El día amaneció ayer especialmente gris en Cáceres. Parecía que la que es en esta ciudad la jornada más intensa de la Pasión, con cuatro desfiles procesionales y una veintena de pasos recorriendo las calles, no haría acto de presencia, pero no fue así. Aunque la lluvia hizo que no se viviera en toda su intensidad y con toda su brillantez, no impidió del todo su desarrollo.

La intención de todas las cofradías era salir a las calles, "y con apenas un pequeño claro que apreciemos en el cielo lo haremos", decía a primera hora de la mañana Manuel Pérez, mayordomo de la Cofradía del Humilladero. Esta ilusión la pudieron ver cumplida, aunque obligados por la lluvia a acortar sus recorridos procesionales, las cofradías de la Sagrada Cena y el Cristo del Amor; pero no así las del Humilladero, que aunque sacó sus pasos a las puertas del templo parroquial, no realizó la procesión; ni la Vera Cruz, que aunque dudó hasta el último momento, finalmente decidió suspender.

Supuso para todos los hermanos de esta última una "gran tristeza", no ya solo por ver rota la ilusión esperada durante todo un año, sino también porque "este año nos acompañaba el señor obispo" señalaban María Antonia, su mayordoma, y Emilio Rodríguez, su hermano mayor.

Tenían además entre el público a unos espectadores de excepción, los príncipes de Bélgica que, con sus hijos, y acompañados por los duques de Luxemburgo, esperaban en el balcón del palacio de los Carvajal y Ulloa (casa de los Oriol) para presenciar su salida --dos horas antes toda la familia había asistido a los oficios del Jueves Santo en la iglesia de San Mateo--. Fue una decepción, para ellos como para los numerosos cacereños y turistas que a las ocho de la tarde, hora de inicio del desfile procesional de la Vera Cruz, esperaban a las puertas del templo parroquial.

Y mientras la Cofradía de la Vera Cruz decidía, muy a su pesar, suspender su desfile procesional, la del Cristo del Amor realizaba el suyo sin dejar de mirar al cielo. Ya por la mañana su mayordomo, Francisco Acedo, había manifestado a este diario la intención de salir, "aunque probablemente acortemos el recorrido, pues no queremos arriesgarnos", y así se vieron obligados a hacerlo.

A las siete y media de la tarde