Automovilismo

El homenaje más victorioso

El piloto cacereño Antonio Gutiérrez se impone en la clase 9 del Campeonato de España de carreras de montaña como tributo a su amigo David López, fallecido en abril

Antonio Gutiérrez, con el vehículo con el que ha competido en el Campeonato de España de carrera se montaña.

Antonio Gutiérrez, con el vehículo con el que ha competido en el Campeonato de España de carrera se montaña. / Jorge Valiente

Hace unos meses, en abril, falleció David López Tomico, un piloto de rallies aficionado originario de Ávila. Uno de sus más cercanos amigos era Antonio Gutiérrez, que es en Cáceres hoy en día alguien similar: un loco del motor que, con mucho sacrificio económico, lleva mucho tiempo compitiendo. Tan afectado quedó por el fallecimiento de su compañero de carreteras que decidió hacerle un último homenaje: competir primero en una prueba que les encantaba a ambos, la Subida al Fito, y después completar el Campeonato de España de carreras de montaña, la especialidad que les unió.

«Teníamos muy buena relación. Fue él quien me convenció para hacer la Subida al Fito y nos apuntamos, pero dos semanas antes se mató en la carretera», cuenta con emoción Gutiérrez, que añade el punto de sarcasmo que a veces sirve el destino. «Se estrelló en una curva en la que entrenábamos, en la Subida al Boquerón. Me decía que tuviese cuidado con esa curva y precisamente fue allí donde se mató», lamenta.

David López, fallecido en abril en un accidente.

David López, fallecido en abril en un accidente. / CEDIDA

Aquello no podía quedar así. «La Subida al Fito la corrí de todos modos por hacerle un homenaje a él y luego seguí el resto del campeonato», señala. Y no le fue del todo mal: fue el mejor en la clase 9, los CM Plus, y tercero en la categoría absoluta, corriendo además las pruebas de Xantada, Valdehorras, Ibiza y Totana. Ganó la segunda de ellas y en las demás solo se vio superado por un rival.

Todo un veterano

La competición no le es extraña, desde luego. «Empecé en 1992 con un amigo y nos compramos un coche de rallies para correrlos. Luego hice autocross. He cambiado varias veces de disciplina», recuerda. Con la que se ha quedado desde hace cinco años es con la de carreras de montaña, para la que es necesaria un espectacular monoplaza, prototipo de vibra con chasis tubular y unas prestaciones llamativas. «Se ponen de 0 a 100 kilómetros/horas en apenas tres segundos por el tipo de motor que tienen, y como máximo pueden alcanzar los 190, dependiendo de los desarrollos que le metas. Pesan 500 kilos y por eso no son tan peligrosos como los turismos, ya que las inercias no te empujan tanto hacia fuera y son más estables», afirma.

Lo que le atrajo fue que son rallies «más al esprint» porque «no tienes tiempo a recuperar, con cuatro pasadas distintas al mismo tramo. En cuanto en una de ellas duras un poco más en la frenada, los demás ya hacen mejor tiempo y te superan».

Ahora la duda es si continuar en el campeonato nacional, prolongando el homenaje a su amigo fallecido. «Ganar mi clase era algo que no lo esperaba fundamentalmente porque no conocía los tramos. La gente que está en esto lleva mucho tiempo corriendo estos rallies. Desde luego, se me ha dado mucho mejor de lo esperado», sostiene.

Gutiérrez, propietario de una pequeña empresa de instalación de persianas, ha tenido la ayuda de empresas como Gloval y Petrogold «y algunos amigos más que me han echado una mano dentro de lo que podían». Su intención es continuar «pero tengo que ver muchas cosas relacionadas con el presupuesto».

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