Opinión | Tribuna

¡Como han cambiado los tiempos!

Sí, ¡cómo han cambiado los tiempos desde la invasión de Ucrania! El otro día era imposible acercarse al monumento en el parque berlinés de Tretiakow que conmemora la victoria soviética sobre el régimen nazi sin ser registrado por la policía.

En las manifestaciones conmemorativas de ese evento estaba además prohibida la exhibición de banderas y símbolos rusos, pero no en cambio las de sus equivalentes ucranianos, según un veredicto del tribunal administrativo de Berlín-Brandemburgo. Una anciana que quiso acercarse al monumento sufrió la humillación de que un policía se empeñase en abrir su bolso, del que cayó al suelo un papel escrito en alfabeto cirílico. El policía se limitó a advertírselo a la anciana pero ni siquiera se molestó en recogerlo para devolvérselo. «Llevo celebrando ese día más años que los que tiene usted», le espetó aquélla indignada, según testigos periodísticos. La policía berlinesa no pudo, sin embargo, prohibir a una delegación diplomática rusa que acudiese al monumento y depositase las cintas de San Jorge, viejo símbolo militar de ese país. «Estas personas forman parte de una delegación oficial de la embajada rusa y están provisionalmente exentas de la prohibición» de llevar símbolos del país de Vladimir Putin, explicó a la prensa un portavoz de la policía. 

Algo que, sin embargo, se le impidió, según pudo verse en un vídeo, al embajador ruso en Varsovia, a quien activistas proucranianos le cerraron el paso cuando se dirigía a depositar flores a un monumento conmemorativo existente en la capital polaca.

Al margen de la delegación diplomática rusa, también pudieron depositar claveles rojos ante el monumento a los 5.000 soldados del Ejército Rojo que murieron en la batalla de Berlín los jefes del grupo parlamentados del partido de izquierdas Die Linke.

El monumento del parque de Tretiakow, erigido entre 1946 y 1949, es decir mientras Berlín estaba ocupado por las cuatro potencias vencedoras, estaba vigilado nada menos que por 1.300 policías, según algunos medios. El día anterior al de la conmemoración, los agentes se incautaron de una bandera de la antigua Yugoslavia por parecerles a aquéllos «soviética», según el diario de izquierdas «Junge Welt». En declaraciones a ese medio, el presidente del Partido Comunista Alemán en Berlín, Stefan Nalke, criticó lo ocurrido por no reconocer el sacrificio de al menos 27 millones de ciudadanos soviéticos en la Segunda Guerra Mundial. Cuando el actual canciller federal alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, grita «¡Gloria a Ucrania!» y su ministra de Exteriores, la «verde» Annalena Baerbock habla de «arruinar a Rusia», ya no es posible recordar los crímenes nazis, se lamentó Nalke.

Mientras tanto, el anterior embajador ucraniano en Berlín y hoy viceministro de Exteriores, Andrij Melnyk, que se dedicó, mientras ocupó ese puesto, a injuriar a los políticos socialdemócratas alemanes por no hacer más por el rearme de Ucrania, acusa ahora también de inacción a su sucesor, quien tuvo que recordarle que el embajador era ahora él. ¡Cosas veredes!

Periodista

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