OPINIÓN

Sin anunciantes no hay democracia

Es inevitable, hasta en el Centenario del periódico se me tiene que ver la vena Alonsista. Contaba éste en diversas entrevistas que los mejores pilotos a los que se había enfrentado eran aquellos con los que luchó en sus inicios en el mundo del karting, como Ricardo Morán, su amigo y hoy miembro de su ‘guardia de korps’.

No volvió a encontrárselos en la parrilla en otras categorías. La dureza de la profesión, la necesaria entrega absoluta, las lesiones o los accidentes fueron los motivos que justificaban su baja temporada tras temporada.

A Fernando le respetaron estos factores, les sumó unas manos privilegiadas y una capacidad para entender y visualizar la competición como pocos pilotos han podido hacer en la historia de la Fórmula 1 a la altura solo de Fangio o Senna. 

Antes de alcanzar el escalón más alto de la competición se cruzó con Luis García Abad, entonces director de marketing de leaseplan que se convirtió en su patrocinador en la F3000, su amigo y finalmente su manager y hombre de confianza.

Su especial relación con su entorno de más confianza no ha sido óbice para conseguir ilusionar a un enorme grupo de trabajo. Verle casi detener su coche al pasar junto al muro para compartir los éxitos con el equipo Aston Martin. Con todos.

Quizá desde fuera sea una de sus virtudes menos percibidas. La capacidad de ilusionar y compactar un grupo con perfiles variopintos donde todos juegan individualmente un papel que solo cuando rema en la misma dirección te aúpa al podio.

Correr supuestamente en los mejores equipos, McLaren y Ferrari, no le reportó grandes alegrías. Hacerlo con uno lleno de ilusión, de esfuerzo, de entrega y compromiso quizá le lleve más pronto que tarde a arrebatar a algún que otro gallito su corona.

No es muy distinto al funcionamiento, los roles, egos y ‘castas’ de un medio de comunicación donde hay sitio también para casi todas las figuras descritas de un equipo de fórmula 1. La buena gestión de ellos son los que permiten que un equipo sea el primero en celebrar un centenario, pueda acercarse al muro para celebrar victorias, suba al podio por delante de otros que quizá estaban más acostumbrados y al final de temporada se lleve el trofeo más preciado: el campeonato de equipos.

Y como en la competición automovilística, los espectadores o lectores para los que todos trabajamos, son el final de la cadena; el reason why que dirían nuestros orgullos y bilingües gentes de marketing o influencers actuales. También ellos mayoritariamente son conscientes de que la empresa es imposible sin los anunciantes. Sin un mono bordado de marcas que, orgullosas, contribuyen a llevar el espectáculo a los espectadores, la información a los lectores y que nos hacen más libres. 

Nosotros a cambio también aceptamos que en el bar, también en el moderno bar llamado twitter, cada cual tenga su selección ideal, su estrategia y barra libre para criticar la influencia que cualquier conspiranoico les pueda atribuir. Hoy podemos decir que contribuyen a poner en su móvil, tablet u ordenador, gratis, la mejor información regional. Y aunque los titulares obliguen al ejercicio de simplificación: Sin periodismo no hay democracia, el cuerpo de texto es algo más complejo:

Sin anunciantes no hay medios de comunicación libres, sin medios de comunicación libres no hay periodismo; sin periodismo no hay democracia.

Ergo sin anunciantes no hay democracia. Gracias.

Antonio Mayorgas es Director Comercial de El Periódico Extremadura