Llevamos meses escuchando en los medios de comunicación que los precios están subiendo y están fuera de control. Es la inflación, que se traduce en más dinero por la misma cantidad que antes, lo que perjudica gravemente a la economía familiar de muchos cacereños. No serán los más ricos quienes lo están notando, sino la clase media trabajadora a quienes les afecta de manera directa. Es debido a esto por lo que se está dando un reajuste en los hábitos de consumo de bienes básicos que todo ciudadano usa en el día a día: alimentación, luz en sus casas y carburantes para ir a trabajar.

En la sociedad hay un ambiente de enfado, de incertidumbre por cuánto durará y si todos los bolsillos estarán capacitados para soportar esta crisis que se vive en España. 

Las razones que dictan estas subidas de precios son muchas y variadas, y pese a que se le ha echado la culpa innumerables veces a la guerra entre Rusia y Ucrania, los precios llevan subiendo desde antes de que esta diese comienzo. El covid 19 tuvo mucho que ver, altas demandas de productos al fin del confinamiento con lo que subieron los precios.

Por una razón u otra, el efecto dominó que han generado o por las gestiones llevadas a cabo y las que no, se están alcanzando números que no se rozaban desde hace décadas en nuestro país y que si siguen al alza, pueden batir récord. La inflación en junio acabó con un 10,2% en nuestro país según datos del INE, un punto y medio por encima de la registrada en mayo y continuando con la tendencia al alza del 2022. 

Las economías familiares están haciendo malabares para reajustar el gasto que destinan a cada bien de consumo: menos ocio y más dinero para hacer frente a las facturas de la luz u otros pagos de los que no pueden deshacerse. 

En Cáceres, dentro de Extremadura, la comunidad autónoma con el sueldo medio más bajo de España, hay poco optimismo en lo que se refiere a que la situación cambie, al menos en un corto plazo de tiempo, e incluso hay quienes piensan que todavía puede ir a peor. 

Gasolina

Tener vehículo propio para moverse es, en la actualidad, un lujo que no todos pueden permitirse. Hay quienes han decidido dejar sus coches aparcados y usarlos únicamente para lo indispensable, porque llenar el depósito no está al alcance de todos, su coste ha aumentado en más de 40 euros del precio habitual. Echar gasolina o diesel en bajas cantidades y de forma más periódica, parece que engaña al bolsillo bajo la esperanza de que la próxima vez que el vehículo marque reserva, el precio haya bajado. 

Coger el automóvil es un lujo que no todos los cacereños se pueden permitir

Pero no es toda la ciudadanía la que puede prescindir de sus automóviles, porque hay quien los necesitas para trabajar. «Ahora mismo le puedo echar a la semana 120 euros y lo cojo solamente para cosas más o menos urgentes en Cáceres», cuenta Luis Miguel Santos, que no puede decir adiós a su vehículo porque es algo necesario para su movilidad en la ciudad. Él ha probado a reducir lo que destinaba en caprichos para reajustar su economía, pero aún así, «la diferencia es poca».

También están quienes prefieren sustituir su forma de movilidad, cogiendo transporte público y así gastar menos en las gasolineras porque «echando el mismo dinero, se gasta muchísimo antes y no da para lo mismo», explica Alberto Solano.

Luis Manuel Santos, un cacereño que opina sobre la subida de precios. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

«He empezado a usar más el transporte público. Se intenta reducir el gasto en gasolina»

Luis Manuel Santos - Cacereño

Ha llegado julio, y agosto está a la vuelta de la esquina, por lo que las vacaciones están en el punto de mira. Muchos serán los conductores que tengan que controlar su presupuesto, destinar más de lo que esperaba a su vehículo o cambiar el plan de ruta, y hacer uso del transporte público para llegar a la playa. Pero no es la gasolina el único factor a tener en cuenta, hacer una revisión a los coches antes de salir es vital para no encontrarse en el momento de mayor disfrute con inconvenientes que arruinen el descanso. 

El coste de mantenimiento de un vehículo también se ha visto afectado. Los talleres se han visto igualmente perjudicados con la subida de costes, entre ellos, de materiales de recambio. Talleres como el de los Hermanos Denche, en el barrio de San Francisco, han tenido que subir ligeramente alguno de sus precios «porque nos lo estaba pidiendo la economía, nosotros somos reacios a subirlos pero es que si no, no llegamos», cuenta Elías Denche. «El aceite del cambio de los coches antes era más barato y lo hemos tenido que subir a la fuerza», explica. 

«Antes se cambiaban filtros y se hacía de todo», añade; las revisiones no se hacen de forma tan completa porque el presupuesto de los clientes es menor. De todos modos, es un servicio del cual no se puede prescindir por la vital importancia que tiene para la seguridad vial.

Elías Denche junto a su hermano Jesús en taller Hermanos Denche situado en la ronda de San Francisco. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

La compra

Caminar por los pasillos del supermercado, coger productos y meterlos en el carro sin mirar el precio es algo que tampoco es ya posible para muchos. Hay quienes empiezan a fijarse más, a comparar supermercados, a reducir sus compras, cambiar de marcas o incluso sustituir unos productos por otros. La alimentación es un coste evitable, es indispensable y no se puede controlar la compra de productos básicos, por lo que la forma de comprar ha variado y el dinero invertido en este aspecto es ahora mayor.  

Otro cacerereño consultado por este diario, Alberto Solano, cree que el único gesto posible «es prescindir de algún capricho, pero tampoco demasiado, si ya es algo que controlas de antes, no se puede reducir». La mayoría ya compraba marcas blancas con el fin de ahorrar, otros lo empiezan a hacer ahora, pero ni este sustitutivo al parecer más barato ha escapado del cambio de etiquetas en las estanterías. Quienes como María Isla son de irse «a lo barato», también han «notado la subida de los precios». 

Las grandes cadenas de supermercados tienen un mayor margen de maniobra para no perjudicar excesivamente a los consumidores, pero ni con esas se puede escapar de la inflación, que pone en jaque la supervivencia de algunos pequeños comercios en un largo plazo de tiempo.

Alberto Solano, un cacereño que opina sobre la subida de precios. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

«He cambiado el dinero que destinaba a otras cosas. Con la medida algo se nota, pero la diferencia es poca»

Alberto Solano - Cacereño

Las frutas han sido algunos de los productos que han salido peor parados, melones, sandías, ciruelas, melocotones, las típicas del verano han tenido un incremento que supera el 200%. David Holgado, de la frutería Almeida, opina que «no es sostenible» porque «si quiero que la gente me compre tengo que bajar mi margen. Piensan que ganamos más porque es más caro, pero todo lo contrario, bajamos nuestra cuantía para intentar vender».

Cambio de hábitos en las formas de hacer la compra para poder gastar menos dinero

Los hábitos de consumo de los clientes, ha cambiado mucho en estos últimos meses. «Ahora la gente va más al diario, vienen más y gastan menos, intentan no tirar». En su tienda, se escuchan quejas sobre «los precios, la guerra, el combustible, el pescado… todo tipo de comercio», pero siempre bajo el conocimiento de que no es culpa de las tiendas sino una situación que vive toda España por igual y que los negocios no pueden cambiar de estrategia. 

Ahora todos miran con lupa los céntimos de más, pero la fruta es un producto básico que se consume de forma habitual, por lo que hay quienes aún se resisten a cambiar en este aspecto su lista de la compra: «Seguimos consumiendo lo mismo, sí que no cogemos otras cosas que nos parecen menos necesarias, pero fruta sí que compramos una cantidad similar», narra Alberto Solano. 

Melones y sandías. Frutas cuyo precio ha aumentado. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Ola de calor y luz

Plena ola de calor, máximas que superan los 40 grados en Cáceres y hay que plantearse una cuestión: ¿Es posible ahorrar y no pasar calor? o más bien: ¿Se puede no gastar demasiado?. La respuesta es ‘no’. La factura de la luz lleva arrastrando cifras demasiado altas desde los meses más fríos y están dificultando cada vez más la vida a los cacereños. 

Hay quienes aún se resisten a pulsar el botón de ‘off’ al mando de sus aires acondicionados o los que se niegan a permitir que las aspas de sus ventiladores dejen de girar porque pueden ajustar un poco más su presupuesto mensual. También están aquellos que le resulta inviable pagar facturas y recurren a piscinas, parques, centros comerciales, bares u otros planes algo más frescos que su hogar con los que hacer frente al estío. 

«En mi casa eso se ha notado. Nos hemos tenido que apretar un poco el cinturón», confiesa Ana María Isla: «Creo que no es compatible ahorrar con ola de calor, siempre estás con el aire y gasta el doble», asevera. 

Ana María Isla, una cacereña que opina sobre la subida de precios. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

«Creo que no es compatible ahorrar con ola de calor, siempre estás con el aire y gastas el doble»

Ana María Isla Cáceres - Cacereña

Si hay que redistribuir el dinero en facturas del hogar, en el combustible para desplazarse, en la alimentación y los salarios siguen estancados, poco queda para el ocio o los caprichos. La población está agotada de trabajar para sobrevivir, y no para vivir, de pensar en la economía del país, en cómo bienes y productos que necesitan cada día no dejan de subir sus precios y en cuándo acabará esta situación, de cuyo fin no se habla. Están estirando el dinero, reajustando sus gastos, cambiando su forma de comprar, tirando de los ahorros y parándose a mirar cada euro de más en el ticket de la compra. El dinero es finito, su paciencia también.