha no había normativa que obligara, por ejemplo, a optimizar la orientación o a colocar aislante en las fachadas, algo que ahora sería impensable no valorar en la ejecución de un proyecto junto con otras medidas de ahorro de energía. Tampoco se medía el comportamiento de los edificios al respecto, obligatorio desde el 2013 a través de ese certificado de eficiencia energética. 

«Hay un gran impulso para trabajar en la eficiencia energética y creo que están empezando a pasar cosas, porque es cierto que este tema suena y que ya está teniendo un impacto en la gente, que lo empieza a demandar. Hay quien aún se resiste porque es una inversión importante. Pero lo que te dicen después los que la acometen es que es la mejor inversión que han hecho en su vida», subraya Emilio Miguel Mitre, portavoz de GBCE (Green Building Council España) una organización que trabaja por la edificación sostenible. «Una rehabilitación energética puede costar lo que cuesta un coche, en función de lo que se quiera hacer; unos 12.000 euros, hasta 40.000 o sobre 60.000 en una actuación más completa. La gente no pestañea a la hora de comprar un coche y sí se plantea la inversión al hablar de eficiencia energética», incide también.

La realidad es que la situación está cambiando. En vivienda nueva es raro que se construyan ya con estándares por debajo de una calificación A o B (los máximos) , pero al mismo tiempo en la de segunda mano aún es difícil comprar algo que ni siquiera llegue a la C. La rehabilitación energética y las ayudas para llevarla a cabo tratan de revertir justo esa situación en la vivienda usada.  

Hasta el 80% de la inversión

«Podemos actuar en la eficiencia energética través de las instalaciones de agua caliente, calefacción y la refrigeración, pero para eso hay un paso previo que es mejorar el aislamiento de la fachada o la cubierta para que haga falta menos energía en esas instalaciones. Eso lleva implícito una mejora del confort , un gasto económico menor y una mejora en la huella de carbono que tienen esos edificios en su uso», incide López Paniagua. Las ayudas existentes ahora mismo llegan a cubrir el 80% de la inversión, con una deducción además del 60% en el IRPF, para favorecer que la población se acoja a ellas. Son unos 18.000 euros por vivienda.

Escala que identifica la eficiencia energética de una vivienda.

Escala que identifica la eficiencia energética de una vivienda. / EL PERIÓDICO

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, de las 698.505 viviendas que integran el parque Extremeño hay unas 300.000 anteriores a 1980, cuando comenzaron a darse pequeños pasos para mejorar la eficiencia energética en la obra nueva. En la vivienda existente, los últimos datos los aportó el IDAE en 2021 con los certificados de eficiencia energética registrados hasta ese momento. En Extremadura, solo el 0,1% (39) tienen la mejor calificación (A) y el acumulado de la A y la B apenas supone el 0,6% (182); unas 4.600 vivienda obtienen una C o D (valores intermedios que ya tienen algunas características buenas, como algún sistema de protección, aislamiento o buena orientación); pero la inmensa mayoría se mueve entre la E y la G: son 21.149 edificios en total, el 81% de los que incluye el registro. Otra cosa son los edificios de nueva construcción, porque la normativa ha elevado el nivel de exigencia. De las más de 7.500 viviendas en el registro extremeño, el 35% ya obtienen las dos mejores calificaciones y sin embargo no hay registros de viviendas que los apartados menos eficientes (F o G).

La duda en entre los expertos es qué sucederá cuando terminen las ayudas que han impulsado estas actuaciones, que se consideran la principal forma de intervención de las familias a nivel individual para frenar el cambio climático. «Tendrá que haber una transición, porque no se puede pasar de todo a nada. Y se piensa que lo que acabará sucediendo es que en 2030 las viviendas deberán tener al menos una letra D o E para acreditar que reúne condiciones para estar habitado», según Miguel Mitre.

Un nicho al alza en la construcción

La rehabilitación energética ha supuesto un impulso al sector de la construcción en Extremadura, que se enfrenta al reto de no morir de éxito. «Ahora mismo las perspectivas son todas, porque esta actividad puede tirar de la industria de la construcción», apunta Javier Peinado, secretario General de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex). Se refiere a que no solo al impacto en la albañilería, sino en toda la industria auxiliar, desde la colocación de paneles, a carpinterías, fontanería... 

«La rehabilitación energética de edificios puede tirar de toda la industria de la construcción»

Javier Peinado

— secretario de la Creex

«Las constructoras que están trabajado en este sector están desbordadas. Las de aerotermia o carpinterías no encuentran trabajadores y por tanto no hay mano de obra para sacar a delante los proyectos», reconoce el empresario. Hay otro problema con la gestión administrativa de los expedientes, que arrastra demora y los dos factores suponen sendos cuellos de botella: «Hay miles de euros para dinamizar la eficiencia energética, pero la realidad es que estamos teniendo problemas para gestionar esas ayudas», reconoce.

«Se avecina una situación complicada para el sector porque va a haber retrasos y dificultad por la imposibilidad de iniciar las obras», coincide Emilio Miguel Mitre, portavoz de GBCE (Green Building Council España). Prevé que a las ayudas destinadas a mejorar la eficiencia energética les queda recorrido, pero aun así ve necesario trabajar en qué va a pasa cuando no haya subvenciones. «Hay que preparar esa situación, vía normativa y con sanciones; no por crujir, sino porque el problema del cambio climático está ahí y es un problema de todos», incide el arquitecto. 

Avista el mismo problema que señala Peinado en un nicho al alza: «Al sector de la edificación le está costando ganar trabajadores porque muchos jóvenes prefieren otros sectores. La cuestión es que, cuando todas las obras de las ayudas que se están tramitando se inicien, el sector puede encontrarse con un cuello de botella». 

¿Cómo se mide la eficiencia energética de una vivienda? 

Una tabla de siete letras que va de la ‘A’ a la ‘G’ permite clasificar las construcciones en función de su mejor o peor respuesta a las condiciones climáticas extremas, ya sean de frío o de calor. Van desde la respuesta más óptima y por tanto con menos necesidad de un aporte extra (ya se a de calefacción o refrigeraciòn), que tendrían una calificación ‘A’ hasta los que tienen peor comportamiento (menos eficientes) en la letra ‘G’. Estos últimos son los que necesitan de recursos extraordinarios y se dispara la demanda de energía.

Los certificados de eficiencia energética son de carácter obligatorio en España desde 2013, tras la aprobación del RD 235/213 para edificios públicos con superficie útil superior a 205 metros y frecuentados por el público, y las viviendas que se quieran vender o alquilar.  

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