DIRECTORA DE LA DELEGACIÓN DESDE SEPTIEMBRE
De Colombia a dirigir la Once en Plasencia con 27 años
Sara Mejía quiere que tanto vendedores como afiliados se sientan «a gusto, acogidos»
Nació con cataratas y perdió la vista por completo hace tres años. "El palo se supera", afirma
Hace tres años que perdió completamente la visión, justo el mismo año en que falleció su abuelo. Pero, a pesar de los «palos», está acostumbrada a salir adelante en la vida y, con solo 27 años, es la mujer más joven en dirigir la delegación de Plasencia y la zona norte de la Once.
Sara Mejía -«sin ese»- Gallo -«como el animal y la pasta»- puntualiza, nació en Colombia con cataratas debido a que su madre sufrió la rubeola durante el embarazo. No obstante, considera que tuvo suerte porque la rubeola puede provocar enfermedades aún peores en los bebés.
Aun así, a los 18 meses pasó por su primera operación y, a lo largo de su vida, por muchas más. «Hasta hace tres años, me manejaba bien», explica, pero después perdió completamente la visión.
Ella misma responde a la típica pregunta de qué es mejor, nacer con ceguera o ver para luego perder la vista y lo tiene claro. «Es mejor haberla perdido. Es verdad que el palo es más duro, pero el palo se supera y, sin embargo, a nivel de entender el mundo y adaptarte, es más sencillo».
Su abuela fue la primera en cruzar el charco y viajar a España en busca de trabajo y, después, lo hizo el resto de la familia. Sara destaca entre estos dos mundos la labor que realiza la Once. «Aquí es espectacular. Allí, la necesidad te hace salir adelante, pero no tienes ninguna institución detrás».
Antes de Plasencia, Madrid
Llegaron a Madrid, donde comenzaron las visitas médicas y la derivaron a la Once, «a nivel de servicios sociales solamente porque era muy pequeña».
Recuerda que en el colegio le fue bien y se volvió más introvertida en el instituto. Pese a algunas actitudes hacia ella que la hicieron sufrir, también la recuerda como una buena etapa, aunque señalan que su infancia «no fue muy triste, pero tampoco muy alegre».
"Los amigos de la Once no te juzgaban por tus ojos porque éramos todos iguales"
Hasta que entró en la Once, le enseñaron el braille y todas las adaptaciones que necesitaba y conoció a personas como ella. «Empecé a socializar y a quedar con mucha gente de la Once. No te juzgaban por tus ojos porque éramos todos iguales».
Sara hizo el Bachillerato y decidió estudiar Psicología, una profesión que le gustaba desde pequeña. En abril de este año, terminó el máster general sanitario que la habilita para ejercer como psicóloga clínica.
Pero además, Sara ha pasado por la venta de cupones de la Once y estuvo un mes en Edimburgo, por lo que «me manejo en inglés».
Es el idioma en el que da las órdenes a su mano derecha, su perra guía Perl (Perla). Se la concedió la Once en enero de este año, tras haber realizado la solicitud cuatro años antes. Explica que el adiestramiento y selección de un animal para su dueño es largo y difícil y además hay mucha demanda y pocos perros.
Con Perl ha estado en Rochester (EEUU), en el centro que tiene la Once de adiestramiento de animales y adaptación a sus dueños. «Conmigo han acertado al 100%, estoy encantadísima con Perla».
Buen recibimiento en Plasencia
Nada más terminar de estudiar, Sara comenzó a interesarse por las ofertas de empleo de la Once. Se presentó a una de promotor braille y, aunque no la seleccionaron, «vieron mi perfil». Después optó a la de directora de la delegación placentina y fue la elegida.
Este verano, ha estado en Cáceres formándose con la anterior directora, Isabel Góngora y, a la vez, vendía cupones.
Hace poco más de un mes que llegó a Plasencia. Vive en un piso de alquiler junto a su perra guía y todo son elogios hacia la ciudad y los placentinos. «Plasencia me gusta mucho, caminar, los parques, la vida, la tranquilidad...» De la gente dice que «es muy amable» y que ha tenido «un buen recibimiento», tanto a nivel social como en la delegación que ahora dirige.
Tiene a su cargo a 84 vendedores y lo que quiere es que, tanto estos como los afiliados, se sientan «a gusto, acogidos, que sientan el respaldo que yo sentí cuando llegué a la Once».
Quiere acercar más la institución a los afiliados de las comarcas y, sobre todo, llega «con entusiasmo y muchas ganas de crecer y mejorar».
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