Las oquedades rocosas de la Sierra de la Mosca vieron el origen del culto por la patrona a los cacereños. No hubo milagros ni apariciones marianas en su génesis, circunstancia destacada por todos los expertos. El origen de la patrona hay que buscarlo en Francisco Paniagua, un hombre humilde, natural de Casas de Millán, que recorría la comarca con una imagen de la Virgen, implorando limosna para elevarle una capilla.

Paniagua se esforzó en el año 1621 en fomentar la devoción. Se instaló en una cabaña muy humilde en la sierra y junto a ella levantaría una ermita. Este retiro eremítico contagió a muchos cacereños el fervor por la diminuta imagen que portaba. En este momento, la figura del sacerdote Sancho de Figueroa y Ocano es fundamental para comprender el impulso que el lugar tuvo de la mano de este clérigo que se encargó de que la vida de Paniagua transcurriera dentro de la ortodoxia de los penitentes que quieren alcanzar frutos espirituales.

Alumnos del Colegio Diocesano en Santa María, ayer. EL PERIÓDICO

Además, Sancho de Figueroa bendijo la capilla original, que se conoce como cueva, donde se celebró la primera misa en 1626 y que es la génesis del actual santuario. Paniagua y Figueroa formaron un excelente tándem y pronto consiguieron la simpatía de los vecinos de Cáceres, que comenzaron a visitar la oquedad donde se veneraba a aquella Virgen. El culto no tiene un origen milagroso y por eso, en un principio, a la talla se la llamó de Montserrate. Pero muy pronto el topónimo ‘de la Montaña’ se impuso como denominación, tanto que Montaña es un nombre muy común en Cáceres entre las mujeres nacidas en la ciudad.

Los chavales y sus profesores. EL PERIÓDICO

Paniagua falleció en brazos de Sancho de Figueroa y su cadáver se enterró en la primitiva ermita. El legado de su santo varón eremita fue recibido por su amigo sacerdote, quien se encargó de fundar la cofradía y redactó las primeras ordenanzas jurídicas. No obstante, no fue todo un camino de rosas para el fundador. Guardaba en su casa y parroquia los donativos recibidos, pero una corriente opositora en la cofradía le discutía su patronazgo perpetuo y la validez de la herencia espiritual de Paniagua. La cofradía siguió con el pleito contra Sancho de Figueroa, litigio que pasó a Salamanca. También sus detractores incoaron otro en el Obispado de Coria. La presencia de Sancho de Figueroa es palpable hasta 1649. Se supone que a partir de 1646 siguió como capellán pero no como patrono perpetuo.

Escolares del Diocesano. EL PERIÓDICO

Los cabildos parroquial y concejil coincidían en 1668 en proclamar patrona de la Villa de Cáceres a Nuestra Señora la Virgen de la Montaña movidos por una fuerte presión popular entonces desatada. La confirmación del patronazgo llegó con el Papa San Pío X. La coronación solemne fue el 12 de octubre de 1924, a cargo del obispo de Coria, Pedro Segura Sáenz, fundador también de este periódico.

Alumnos del Dioce. EL PERIÓDICO

Por cierto y hablando de orígenes, la patrona lució ayer el manto de mayor antigüedad del novenario, el número 14, datado en 1925, de tisú liso de oro, bordado al realce con hilos de seda de colores y canutillo de oro con perlas y pedrería. En su interior lleva la siguiente inscripción: ‘Don Juan Luis Montero de Espinosa y Dolores García Becerra, su mujer, ofrece a la Santísima Virgen de la Montaña en acción de gracias, este manto en el año 1925’. De casi cien años, el forro estaba muy deteriorado y recientemente ha sido sometido a una restauración por las camareras de la Virgen, un equipo que lidera Julita Herrera.

El manto de la patrona, datado en 1925. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Quienes ayer volvieron a abarrotar la concatedral pudieron admirar la pieza, como así lo hicieron alumnos de Educación Infantil del Colegio Diocesano, que pasaron por Santa María. Hoy y mañana, no olviden: acto de bendición de los niños desde las cuatro y media de la tarde.