Baloncesto. LEB Oro

Cáceres, la deshonra que no termina

El equipo extremeño encaja una rotunda derrota ante su escasa afición frente a un Fuenlabrada que se paseó después del descanso. Dani Rodríguez se lesionó a poco de salir a la cancha

Hansel Atencia busca un compañero al que pasar el balón ante la defensa de Edu Durán.

Hansel Atencia busca un compañero al que pasar el balón ante la defensa de Edu Durán. / Jorge Valiente

71 - CÁCERES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD: Hansel Atencia (13), Mike Nuga (9), Greg Gantt (5), Ashley Hamilton (8), Darko Balaban (8) -cinco inicial- . Pablo Rodrigo (9), Gael Bonilla (3), Remu Raitanen (6), Dikembe André (8), Dani Rodríguez(0), Pau Carreño (2).

97 - BALONCESTO FUENLABRADA: Tomás Bellas (8), Jordan Swing (18), Patricio Garino (6), Tanner McGrew (14),Joey Van Zegeren (10) -cinco inicial- Khadim Sy (0), Mateo Díaz(10), Petar Aranitovic (8), Jorge Bilbao (6), Edu Durán (17), Rahijs Mocoha (0). 

MARCADOR POR CUARTOS: 21-20, 40-42(descanso), 56-66 y 71-97 (final).

ÁRBITROS: Paula Lema, Juan Ramón Hurtado y Eduard Colomé. Eliminado:Gantt (min. 35).

INCIDENCIAS: Vigesimonovena jornada de la LEBOro. 1.120 espectadores (cifra oficial).

Una sonrojante derrota ante el Fuenlabrada (71-97) convirtió en espejismo la mejoría que había evidenciado el Cáceres Patrimonio de la Humanidad en los últimos encuentros. Si con el descenso virtual asumido desde hace varias jornadas la batalla estaba en la imagen, la de este miércoles fue pésima en una segunda parte para olvidar. O más bien para recordar lo que no se tiene que hacer otros años.  

Tras el descanso, volvió el conjunto de Arturo Álvarez a mostrar una irritante falta de ideas, de fe en sí mismo, de unos mínimos de orden, de voluntad de honrar a la camiseta. Los componentes de este equipo se irán y aquí nos quedaremos con la vergüenza de una temporada llena de sinsabores, antes y después de la llegada del entrenador en sustitución de Roberto Blanco. Con noches como esta, la intención de Álvarez de seguir en el banquillo pierde legitimidad, como él mismo sabe seguramente.

El partido tuvo un extra de deprimente por la pobre entrada, sin duda la peor de esta segunda etapa del club en la LEBOro sin exceptuamos como es lógico la etapa de la pandemia. Cuesta muchísimo la cifra oficial, que sostiene que acudieron 1.120 personas, algunas de las cuales despidieron al equipo entre abucheos. Hubo una diabólica confluencia de factores: la dura competencia de la Champions y, sobre todo, la pobre temporada del equipo. Y eso que un puñado de aficionados llegó desde Fuenlabrada.

Tuvo poco de particular la primera parte en sí. Los dos equipos salieron sin una tensión excesiva, con el aroma de que no se estaban jugando demasiado. Eso fue bueno por momentos porque provocó un juego desinhibido y alegre, pero también hubo desorden y errores estúpidos. El Cáceres buscó la línea fiera que exhibió en su último partido en Burgos, pero no terminó de encontrarla en esos primeros 20 minutos. Lo peor fue la lesión de Dani Rodríguez, que, con un golpe en la cadera , intentó continuar como el enorme profesional que es, pero no pudo. Pablo Rodrigo hizo pronto tres faltas, lo que amplió los problemas en la dirección.

De la igualdad en el marcador dan fe los dos parciales de los cuartos (21-19 y 19-23). Al ecuador del choque se llegó con 40-42 tras la postrera canasta de Tomás Bellas, uno de los tres estupendos exverdinegros que tiene el ‘Fuenla’ junto al otro base, el argentino Mateo Díaz, y el pívot Jorge Bilbao..

El hundimiento

El añejo bajón del tercer cuarto, todo un clásico en distintas etapas d este equipo, se revivió de forma dolorosa. Es verdad que el Fuenlabrada tiene una plantilla muy potente, construida para, como mínimo, estar en los ‘playoffs’, pero en pocos momentos de la campaña se ha mostrado como un equipo tan sólido y letal como tras la vuelta de vestuarios.

Tres triples seguidos (dos de Atencia y uno de Gantt) sostuvieron por momentos al Cáceres de su primera crisis (de 44-49 a 53-51). La sensación era entonces que podía haber partido y que el equipo tendría una buena oportunidad de redimirse de sus malos desenlaces cuando el marcador llegaba apretado al momento caliente.

Nada más lejos de la realidad. Un jugadorazo como Jordan Swing -a eso se le llama fichar bien en medio de la temporada- lideró el despegue visitante con varias acciones espectaculares, bien secundado por Bellas y Edu Durán. La situación ya estaba muy cuesta arriba cuando arrancó el último cuarto (56-66), pero aún había un hilo de vida.

Volvió entonces la peor de las pesadillas de la 2023-24: una terrible bajada de brazos por parte de los cacereños, más propensos a hacerlo fuera de casa que ante su público. La sacudida fue rotunda sin que nadie pudiese un poco de cordura, con todos haciendo la guerra por su cuenta y dejando pasillos en defensa de los que ponen colorado a cualquiera. 

Con casi 30 arriba, el Fuenlabrada dejó de pegarle al cadáver, pero el tanteo dejó claro lo sucedido. En fin, una más. Y el domingo, Oviedo. La derrota del Melilla ante Menorca impide que ese día vaya consumarse el descenso, pero todo llega, paciencia.

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