En la parroquia del Espíritu Santo

Paco Delgado: 50 años como cura en Cáceres

Paco Delgado Pulido.

Paco Delgado Pulido. / EL PERIÓDICO

La Comunidad Parroquial del Espíritu Santo de Cáceres celebra una eucaristía de Acción de Gracias con motivo del cincuenta aniversario de la ordenación sacerdotal de Paco Delgado Pulido en la iglesia parroquial del Espíritu Santo el próximo 6 de abril de 2024 a las 12:30 horas 

Medio siglo dedicado al servicio religioso y comunitario del sacerdote Francisco Delgado Pulido quien cuenta su experiencia y sentimientos.

-¿Qué significó aquel 31 de marzo de 1974?

-Aquel día marcó el comienzo de mi viaje en el servicio de Dios y de la comunidad cristiana. Ahora en 2024, lo que más resuena en mi cabeza y en mi corazón es la inmensa misericordia de Dios. Me recuerda constantemente que, a pesar de ser desconocido para muchos, he encontrado a Cristo Jesús y he sido testigo de su amor a través de las experiencias y tantas personas buenas que me han rodeado: familia, párrocos, pueblos, sacerdotes, formadores del seminario…

-¿Cómo empezó su camino hacia el sacerdocio?

-Comenzó cuando era un niño, primero como monaguillo en mi pueblo y luego, a los trece años, ingresé al seminario en Coria. Fue allí donde descubrí el valor de la fe cristiana y la esperanza, gracias al ejemplo de muchos, incluido el sacerdote de mi pueblo, Don Jesús. Me vi, no empujado, sino admirado y sorprendido por el testimonio vivo de este sacerdote.

-¿Qué ha significado para usted ser sacerdote durante estos 50 años?

-Ha sido un privilegio y una elección clara y libre. He tenido la libertad de anunciar el Evangelio, de crear esperanza y de compartir el amor de Dios, un gran amor que yo también estaba recibiendo. Siempre he estado acompañado por la misericordia del Señor y el Evangelio de Cristo, Jesús que me ha enseñado y ha iluminado mi camino.

-¿Qué recuerdos tiene de sus años de formación?

-Guardo un cariño especial por mis formadores en el seminario, como Don Ceferino Martín Calvarro y Paco Roncero Alba. Mis últimos años de estudios teológicos en la Pontificia de Comillas en Madrid también fueron decisivos. Siempre supe que quería servir en Extremadura, mi tierra natal. Tarancón, entonces arzobispo en Madrid me pidió que me quedase, pero yo tenía claro que quería ser cura en esta bendita tierra nuestra de Extremadura, con estas buenas gentes de los que estamos rodeados.

-Después de 50 años, ¿cuál es su mensaje para nosotros?

-Mi mensaje es de gratitud. Inmerecidamente he llegado a ser sacerdote, pero he confiado siempre la misericordia de un Dios bueno, que nos ilumina y nos acepta como somos, y vamos caminando. Gracias a Dios y a todos los que me han acompañado en este viaje. Y agradecido siempre a tantos sacerdotes mayores o jóvenes que me rodean en el presbiterio de la Iglesia diocesana Continúo comprometido con anunciar el Evangelio y caminar en la luz de la misericordia de Dios.

-Muchas gracias por compartir su historia y su fe con nosotros.

-Gracias a ustedes por esta oportunidad de da testimonio de mi vocación. Ha sido un camino de felicidad, rodeado de buena gente, y eso es lo que continúa inspirándome cada día. He sido un seminarista feliz, he sido un cura feliz, estoy siendo feliz, rodeado de tan buena gente, insisto, y hoy aquí, después de 50 años, aquí continúo anunciando el Evangelio.