El yacimiento de Guareña cambió en 2023 la historia tras el hallazgo de los primeros rostros del tarteso

Los arqueólogos vuelven a desentrañar el Turuñuelo

El equipo del Instituto de Arqueología de Mérida ha iniciado esta semana la sexta campaña de excavaciones con la vista puesta en hallar la fachada principal del edificio

Sexta campaña de trabajos sobre el terreno: Inicio de las excavaciones en una de las áreas del yacimiento de Casas del Turuñuelo, en Guareña.

Sexta campaña de trabajos sobre el terreno: Inicio de las excavaciones en una de las áreas del yacimiento de Casas del Turuñuelo, en Guareña. / CEDIDA

Con ilusión y mucha expectación, acaba de comenzar esta semana la sexta campaña de excavaciones en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, en Guareña, que está cambiando la historia de esta civilización que se asentó entre el Guadalquivir y el Guadiana en el siglo V a. C. Durante los próximos tres meses, hasta finales de mayo (antes de que el calor apriete demasiado en esta zona de las Vegas Altas y aparezcan los mosquitos), los 14 miembros del Instituto de Arqueología de Mérida (dependiente del CSIC) que conforman el equipo destinado en este yacimiento seguirán desentrañando los misterios que todavía cobija el suelo extremeño en relación a esta cultura.

Los trabajos se han retomado esta semana pasada justo donde terminaron las excavaciones en la última campaña del año pasado, la que ha dado las mayores alegrías hasta el momento. Fue durante los tres meses de trabajo sobre el terreno en 2023 cuando los investigadores sacaron a la luz el hallazgo más relevante hasta la fecha y que ha revolucionado la interpretación de la cultura tartésica, considerada una de las primeras civilizaciones occidentales. Se trata de los conocidos rostros del Tarteso, tres mujeres y dos hombres, que suponen las primeras representaciones humanas en una civilización que hasta entonces se creía anicónica, es decir, un pueblo que evitaba representar a sus dioses, profetas o líderes con forma humana y que, por eso mismo, utilizaba motivos animales y vegetales, o a través de betilos (piedras sagradas).

Sexta campaña de trabajos sobre el terreno: Inicio de las excavaciones en una de las áreas del yacimiento de Casas del Turuñuelo, en Guareña.

Sexta campaña de trabajos sobre el terreno: Inicio de las excavaciones en una de las áreas del yacimiento de Casas del Turuñuelo, en Guareña. / CEDIDA

Las preguntas son todavía muchas y las respuestas están bajo la tierra. «Ojalá podamos seguir completando los fragmentos de los rostros que nos faltan; aunque el objetivo principal de esta campaña a nivel estructural es localizar la fachada este, el límite del edificio. En eso estamos centrados ahora mismo, y luego en lo que nos vaya apareciendo conforme avancen los trabajos a nivel material», explica Esther Rodríguez, la directora de las excavaciones de Casas del Turuñuelo, junto a Sebastián Celestino dentro del proyecto denominado Construyendo Tarteso. Es en la orientación este donde se solían ubicar en esta cultura las puertas de entrada a sus recintos.

Los investigadores esperan dar en esta campaña con la puerta principal de este conjunto histórico, que bien podría ser un palacio, aparecido en el año 2015. «Ahora mismo tenemos abierto un corte de nueve metros por siete, pero iremos ampliando el terreno y planteando nuevas áreas en los próximos días», señala la investigadora. Cuando se solicitan los permisos para una nueva excavación, los investigadores detallan la zona en la que trabajarán, pero no es posible concretar la extensión. «Va dependiendo del ritmo al que avancemos y de los hallazgos que vayamos teniendo». 

Cuando finalice esta campaña, el yacimiento estará excavado en un 40%, lo que augura que quedan todavía muchos tesoros por descubrir que se sumarán a los ya conocidos: los cinco rostros, una gran escalinata, esqueletos de más de 50 animales de lo que se cree el mayor sacrificio de esta cultura en el Mediterráneo Occidental, los pies de una escultura de mármol griega, un cuerpo humano al que denominan Desiderio (que está siendo estudiado) y piezas como bañeras, vasijas, restos de madera de pino o un muro romano . «Cada año es una sorpresa. A trabajar, a ver qué localizamos este año», concluye Rodríguez. 

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