La trastienda

El poder de gobernar

Guardiola configura su ejecutivo a su gusto, con independientes y de perfil técnico, teniendo como única carga la cota de Vox

Primer consejo de Gobierno extremeño el viernes pasado en Mérida.

Primer consejo de Gobierno extremeño el viernes pasado en Mérida. / Jero Morales/ EFE

Antonio Cid de Rivera

Antonio Cid de Rivera

Una de las atribuciones exclusivas del presidente (ahora presidenta) de la Junta de Extremadura es la configuración de su gobierno a través de cuantos consejeros entienda oportunos, delegando las competencias que le otorga tanto el Estatuto de Autonomía de Extremadura como la propia Constitución. Pues bien, puede decirse que María Guardiola ha ejercido esta atribución con total libertad, formando un ejecutivo a su medida, sin ligaduras ni cotas de partido más que la cartera impuesta por Vox. Es lo que supone recuperar el poder para un partido como el PPdespués de ocho años a la sombra, que su líder goza de poder absoluto para hacer lo que considere oportuno. El resto de dirigentes ni pía, no vaya a ser que le dejen fuera del reparto de cargos ahora que hay para todos. Ya vendrán tiempos de pedir cuentas.

Meter a independientes en un gobierno tiene sus riesgos. Pueden salir rana al no tener la disciplina del partido como dogma de fe. Además, no deja de ser algo que molesta a la militancia, la cual llega a preguntarse si no había nadie mejor entre sus filas que ha habido que ir a buscarla fuera. Sin embargo, al resto de la ciudadanía, al electorado en general, esta circunstancia gusta. Denota que se quiere a profesionales más que a políticos y que resulta más importante la gestión que la ideología, aunque luego todo se bañe con las ideas y el programa propio del partido, no nos vamos a engañar. María Guardiola ha metido a tres consejeros sin carnet en su gobierno y, encima, uno de ellos, Victoria Bazaga, asume la portavocía, la cara del gobierno sin ser del PP, aunque, eso sí, la política de comunicación depende directamente de la presidencia.

Meter a independientes en un gobierno tiene sus riesgos. Pueden salir rana al no tener disciplina de partido

El hecho de ser seis mujeres, o siete si se suma a la propia presidenta, y solo tres hombres también resulta llamativo. Se trata de ir con nuestros tiempos, acudir a una sociedad feminista, patrimonio tradicional de la izquierda, y reflejar un modelo de gobierno que nada tiene que ver con otros del PP en otros territorios. Si el anterior ejecutivo extremeño de Guillermo Fernández Vara eran tres hombres y siete mujeres, el del PP igual. El mismo número de consejerías y la misma correspondencia entre hombres y mujeres, un mensaje que traslada a la ciudadanía de que la llegada del PP a la Junta no supone una regresión como algunos auguraban. El hecho de haber eliminado la consejería de Igualdad había supuesto ciertas críticas que ahora se rebajan aduciendo que sus competencias las asume directamente la presidenta. 

Es significativo que no haya vicepresidencias. Las malas lenguas señalan que es para que así no tenga que darle ninguna a Vox, ese socio imprescindible pero a la vez molesto que el PP trata de digerir moviendo la balanza política hacia el centro ideológico. Su protagonismo en el nuevo ejecutivo se pretende que sea exiguo, aunque todo dependerá de la acción personal de su única consejera, Camino Limia, quien por ahora guarda discreción y presenta perfil bajo. 

Abel Bautista, Elena Manzano y Mercedes Morán, pesos pesados del nuevo ejecutivo extremeño

El mayor protagonismo de la Junta de Extremadura recaerá en Abel Bautista, consejero de Presidencia y número 2 del PP en Extremadura, quien asumirá la coordinación de consejerías y será el hombre fuerte de María Guardiola en el gobierno. Además de él, los pesos pesados serán Elena Manzano, consejera de Hacienda y Administración Pública, quien será responsable de las finanzas, los presupuestos y la tan cacareada reforma fiscal; y Mercedes Morán, consejera de Agricultura y Ganadería, quien llevará sobre sus hombros una superconsejería asumiendo las competencias propias y también las relacionadas con la industria y el medio ambiente. En su haber van a estar todos los proyectos de industrialización ya trazados por el anterior gobierno, a la vez que respeta la sostenibilidad y la diversidad natural de la región.

Lo que más se valora de un gobierno es su gestión. Sin embargo, deben cuidarse mucho las formas. Es lo que hace que la ciudadanía otorgue o no un voto de confianza inicial. Cuanto antes se olvide la gente de los dimes y diretes iniciales, el no pero sí a Vox, y se vea que mejoran las cosas --o al menos no se estropean--, mejor. Será la manera de aguantar la larga travesía que supone una legislatura, cuatro años llenos de calurosas primaveras, pero también de algún que otro frío invierno.

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