PROYECTO ECOPLACEAT

Un huerto para buscar la plena inclusión de personas discapacitadas

Es ecológico y funciona sin usar productos que dañen el medio ambiente

Quieren demostrar que un discapacitado puede desempeñar un trabajo sin problemas

Usuarios y responsables de Placeat, trabajando en el huerto ecológico.

Usuarios y responsables de Placeat, trabajando en el huerto ecológico. / Toni Gudiel

Durante esta última semana, la Diputación Provincial de Cáceres confirmó una reunión con Placeat en la que hablaron sobre futuros proyectos de la organización que ayuda a personas con discapacidad y a sus familias, pero también acerca de proyectos que ya están en marcha. En dicha reunión, trascendieron los proyectos de reciclaje y el del huerto ecológico, llamado Ecoplaceat, ambos desarrollándose actualmente en el albergue que Placeat tiene en San Gil, y que despertaron el interés de diputación de cara a futuras subvenciones.

Ecoplaceat gira en torno a «un huerto ecológico que se va plantando durante todo el año, de forma estacional», comenzó explicando Ramón Rubio, gerente de Placeat, que comentó que el origen del proyecto se debió a que «los campos de cultivo del albergue no estaban siendo explotados, y comenzamos a pedir subvenciones» para tratar de arrancar con la explotación. Explicó Rubio que, tras varias convocatorias de ayudas sin suerte, un fondo del BBVA les concedió una de 35.000 euros para explotar el campo de cultivo.

«El objetivo del proyecto es plantar de forma tradicional, sin usar productos que sean malos para el medio ambiente», relató el gerente, que destacó del huerto que no salen «productos bonitos como los del supermercado, salen tan naturales que hace poco nos salió un tomate de un kilo y medio».

Con la subvención recibida, Placeat consiguió dar trabajo a una persona con discapacidad, mejorar la alimentación de los usuarios del albergue y crear un grupo de autoconsumidores de cercanía, es decir, un grupo de personas que reciben una cesta de los productos naturales que se recolectan en el huerto y que se distribuyen tan solo en dos puntos, en Plasencia y en San Gil. Con el tiempo, han conseguido que la cesta sea abundante y variada, y que los socios del proyecto reciben a cambio de una pequeña cuota que ayuda a mantener el huerto en funcionamiento.

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