Contra de sexta

En las buenas y en las malas

Rosa María Garzón Íñigo

Así es como se supone que deberían de estar las personas que te quieren bien. En esa bonanza vital, cuando las cosas te van genial y no estás librando alguna batalla, para compartir mutuamente tiempo, risas, salidas, alimentos o silencio. Pero también, cuando algún quiebre del tipo que sea, inesperado o programado, hace acto de presencia.

En ambos casos el equilibrio está en saber dar y recibir de manera recíproca y equitativamente. Pues tan importante es saber dar sin esperar nada a cambio, como recibir aceptando la ayuda que se supone puntualmente necesitamos. Sin duda, lo más difícil.

En el dar el único y principal requisito imprescindible es amar sin esperar nada a cambio, manifestando ese amor de todas las formas y lenguajes posibles hasta encontrar los que el otro entiende.

En el recibir, sin embargo, la harina es de otro costal. Cuando, enemigos como el estúpido y carente de valor orgullo hace acto de presencia, mentimos, con tal de que nadie descubra nuestras miserias y la vergüenza que nos generan. O el apego evitativo, secuela de una infancia en la que, las circunstancias nos obligaron a ejercer roles que no correspondían a nuestra tierna edad, que nos hicieron autosuficientes e independientes de forma prematura y, en la adultez se manifiesta con conductas extremistas, tanto por exceso como por defecto, lo único que conseguimos es impedir acercarse a quienes deberían de estar y no están y alejar a quienes sí están aunque, absurdamente, les negamos la oportunidad.

Pero lo peor no es que nos cueste dar y recibir. Lo peor es querer y no poder ni lo uno, ni lo otro. Y sí, seguro que nuestras expectativas nos traicionan y causan sufrimiento, pero, en esos momentos en los que nuestra vulnerabilidad se ve inexorablemente expuesta y la ausencia de quienes sentimos que deberían de estar se hace presente, al elegir otras alternativas posibles a compartir su tiempo y darnos apoyo cuando verdaderamente les necesitamos, inevitablemente, duele. Tanto como estar para quien no quiere que estés.

Así que, en las buenas y en las malas, si nos dejan.