ESTUDIO ELABORADO POR EL CONSEJO DE LA JUVENTUD Y LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

El 16% de los jóvenes extremeños participan en juegos de azar al menos una vez al mes

Rascas y cupones son sus favoritos, seguidos de las quinielas, las apuestas deportivas y la ruleta. La mayoría se inicia antes de los 16 años y un 3% presenta ya indicios de adicción, sobre todo chicos

Una joven caminando delante de una sala de apuestas deportivas en Cáceres.

Una joven caminando delante de una sala de apuestas deportivas en Cáceres. / SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

«Quedaba con mis amigos los viernes y los sábados y en lugar de tomarme una cerveza, me iba al local de apuestas y me tomaba una Coca-Cola, que te la dan gratis. Salía con mis amigas de la carrera y al volver a casa pues pasábamos y echábamos 2 o 3 euros, nos bebíamos la Coca-Cola y a lo mejor nos volvíamos a las 4 de la mañana». Este testimonio anónimo de una chica de 21 años es uno de los muchos que se recogen en el estudio Juegos de azar, apuestas y videojuegos en la juventud extremeña, un informe que ha elaborado el Consejo de la Juventud de Extremadura (CJEx) y que alerta de que la percepción de los juegos de azar como actividad de ocio está aumentando y se normaliza entre la población joven extremeña.

«En muchos casos son los padres y madres, incluso abuelos y tíos, los que regalan los rascas a los jóvenes, iniciándoles así en el juego»

En la elaboración del informe ha participado también la Universidad de Extremadura (Uex) y entre sus conclusiones destaca que un 16% de los extremeños de 14 a 30 años juega al menos una vez al mes. La inmensa mayoría comienza a jugar antes de los 16 y un 3% ya presenta indicios de adicción, un porcentaje que en el caso de los varones se eleva hasta el 5%. Más de la mitad de los jóvenes cree que sería fácil acceder al juego o sabe cómo hacerlo si quisiera y sus principales motivaciones son financieras (obtener más dinero) o sociales. «La gente que veo en Instagram sube todo el proceso y si ganan ponen la foto con el dinero. Si pierden no la ponen, pero siempre ponen la bebida, el local, etiquetan a los amigos...» indica otro de los testimonios recogidos. 

El informe se ha presentado este lunes en la Asamblea de Extremadura en un acto al que han acudido diputados de todos los grupos, expertos, colectivos sociales y también el propio consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles. «Nos parecían cifras lo bastante importantes como para presentar el informe aquí, donde están las personas que pueden hacer algo para cambiar esto», ha explicado la presidenta del CJEx, Olga García.

Una actividad más de ocio

Karmele Mendoza, profesora de la Facultad de Educación y Psicología de la Uex, es la responsable del estudio. «Los locales de apuestas han sabido ocupar esa carencia de espacios que hay en las ciudades para los jóvenes. Y creo que es una oportunidad para repensar que necesitan espacios de ocio saludables en los que ellos mismos se puedan definir», dice. 

"Las salas de juego han sabido ocupar esa carencia de espacios que hay en las ciudades para los jóvenes"

Una de las principales aportaciones del estudio es esa: que la percepción del el juego como práctica de ocio está aumentando y se está normalizando entre la población adolescente y joven a pesar de estar prohibido para menores de 18 años. Y frente a la estigmatización de las apuestas deportivas, que también preocupan, se pone el foco en otras modalidades de juego que están «normalizadas» por la sociedad y que hoy en día no se perciben como un peligro.  

Un buen ejemplo son los ‘Rascas’ y cupones de la ONCE, el juego más popular entre la juventud extremeña: al menos un 30% ha participado y entre un 20% y un 25% lo hace habitualmente, al menos una vez al mes. Lo mismo ocurre con las quinielas, el Euromillón, la Primitiva o la Bonoloto, donde un 20% de los menores de 30 años invierte de forma habitual, frente al 14% que lo hace en las apuestas deportivas, ya sea por internet o en salas. 

Las apuestas en ruletas están emergiendo como otra opción más y un 13% de los chicos participan al menos una vez al mes. Y también lo hacen en juegos más tradicionales, como el bingo (15%) o las máquinas tragaperras de los bares (un 13% en el último mes). 

El papel de la familia

La mayoría de los progenitores sí cuestionan que sus hijos participen en apuestas deportivas, ruletas o máquinas tragaperras porque entienden son prácticas peligrosas y tratan de prevenirlas. Es cierto, estos juegos comparten características que les hacen más adictivos: el corto intervalo entre la apuesta y el resultado y la posibilidad de realizar nuevas apuestas para incrementar la ganancia o recuperar la pérdida son algunas de ellas. 

Pero esto también ocurre, alerta el informe, con los ‘rascas’, que se perciben como inofensivos. «En muchos casos son los padres y madres, incluso abuelos y tíos, los que regalan los rascas a los jóvenes, iniciándoles así en el juego».

Frente a todo esto, expertos como la responsable del estudio abogan por invertir en establecimientos de ocio alternativo que ofrezcan a los jóvenes diversión sin riesgos. También una mayor regulación de la publicidad y más control en el acceso a los locales y páginas web. Al respecto, Tostado explica que el 54% de los estudiantes tiene un local de apuestas en el camino al instituto y en las ciudades de más de 20.000 habitantes, el 60% se sitúa a menos de 300 metros de un centro educativo. «Esto quiere decir que la ley 1/2019 no está siendo del todo eficaz», apunta la presidenta del CJEx.

El consejero de Sanidad, José María Vergeles, ha destacado en su intervención la necesidad de abordar esta problemática de forma global, pues a su juicio el estudio evidencia que «las leyes no lo son todo» y que se necesitan otras herramientas que luchen contra esta normalización del juego y el tiempo de ocio en los jóvenes. Asimismo, aboga por afrontar las adicciones de un modo profesional y dar formación a las familias para que sepan y puedan poner límites a sus hijos.

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