Tribuna abierta

Un extremeño en la JMJ

La JMJ ha llenado Lisboa de jóvenes, también extremeños.

La JMJ ha llenado Lisboa de jóvenes, también extremeños. / EL PERIÓDICO

Juan Antonio Prior Vicente

Juan Antonio Prior Vicente

La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)de Lisboa ha sido una en las que más españoles han participado debido a la cercanía del país luso. Alrededor de 75.000 jóvenes españoles han asistido a esta edición, siendo España de los países con más representación. De ellos, casi 400 extremeños, repartidos en siete autobuses, de las diócesis de Mérida-Badajoz, Cáceres y Plasencia partieron a la capital lusa. Todos ellos se alojaron en Cascais, la ciudad en la que acogió a la mayoría de los españoles que asistieron.

La JMJ es algo que cualquier joven debe vivir una vez en la vida porque es una experiencia única y llena de emociones. Además de conocer mundo te permite acercarte a personas de diversos países que te enseñan a como vivir la fe desde diferentes puntos de vista. El encuentro de españoles en Estoril que tuvo lugar el primer día fue un claro ejemplo de ello, ya que nos hizo ver cómo se puede ser cristiano y divertirse al mismo tiempo porque después de la eucaristía de bienvenida se celebró un festival de música en el que los jóvenes «lo dieron todo».

Pero no fue hasta el segundo día cuando nos empezamos a dar cuenta de la gran dimensión que estaba tomando la JMJ. Al llegar a Lisboa, las colas para entrar al acto de bienvenida del Papa Francisco en la plaza del Encuentro eran interminables. Un acto que estuvo cargado de sentimiento y en el que quizás se dijo una de las frases que están teniendo más trascendencia: «En la Iglesia hay espacio para todos, todos, todos». 

El vía crucis que tuvo lugar el viernes fue otra de las muestras de fe más grandes que se recuerdan, la plaza del Encuentro se llenó de nuevo para este rezo, presidido por el Papa, en el que confluyeron más de un centenar de países de todo el mundo. Una mexicana nos dijo que la JMJ estaba siendo una de las «mejores experiencias de su vida y que le hacían plantearse muchas cosas respecto a lo que ella tenía entendido en el cristianismo». 

Aunque no fue hasta la noche de la vigilia en el Parque do Tejo en la que vimos lo que realmente significaba estar en un encuentro de jóvenes. La llegada hasta el llamado Campo de Gracia fue muy dura debido al calor sofocante y a la distancia que había hasta llegar allí. En el lugar se reunieron alrededor de un millón y medio de personas, más de las que se esperaban y por lo tanto tuvieron que cerrar el recinto, dejando a otros cuantos de miles de peregrinos fuera que tuvieron que escuchar las palabras del Papa desde los puentes de la autovía. 

El campo de Gracia era un mar de personas, tantas que no cabía un alfiler, todo estaba lleno de sacos y esterillas. Algo de lo más curioso que allí vimos fue que grupos de personas de distintos movimientos y hermandades iban pasando por los distintos sectores repartiendo e intercambiando estampitas con gente de otros lugares. Hablé con una chica de La Habana que me regaló una estampita de la Virgen de Guadalupe a la vez que yo le di a ella una estampita de la Virgen de la Estrella. 

Sin embargo, el momento que más impresionó fue cuando, después de las palabras del papa donde dijo: «No tengáis miedo», se expuso el Santísimo Sacramento en la custodia y nos sobrecogió el ver que en ese momento, un lugar con tanta gente se quedara en completo silencio sin que se oyera una mosca, al mismo tiempo que absolutamente todo el mundo estaba de rodillas frente a las pantallas que colocaron. 

Vivir la Jornada Mundial de la Juventud ha sido una experiencia única, llena de momentos inolvidables en la compañía de mis amigos. Ha sido impresionante ver cómo tantas personas de todo el mundo se han desplazado desde sus hogares hasta Lisboa para ver al Papa. Aunque hubo momentos duros, solo me queda la satisfacción y el agradecimiento de vivir, al menos, una vez en la vida uno de los grandes acontecimientos del catolicismo. Además, la hospitalidad de los portugueses ha sido también una de las mejores vivencias de este viaje, puesto que todos ellos estaban encantados con nuestra presencia allí, incluso nos ofrecieron sus casas por si necesitábamos algo.

*Periodista

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