Opinión | Macondo en el retrovisor

Kate Middelton, el fallo en la 'Matrix'

La indignación ante las disculpas de Kate por manipular una foto es un disparate puro

La simulación, dentro de la simulación, ese planteamiento tan genial que hacían las hermanas Lana y Lilly Wachowski en la mítica saga de 'Matrix', es sin duda un concepto cada vez más presente en nuestra sociedad. Estos días me lo traía a colación uno de los mayores 'misterios' de la actualidad: la desaparición de la vida pública de Kate Middelton, que está generando más teorías conspirativas que la muerte de Bin Laden.

La princesa de Gales, cuya vida e imagen no son más que una 'versión' de sí misma, meticulosamente cuidada en todos los aspectos posibles, no ha sido 'vista' en algo más de dos meses, tras una supuesta operación programada. Pero ha sido su última interacción en redes: la publicación de una foto suya, rodeada de sus tres hijos con motivo de la celebración del Día de la Madre, la que ha hecho caer la 'venda' entre sus seguidores.

Al parecer, su 'tolerancia' a la ficción tiene un límite y no le perdonan que haya admitido retocar la imagen, y que para más inri, haya sido 'chapucera' al hacerlo. Al respetable no le ha gustado darse de bruces con ese 'atisbo' de realidad, que ha roto el hechizo de esa otra existencia paralela. El photoshop y los cuentos de hadas son incompatibles.  

Y no deja de ser un sinsentido. Porque hubo un tiempo, no tan lejano, aunque lo parezca, que los entresijos de cómo 'maquillar' la realidad y la imagen sólo estaban al alcance de unos pocos. Y en ese contexto, se hubiese entendido el desencanto de la opinión pública al quedar en evidencia la orquestada 'puesta en escena' de una supuesta 'instantánea oficial'. 

Pero en la actualidad, en un país como el nuestro, en el que se ha llegado hasta a plantear la regulación de los filtros de Instagram, para evitar problemas de salud mental, la indignación ante las disculpas de Kate, por 'manipular' una foto, es disparate puro. Claro está que los motivos de la algarabía que ha suscitado el asunto son mucho más profundos que la distorsión o un corta pega de una imagen. La decepción que ha generado este supuesto 'desliz' de la princesa inglesa, clasificada por la revista 'Times' como una de las 100 personas más influyentes del mundo, y la 'royal' viva más querida de la familia real británica, según algunas encuestas, es mucho más sintomática que la polémica en cuestión.  

El por qué les importa que esta señora se haya alejado de la vida pública o de su esposo, la desproporcionada atención mediática con el asunto o la cantidad de teorías y especulación al respecto, son un indicativo incuestionable de una desconexión con la realidad, elegida y consciente, de una parte importante de la población. De hecho, la CNBC, un canal de televisión estadounidense, subrayaba a raíz de esta historia, que en lo que va de año se han publicado 276.000 artículos acerca de Middleton , más del doble de los escritos sobre su presidente Biden y Donal Trump juntos (101.000) para poner en perspectiva el interés que suscita la esposa del heredero al trono británico.

Es un espejo terrible en el que mirarse, ése que refleja que hay quien presta una atención incondicional a los entresijos y las relaciones de una monarquía que ni siquiera les atañe, mientras que la actualidad política patria (a no ser que incluya cotilleos y corrupción), las noticias de última hora sobre Gaza o la guerra de Ucrania, no les resultan atractivas en absoluto. Eso es precisamente lo que resulta reseñable. Porque vivimos en un mundo, donde todos ellos se refugian y se aislan en una existencia y unas conexiones virtuales, que a menudo conllevan un alienamiento considerable.

Un universo, al más puro estilo 'Barbie' donde las apariencias son en su mayoría positivas, al ser filtradas y debidamente retocadas, con el objetivo de 'vender' siempre la mejor cara: felicidad, aventura, diversión, romance o amistad. Y que irónicamente, y según los expertos, suelen general justo lo contrario: soledad, envidia, depresión, ansiedad o estrés. 

Seamos claros, a esa gran parte de la población mundial le importa un pimiento lo que le esté sucediendo realmente al ser humano que es Kate Middleton. Lo que no le perdonan, es que haya bajado del pedestal al personaje, haya dejado de interpretar a la perfección su papel asignado y haya dejado de ser referente y ejemplo, porque con ello, ha puesto en la palestra un fallo en la 'Matrix'. La simulación ha quedado en evidencia y eso es simplemente inasumible. 

*Periodista

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