DATOS DEL PLAN NACIONAL CONTRA LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS (PRAN) Y EL SERVICIO EXTREMEÑO DE SALUD

Extremadura lidera el consumo de antibióticos con 23.000 dosis al día

El registro mejora con una caída del 20% pero el SES reconoce que aún "queda mucho por hacer". Los centros sanitarios apuestan por los equipos especializados y la formación para limitar su uso

Envases de antibióticos expuestos en el mostrador de una farmacia.

Envases de antibióticos expuestos en el mostrador de una farmacia. / Andres R FOTOGRAFIA

El mensaje es claro: «nunca se debe pedir al médico un antibiótico, ni tratar de adquirirlo sin receta porque en la farmacia no lo dan». Combaten las bacterias y no sirven para tratar virus como la gripe, la faringitis o el dolor de garganta «más general», que son las principales causas por las que estos medicamentos se siguen reclamando al médico en las consultas de Atención Primaria. Es cierto que en los últimos años el consumo ha disminuido de forma considerable, pero según datos del Plan Nacional contra la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) los extremeños aún se mantienen a la cabeza del país con la ingesta de casi 23.000 dosis diarias. 

Es un problema de primer orden sobre el que llaman la atención médicos, veterinarios y farmacéuticos, pues de no poner freno al consumo excesivo de antimicrobianos se estima que en el año 2050 se producirán más de 50.000 muertes anuales por infecciones que antes se podían tratar fácilmente. «Nos preocupa que llegue un momento en el que no sirvan», reconoce Carlos Arjona, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Cáceres.

Según datos del PRAN, durante el año 2020 se consumieron en Extremadura 21,5 dosis diarias de antibióticos por cada mil habitantes. La tasa experimenta una rebaja muy importante debido a la irrupción del covid y el paréntesis en el normal funcionamiento de los servicios de salud por la pandemia (-20,14% sobre los datos de 2019 y más de un tercio sobre los últimos cinco años), pero con esta tasa la región aún se mantiene a la cabeza del país, donde se consumieron de media 18,2 dosis diarias por cada mil habitantes. Por detrás de la región se sitúan Comunidad Valenciana (20,03 dosis diarias) y Murcia (20,63), con datos muy alejados de las 15,5 dosis diarias de País Vasco y Navarra. 

Según Arjona, el mayor consumo de antibióticos en Extremadura puede deberse al envejecimiento de la población, donde en muchas ocasiones hay que recurrir a los antibióticos por el riesgo de las patologías asociadas, como puede ocurrir por ejemplo con una bronquitis. Arjona no aprecia un consumo «excesivo» de antibióticos en Extremadura, pero sí reconoce que todavía hay pacientes que acuden a la consulta por ejemplo con una afección de garganta y reclama un antibiótico. «Es algo que siempre ha existido y lo tenemos asumido, pero si no se ve una amigdalitis… una faringitis nunca se trata con antibióticos», recuerda Arjona. 

Tendencia a la baja desde 2018

Desde el Servicio Extremeño de Salud (SES) se indica que el consumo de antibióticos en Extremadura tiene una tendencia decreciente desde el año 2018 hasta la fecha. Según sus datos, de cada 10.000 extremeños 15,6 toman una dosis diaria de antibiótico, frente a los 26,08 que se registraban en 2018. El SES «comparte» la preocupación por el uso inadecuado de antibióticos y por ello, según lo acordado en el seno del Sistema Nacional de Salud, se ha dado difusión a las recomendaciones del PRAN y también se han elaborado planes optimización específicos para las áreas de salud. Pero reconoce que «aún queda mucho por hacer».

Entre las medidas «mas importantes» que se han adoptado hasta el momento, la Consejería de Sanidad se refiere a la creación de «equipos multidisciplinares» en los centros sanitarios, así como formación e información específica para los profesionales y la ciudadanía. También se están desarrollando herramientas de ayuda a la toma de decisiones para que los facultativos puedan decidir si hay que utilizar un antibiótico y cuál aplicar en cada caso. En este sentido, Arjona explica que «si es un cuadro vírico se descartan porque no sirven para nada; si no hay un cuadro infeccioso confirmado no se utilizan, y si hay que hacerlo, considerar no recetar lo más potente». Es decir, reservar los de «última generación», como las cefalosporinas, para evitar las resistencias y asegurar el tratamiento a los casos más graves.  

Pero en cualquier caso, Arjona insiste en que «el mensaje es nunca pedir al médico un antibiótico si este no lo considera, y no tratar de adquirirlo sin receta». De hecho, en Extremadura esto último es afortunadamente una misión imposible. «Es un tema felizmente superado, ha costado muchos años de esfuerzo entre prescriptores, dispensadores y pacientes pero en las farmacias de Extremadura ya no hay antibióticos sin receta», confirma tajante el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos, Cecilio Venegas.