EL APUNTE

La solución menos mala para abastecer de agua a Cáceres

Este nuevo trasvase no es la mejor solución, pero no se puede estar sin solución ni recuperar la presa en el Almonte

Puente del Almonte en la autovía A-66, en esta zona se proyecta construir la nueva toma de agua.

Puente del Almonte en la autovía A-66, en esta zona se proyecta construir la nueva toma de agua. / LORENZO CORDERO

José Luis Bermejo

José Luis Bermejo

Traer agua para su consumo en Cáceres desde una nueva toma en el embalse de Alcántara no sea tal vez la mejor solución. Desde que la ciudad se suministra de aquí han sido muchas las voces que cuestionan la calidad de las aguas del río Tajo que quedan embalsadas en el pantano que Iberdrola explota. La última vez ha sido esta semana por un colectivo conservacionista que habla de un líquido de muy mala calidad, contaminado por diversos elementos orgánicos y químicos y al que llegan aguas del embalse de Arrocampo, que refrigera la central nuclear de Almaraz, a través de los vertidos del pantano de Torrejón. Pero, pese a todo lo terrible que suena lo anterior y tras innumerables retrasos y de intentos fallidos, la ejecución de una nueva toma o trasvase en el río Almonte, en un punto en el que la masa de agua es la del embalse de Alcántara, se presenta, si finalmente se hace, como la solución menos mala. 

En la última declaración de impacto ambiental del nuevo trasvase, conocida hace una semana y que permite que la obra se haga, no hay una alusión expresa a la calidad de las aguas. En el apartado sobre hidrología superficial y subterránea solamente se hace una referencia a que durante la realización de las obras puede haber una pérdida de calidad de las aguas superficiales por el aumento de los sólidos en suspensión debido a la ejecución de la toma y se añade que durante la explotación puede haber una alteración de los niveles hidrogeológicos en Alcántara. Aunque, según se precisa en la declaración, por la gran cantidad de agua embalsada que tiene Alcántara no se espera la disminución de los acuíferos interrelacionados. En este último proceso de declaración ambiental no han remitido su informe ni el ayuntamiento ni organizaciones conservacionistas.

Cáceres consume agua del embalse de Alcántara desde hace 30 años, lo hace del trasvase que está aguas arribas del punto donde se hará la nueva toma. Hace dos años que se renovó para incrementar el volumen de agua trasladada, pero sigue siendo un trasvase sin todas las garantías de abastecimiento, siempre se corre el riesgo de que se tenga que parar por quedar las bombas al aire y obliga a estar pendiente de la cota de Alcántara, que puede bajar por la sequía, por los desembalses para la explotación del pantano o por los trasvases de agua a Portugal para cumplir el convenio de Albufeira. En síntesis, lo que se hace con el nuevo trasvase es llevar la toma a un sitio donde el punto del que se puede coger el agua está siete metros más profundo (en el proyecto se alude a la cota 186 frente a la 193 actual de las bombas).

Este nuevo trasvase no es la mejor solución, pero no se puede estar sin una solución y tampoco se puede volver a recuperar la construcción de una presa en el río Almonte, que fue la idea original, porque choca de lleno con la declaración de impacto ambiental que fue muy clara. Los informes de la dirección general de Medio Ambiente y de la dirección general de Biodiversidad se posicionaron en contra de las cuatro opciones que se plantearon en los cauces del Almonte y del Tamuja.

Para no agravar una solución que no es la mejor hay otra cuestión que se tendrá que aclarar: cómo afectará a la tarifa que pagan los usuarios e intentar que su incidencia sea la menor posible, ya que las obras de regulación de las aguas superficiales y subterráneas las pagan los beneficiarios y en Cáceres se tiene la experiencia de lo ocurrido con el actual trasvase de agua, cuyo pago reclamó la Confederación del Tajo años después de hecho. 

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