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El furgón de cola

Manifestación para exigir "un tren digno" para Extremadura

Manifestación para exigir "un tren digno" para Extremadura

Mario Martín Gijón

Mario Martín Gijón

Para la semana que viene, hay previstas manifestaciones para reivindicar la resurrección del tren Ruta de la Plata, que cerró su circulación con pasajeros hace casi cuarenta años, en enero de 1985, y poco después también de mercancías. En polaco hay un dicho que es «despertarse con la mano en el orinal», que es como nuestro «caerse del guindo», pero algo más gráfico y asquerosillo, y que puede aplicarse a casos como este, aunque en esta ocasión el sueño ha sido de Bella Durmiente, para darnos cuenta de que es necesario ese eje ferroviario que vertebre el oeste peninsular.

Resulta extraño, y la gente de fuera se asombra al saberlo, que la vía férrea termine en Plasencia, como si Plasencia fuera el fin del mundo, pero más extraño que durante cuarenta años casi nadie dijera nada, y ahorade repente, alcaldes y empresarios hayan caído en la cuenta del «beneficio enorme» que supondría recuperar la infraestructura que se dejó caer a cachos y se cerró por falta de rentabilidad.

Esa, la falta de rentabilidad, fue la causa para que se cerrara un eje ferroviario que se había construido en el siglo XIX y que tenía casi mil kilómetros, de Gijón a Sevilla, con posibilidad ahí de enlazar hacia otras ciudades andaluzas. Era un tren que iba bastante vacío, salvo ciertos días y ciertos tramos (de Salamanca al norte de Cáceres y viceversa los viernes y domingos, por ejemplo) y me temo que no iría mucho más lleno si se volviera a recuperar tras las largas y costosas obras que implicaría. Las cosas cuesta mucho menos mantenerlas que dejarlas que se caigan y construirlas de nuevo, pero aquí somos más de lo segundo: el político que inaugura algo sale en las noticias, aunque sea locales; mantener algo en buenas condiciones no tiene ningún eco.

Ojalá, claro, que se recupere ese tren, aunque mejor sería que mantuviéramos en condiciones lo que tenemos y no nos lo dejáramos quitar para reclamarlo medio siglo después. El tren a Madrid sigue siendo deplorable pese a tantas promesas

Es muy fácil pedir, sobre todo cuando no implica dar nada a cambio. No sé si los empresarios que reclaman esa conexión ferroviaria estarían dispuestos a aportar algún tipo de mecenazgo; tampoco creo que los alcaldes de las localidades interesadas quieran poner ni un euro de sus arcas. Es más fácil pedir al gobierno central o a Bruselas. Se escandalizan algunos porque no se incluyera esa vía en el plan de la redampliada de la Unión Europea para 2040, como si eso hubiera sido garantía de que se hiciera. Ya veremos cómo está Europa hasta 2040, es posible que no para muchos trotes, y menos si se amplía, como parece, a Ucrania, donde harán falta unas inversiones masivas de reconstrucción que dejarán poca guita para otros países.

¿Quién necesita, quién usaría ese tren? A la gente de Hervás o Baños de Montemayor, claro, le encantaría poder subirse en el tren como antes, y tener la opción de ir a Cáceres o Salamanca, pero me temo que no lo usarían tanto y la mayoría seguiría yendo en coche, pues se tarda mucho menos. La realidad es que no es comparable el flujo de población entre Extremadura y Madrid (y de ahí a muchos otros sitios) que hacia el norte. Los mismos estudiantes, salvo que les pongan el tren gratis, viajan en blablacar. Otra cosa sería si se impulsara el transporte de mercancías por tren, que en España es de un ridículo porcentaje del 4 % frente al 17 % de la media europea.

Ojalá, claro, que se recupere ese tren, aunque mejor sería que mantuviéramos en condiciones lo que tenemos y no nos lo dejáramos quitar para reclamarlo medio siglo después. El tren a Madrid sigue siendo deplorable pese a tantas promesas y no es de recibo que en plena operación retorno tuviera, la semana pasada, dos horas de retraso. Que llegue puntual es lo raro. El furgón de cola, tituló Juan Goytisolo a una recopilación de ensayos publicada en 1967. Extremadura, que puede presumir de estar a la cabeza en muchos aspectos de calidad de vida, sigue estando, en cuanto a comunicaciones, en el furgón de cola.

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