obituario

Adiós a Pepe Rojo, referente de la historia del comercio de Cáceres

El fundador de Tiendas Rojo y presidente honorífico de la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres (Aeca) tenía 82 años

Pepe Rojo en septiembre de 2021.

Pepe Rojo en septiembre de 2021. / SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Pepe Rojo era una institución en Cáceres, pero de esas instituciones de verdad, de esas instituciones que comenzaron a trabajar a los 14 años y terminaron representando los derechos e intereses del comercio cacereño. Hablar del comercio no es hablar de cualquier cosa en esta ciudad basada en el funcionariado y sin industria que encuentra precisamente en este sector la tabla de salvación de su delicada economía. Por eso la marcha hoy de Pepe Rojo, a los 82 años, ha supuesto una pérdida irreparable porque él fue uno de los grandes protagonistas de la historia de Cáceres.

Rojo comenzó a trabajar en El Requeté, los almacenes que nacieron de la mano de Getulio Hernández Moreno y su mujer, Ángela del Monte Sánchez, que en 1939 empezaron a vender telas en una habitación de un edificio de la avenida de España situado prácticamente enfrente de la Casa de la Chicuela al que llamaban el Edificio del Requeté porque durante la contienda había sido hospital y cuartel de los conocidos como tercios de los requetés, que combatieron junto a Franco y tuvieron una actuación destacada (se calcula que alrededor de 60.000 participaron en la guerra civil y que de ellos unos 6.000 murieron). En aquella habitación alquilada, sin ni siquiera puerta a la calle, Getulio vendía en base a una política que tenía muy clara: siempre hay que comprar bien. De modo que compraba tejidos a metro a proveedores catalanes, que eran los mejores en el campo textil de este país, y el negocio no tardó en florecer.

Su lema era ‘comprar barato’. La receta debió triunfar porque todos en Cáceres querían trabajar en El Requeté, el almacén más popular de la capital cuyo declive comenzó en 1988 cuando este coloso comercial acabó sucumbiendo ante las llamas de un pavoroso incendio. Pepe Rojo fue uno de los empleados de ese negocio hasta que junto a su mujer, Vicenta Medina, que entonces trabajaba en la farmacia de doña Rosa Acedo, se estableció por su cuenta en Llopis Ivorra, barriada donde fundó su establecimiento de confección.

Pepe Rojo, presidente honorífico de la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres (Aeca) y padre de tres hijas (Maribel, Raquel y María José), siempre decía que el único título que quería era el de «tendero» y se confesaba «un fanático de la calle Pintores». Era Rojo tan catovi que mientras familiares y amigos se fueron dando de baja del Cacereño, él guardaba en su cartera como oro en paño el carné que le acreditaba como socio número 16.

Y es que Pepe era toda una institución en el comercio. De hecho, era de los pocos que quedaban de la vieja guardia. Su primera tienda de Llopis la abrió cuando este barrio obrero que impulsó el entonces obispo empezaba a despegar, con un modelo innovador: perfumería y textil juntos. También fundador de Tambo y socio de la primera gran superficie de alimentación que tuvo Cáceres: HíperTambo, luego apostó por el comercio electrónico porque, sin duda, Pepe Rojo fue todo un visionario.