Si el cambio climático va a más, sus efectos para Cáceres se traducirán en una combinación de episodios de calor extremo con sequías cada vez más persistentes, dos fenómenos que derivarán en una tercera consecuencia: el incremento de los incendios forestales. Son las conclusiones del Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible (PACES), encargado por el Ayuntamiento de Cáceres en la pasada legislatura (2016), con un detallado informe sobre los riesgos para los habitantes del municipio. Llama la atención que esos mismos riesgos son los que se están dando en el verano de 2022: records de temperaturas, falta evidente de lluvias e importantes incendios.

Sin ánimo de sembrar la alarma, sino de poner las bases para frenar la tendencia, el PACES detalla las amenazas del cambio climático sobre Cáceres. Elaborado por el ayuntamiento, la Agencia Extremeña de la Energía (AGENEX) y Disaim Ingeniería, basándose en los mapas de vulnerabilidad urbana de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), en primer lugar analiza el calor extremo, el riesgo climático más urgente en esta zona, sobre todo cuando se suceden días y noches cálidas (olas de calor).

Y es que Cáceres ya presenta una media de 35 jornadas anuales con más de 35 grados (análisis del periodo 1987-2016). También supera los 24 días por encima de 30 grados combinados con noches tropicales (+20). Todo ello porque Cáceres se ubica en una de las áreas más cálidas de Europa (Mediterráneo Continentalizado). Por contra, el riesgo de frío extremo para el próximo siglo se considera casi nulo.

Otra de las amenazas es la sequía. Los periodos de cinco días seguidos de lluvia se reducen desde la década de los 60 en Cáceres, mientras crece el consumo de agua en hogares, cultivos y empresas. De hecho, el municipio registra un consumo de agua mayor de 100 m³ por persona y año, entre los mayores de Europa. La sobreexplotación de los recursos hídricos también complica que los acuíferos se vuelvan a llenar.

Y ello cuando las proyecciones de la AEMA sitúan a Extremadura dentro de las zonas más afectadas por el incremento de la sequía en Europa, solo por detrás de Almería y Murcia. Aunque de momento no se esperan consecuencias graves en los próximos 15 años, la evaluación del riesgo de sequía para el municipio de Cáceres se califica de ‘alto’ a ‘muy alto’. En concreto, estos episodios ya han crecido un 0,2 por década en el municipio desde 1950, y se prevé un aumento en el período 2040-2071.

La tercera amenaza se centra en los incendios forestales, debido al aumento de la temperatura, a la falta de lluvias y también al abandono de zonas rurales. Cáceres «se encuentra en un percentil medio-alto de riesgo, con una proyección de aumento en el próximo siglo», subraya el PACES. En el corto plazo no se ven graves consecuencias.

«Un verano como el actual, por extremo que sea, no revela la existencia de un cambio climático. Pero las referencias y los datos contrastados de las últimas décadas dejan claro que las olas de calor se alargan, que los picos de temperatura son más pronunciados y que las medias aumentan. Las evidencias están ahí», explica el delegado territorial de la AEMET en Extremadura, Marcelino Núñez.

Efectivamente, el experto confirma que Cáceres se sitúa en una de las zonas que más sufren los episodios de calor, la sequía y los incendios, «los principales fenómenos adversos de Extremadura. En cambio, el otoño es dulce, el invierno suave, y no suele haber precipitaciones torrenciales. El calor es nuestra parte crítica», sostiene.

Pese a ello, considera que, aunque la tendencia tardaría mucho tiempo en revertirse, sí estamos a tiempo de frenarla. «Soy optimista, y en base a los avances de la ciencia y a las medidas que va tomando una sociedad cada vez más concienciada, creo que caminamos hacia un horizonte 2020-2050 con una reducción de emisiones de CO2. Pero no podemos dormirnos. Las consecuencias no serían nada buenas», concluye.