Zona Zero

Vuelva usted mañana… digital

Esto de internet para todo y para todos se está convirtiendo en un problema morrocotudo

Juan José Ventura

Juan José Ventura

Hace algo más de un mes realicé ante la administración un trámite que habitualmente hago de forma presencial. Los amables funcionarios locales que me suelen atender me habían recomendado hacerlo por internet. Me explican que las competencias las tiene asumidas ya el Estado y que en la comunidad autónoma ya solo se realiza el examen formal de las solicitudes. Añaden que se evitan desplazamientos y colas. Me convencen.

Acabo dándome de alta en el sistema de firma digital, que no es moco de pavo. Pago las tasas correspondientes. En eso nunca hay problemas y todo está clarísimo. Cuando entro en la web del ministerio es un galimatías del quince. Hay hasta unas instrucciones en PDF que son más largas que un día sin pan. Me tiro toda la mañana haciendo los trámites. Al final recibo un email automático diciendo que todo está correcto. Pero cuando entro en el expediente on line me aparece un mensaje inescrutable. Escribo a un correo del ministerio y me derivan de un departamento a otro. Al final recibo un mensaje en el que se me ruega con cierto tonillo sarcástico «que la próxima solicitud siga las indicaciones», ya que había indexado un pdf donde no correspondía y el expediente estaba por revisar. ¿No es normal que no sepa hacer un trabajo que no es el mío? ¿Qué hacen entonces los sin duda eficientes funcionarios?

Recibo otros correos electrónicos que no entiendo. Me han dado de alta en unas plataformas de nombres extrañísimos. Al final me indican que escriba al organismo regional para me lo aclaren todo, con quienes hacía el trámite presencial. Vuelta a la casilla de salida. Me explican que ahora la administración tiene 6 meses para resolver el expediente. Esta es una nueva versión del ‘vuelva usted mañana’ que ya describiera Larra en el siglo XIX. No dudo de la diligencia de los trabajadores públicos, pero esto de internet para todo y para todos se está convirtiendo en un problema morrocotudo. 

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