Tribuna

Peldaño a peldaño

Mi hijo Alex Reyes ha recorrido el camino sin llamar la atención, como a él le gusta vivir

Alex Reyes (izquierda), en Islandia con la selección española.

Alex Reyes (izquierda), en Islandia con la selección española. / FEB

Miguel Ángel Reyes

Qué sencillo nos resulta identificar algo tan usual como «peldaño»... Forma parte de una escalera, cualquiera de las que subimos a diario sin darle más importancia.

Siempre requieren esfuerzo. Hay ocasiones en las que se nos hace cuesta arriba, e incluso otras en las que nos resulta imposible y desistimos.

En el deporte ver a chavales con 16 o 18 años empezar a competir al lado de profesionales con 25 o 30 años es relativamente normal. Tenemos la suerte de disfrutar de talentos precoces en todos los deportes (fútbol, basket, tenis...). Nos llenan de satisfacción y nos hacen felices. En ellos se junta talento para el juego, físico y estar bien acompañados y hasta nos parece que debiera ser normal que cada año brotara alguno como si nada.

Pero... ¿y aquellos jugadores que tienen talento y ganas, y sin embargo su físico no acompaña para competir al máximo nivel? ¿Y si tenemos jugadores que necesitan un desarrollo «normal» en el tiempo? Es decir, mejorar físicamente, madurar y entender el juego, sentirse importantes en cada momento, encontrar el sitio donde se pongan los medios para que el jugador y los entrenadores entiendan el camino que necesita cada uno...

Este desarrollo lleva su tiempo y deben coincidir muchas cosas para que se pueda tener la oportunidad de llegar al final. En el caso de Alex Reyes, ha tenido la suerte de sumar año a año todas esas circunstancias. Ha pasado por todas y cada una de las categorías que forman la escalera de formación de nuestro baloncesto FEB. Cada categoría le ha dado en su momento lo que necesitaba, «peldaño a peldaño» ha ido subiendo la escalera que lleva al último piso, pero lo que le ha acompañado en todos esos momentos hasta llegar ahí ha sido su fe incansable en el día a día, su constancia y su obsesión por intentarlo y no sucumbir.

Ha recorrido el camino sin llamar la atención, como a él le gusta vivir. Ha compartido esos años sus alegrías y sus penas, aprendiendo de cada momento y mejorando día a día. Sirve de ejemplo contrario para todos aquellos que piensan que «si no triunfan a los 20 años... no lo harán nunca».

Es por esto que debemos tener claro que cada deportista necesita recorrer el sendero que le lleve a encontrar el camino de la vida deportiva profesional, y no siempre se es portada del periódico a los 18 años, sino que puede llegar muchos años después. Se saborea más y mejor.

*Exjugador profesional de varios equipos de baloncesto, entre ellos el Cáceres CB (1992-1995). Padre de Alex Reyes (Bilbao Basket), que el domingo puede debutar como internacional absoluto en el Multiusos.