Un viaje a la gruta

Maltravieso: así es la cueva de Cáceres donde nació la humanidad

Todas las razones por las que la Junta impulsará que se declare Patrimonio de la Humanidad

Interior de la cueva de Maltravieso.

Interior de la cueva de Maltravieso. / JERO MORALES / EFE

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Cáceres. Principios de los años 50. En la zona conocida como Maltravieso avanzaba a pasos agigantados una cantera de cal. Un día unos obreros pusieron sobre la pista del descubrimiento de una cueva al encontrar algunos huesos fósiles de animales que les llamaron la atención. Más tarde aparecieron varios enterramientos de la época del Bronce. Ahora, la consejera de Cultura, Victoria Bazaga, acaba de anunciar (lo hizo yo) que impulsará el reconocimiento de la gruta como Patrimonio de la Humanidad.

El verdadero interés de la Cueva de Maltravieso comienza cuando el 8 de enero de 1957 Carlos Callejo, conservador del Museo de las Veletas, publica en el EXTREMADURA un artículo donde da a conocer la existencia de las pinturas rupestres que había logrado ver en tres minuciosas exploraciones hechas en octubre y noviembre de 1956. Poco tardaron en alzarse las voces que defendían que este monumento singular --que nos ilustra sobre la alborada del arte humano en una región hasta entonces sin documentación alguna sobre el hombre cuaternario-- debía ser conservado.

Callejo acudía casi todas las tardes a la cueva con Antonio Márquez, un capataz de Telégrafos que era su mano derecha. A rastras, con su lámpara de carburo, se convirtió en un diestro espeleólogo que logró que el catedrático Martín Almagro y otros profesores de Alemania y Canadá llegaran a Cáceres para ver aquella cavidad, que no tardó en convertirse en monumento nacional. Y es que la gruta del calerizo cacereño, de la que el ayuntamiento hará una réplica antes de 2025 gracias a una inversión de más de dos millones de euros de fondos europeos, conserva la primera manifestación de arte rupestre de todo el planeta. Se trata de una mano pintada en negativo cuya datación se ha retrasado hasta los 66.700 años de antigüedad, lo que además implica que fue realizada por el hombre de Neandertal, toda una revolución en los esquemas prehistóricos.

La cueva lleva al menos 27 años cerrada a las visitas, salvo de especialistas e investigadores. Fue ocupada por el hombre en distintos momentos de la Prehistoria. Otras cuevas próximas son las de El Conejar y Santa Ana. Por ella pasó el equipo Primeros Pobladores de Extremadura y ahora continúan analizándola los técnicos de la Junta liderados por Hipólito Collado. A lo largo de estos 27 años Maltravieso se ha abierto en ocasiones puntuales.

En 1959, los peones camineros de la Diputación de Cáceres abrieron a pico y pala un caminito para los expertos, que ahora permite avanzar y que evita el recorrido reptal. La entrada a la Sala de los Huesos es la primera parada de la cavidad. Habitualmente está encharcada. En ella son perfectamente visibles unas cuadrículas en las que queda documentada la existencia de cubiles de hiena. Las bestias cazaban en el exterior y luego entraban en el interior, donde permanecían sus crías a la espera de comida.

Eso da idea de todo lo que movía a su alrededor Maltravieso, una cueva contaminada, que pasó desde su descubrimiento largos ciclos de abandono. En los años 50 el arte rupestre era desconocido en Extremadura porque esas manifestaciones eran más propias de la cornisa cantábrica, de modo que ese acumulativo ha contribuido negativamente a su conservación. Si en ese momento alguien toca el techo y se lleva el dedo a la nariz huele a humedad y a setas porque está repleto de colonias de hongos (estudiadas y controladas, pero que hay que vigilar porque si llegan a un panel con arte rupestre se pone en riesgo su continuidad).

Es una curiosidad más de este bello viaje por los confines de la tierra, donde escasea el aire y no entran ni la luz ni el sol.

De ahí a la incomparable Sala de las Columnas, que atesora las primeras manifestaciones de arte rupestre del recorrido. Esta sala se corresponde con el primer tercio de la cueva y en ella aparecen siete (visibles hay tres) de las famosas 60 manos reproducidas en Maltravieso. Las más comunes son las llamadas 'manos en negativo'. Los neardentales apoyaban la mano en la pared, y desde la boca, con el pigmento cargado en rojo, soplaban. Luego retiraban la mano y quedaba la huella en negativo. Hay manos en horizontal y vertical. Por las características del espacio, que es muy reducido, todo hace pensar que para pintar las manos en negativo era necesario que al menos dos personas participaran en ese proceso: una es la que apoya, otra es la que sopla.

Las manos

Seguramente la Sala de las Columnas es la más importante de la cueva en lo que se refiere a la conservación del arte rupestre. Las pinturas de las manos (en este lugar son todas de personas adultas) se realizan sobre la roca encajante de color marrón de la cavidad. Ocurre que la misma desarrolla una película de cal que es la que sostiene la pintura. Sucede que esa adherencia de calcita es tan débil (está hecha de pequeños cristales de aragonito) que al más mínimo cambio de las condiciones de temperatura, la capa se craquela y se cae. Si esa película se cae, se cae el arte rupestre. Y ese es el enorme problema que tiene la cueva de Maltravieso, la estabilidad de su soporte.

Avanzando hacia el fondo está la Galería Central. A la misma se puede acceder de dos modos: de pie o reptalmente. La última opción se descarta porque habría que arrastrarse en muy malas condiciones, así que se escoge el recorrido más cómodo puesto que el otro solo es recomendable para los espeleólogos. Aquí encontramos manos infantiles: el pulgar está arriba, le siguen el índice, el central y el corazón. Falta el meñique porque siempre se escondía y era señal de que todos los que pintaron Maltravieso pertenecían a la misma tribu.

Resulta curioso como esas manos apuntan hacia el interior cuando entras a la cavidad y hacia el exterior cuando sales, puesto que se trata de pinturas orientadoras que servían como guías y actuaban como indicador en el recorrido de la cavidad. En este sentido, las manos verticales les facilitaba avisar de que se trataba de una zona de caída o de que llegaba una bifurcación. Otro de los detalles son los puntos de luz, agujeros que se picaban y en los que se colocaba grasa animal para prender fuego. Eso les permitía transitar por la cueva y alumbrar mientras pintaban.

El Panel del Descubrimiento

De la Sala de las Columnas llega a la Sala de las Pinturas. Es una de las zonas más llamativas de Maltravieso, donde se guarda el Panel del Descubrimiento, un compendio de los primeros símbolos que aparecen en el arte rupestre en el mundo. Se trata de figuras como líneas de puntos, una super mano vertical con los dedos hacia arriba, trazos pareados, discos soplados de color rojo y triángulos también pintados en rojo. Cuentan que cuando Carlos Callejo entró aquí se dio cuenta de que esto era producto de la mano del hombre y que, efectivamente, en Maltravieso había arte rupestre.

El Panel del Descubrimiento no es el bisonte de Altamira, no es un bóvido, no es un caballo, es en realidad un elemento simbólico que solo entendían quienes lo ejecutaron y que utilizaban para comunicarse entre ellos más allá de la palabra, uno de los códigos del hombre neardental, antes solo atribuido a los sapiens. No es un arte rupestre espectacular, es verdad, pero es el comienzo del arte rupestre y por eso tiene esa maravillosa importancia.

Los primeros socios del Atlético de Madrid

En ese panel también aparece la técnica mixta, única representación de esta modalidad perteneciente al paleolítico superior que en Europa solo puede verse en Maltravieso. Se trata de manos en positivo y en negativo que se hacían a base de óxido de hierro en rojo, óxido de manganeso en negro, carbón, uranio-torio, calcita y ceniza. Siempre decimos que los neardentales son los primeros socios del Altético de Madrid o el origen de la bandera de Cáceres. Igualmente, puede verse un triángulo grabado, la cabeza de una cabra, el cuello, la quijada, el hocico, la frente y los cuernos. Podrían estar datadas mucho antes de los 60.000 años.

De ahí y para finalizar, la Sala de las Pinturas, donde aparece la representación de la grupa de un caballo o pinturas de manos escondidas entre las rocas, que solo pueden verse si nos tiramos en el suelo. Se piensa que son una representación del deseo del hombre de contactar con Dios en busca de la eternidad. El final de la cueva estaría en la Sala de las Chimeneas, ocupada por la zona de excavación.

Este es el viaje a Maltravieso, que bien merece la lucha para que tenga todos los galones porque es algo único que sólo puede verse en Cáceres, la ciudad Patrimonio de la Humanidad que también es Patrimonio del Paleolítico.

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